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Putin se protege de otro desastre como el de Kursk y pone a Jarkov en su mira creando una "buffer zone" en la frontera con Ucrania

Publicado: mayo 25, 2025, 1:30 pm

«Se ha ordenado a las tropas rusas que creen una zona de amortiguación a lo largo de la frontera con Ucrania y están cumpliendo activamente estas órdenes», declaró este jueves el presidente ruso, Vladímir Putin, durante una reunión por videoconferencia con miembros de su gobierno.

No está claro en qué consiste esa especie de zona de seguridad que el líder del Kremlin tiene en mente, pero uno de sus objetivos es evitar a toda costa que se repita una incursión ucraniana en territorio ruso, como ocurrió en Kursk, región tomada parcialmente por las tropas de Zelenski en agosto de 2024 y que Moscú ha tardado casi un año en recuperar. De hecho, Ucrania todavía controla pequeñas áreas de Kursk, aunque ya son solo testimoniales y ni siquiera han impedido que Putin visitara la región personalmente esta semana para dar fe que vuelve a estar en sus manos.

«Aunque militarmente no tenía mucho valor, para Rusia ha sido un gran desprestigio que Ucrania tomara parte de la región de Kursk y también las incursiones ucranianas que está habiendo en otras regiones fronterizas rusas, como Briansk o Belgorod. Eso es algo que Putin no puede permitir y por eso quiere reforzar la frontera o habla de crear una zona de amortiguación», explica el almirante Juan Rodríguez Garat, analista militar que monitoriza la guerra de Ucrania desde los primeros días de la invasión.

Pero una vez recuperado el control de Kursk, el anuncio de crear esa zona de amortiguación podría ir mucho más allá de evitar nuevas incursiones ucranianas, tal y como refleja el almirante: «Esta es una guerra de conquista y lo que realmente quiere Putin es ocupar todo el terreno ucraniano que pueda. Cuando habla de zona de amortiguación, su intención es crear una ‘buffer zone’ en territorio ucraniano, obviamente. Se trata de conquistar más territorio ucraniano».

Y los hechos dan la razón al almirante porque este viernes Moscú anunció la toma de la localidad de Radkivka, en la región ucraniana de Járkov, lo que invita a pensar en que Putin está comenzando a implentar esa zona de seguridad al otro lado de su frontera.

Garat considera que esa ‘buffer zone’, que técnicamente es una zona desmilitarizada, esconde el interés de Putin en acercarse a dos importantes ciudades ucranianas situadas muy cerca de la frontera rusa, Sumi y, sobre todo, Járkov, la segunda urbe más poblada de Ucrania y en la que el ruso era el idioma más hablado antes de la guerra: «Putin lleva más de un año intentando penetrar en las regiones de Sumi y Járkov, pero está fracasando. El año pasado lanzó una gran ofensiva para acercarse a la ciudad de Járkov, que la quiere anexionar a Rusia, pero se quedó a cinco kilómetros y tuvo que retirarse. El frente está prácticamente inmovilizado desde hace más de un año. Rusia ha ido ganando algo de terreno tomando algún pueblo pequeño, pero no conquista ninguna ciudad mínimamente importante desde hae dos años».

Ya hubo una ‘buffer zone’ en el Dombás y no funcionó

«Que Putin hable de zona desmilitarizada puede significar que está dispuesto a negociar sobre ella, pero para que una ‘buffer zone’ funcione normalmente tiene que ir en las dos direcciones, es decir, que habría que crear una zona desmilitarizada a ambos lados de la frontera y, por lo tanto, también en territorio ruso. Habría que establecer una franja de 20 o 25 kilómetros a ambos lados en la que no se podrían desplegar unidades militares ni artillería pesada, lo que implicaría que Putin tendría que replegar sus tropas hacia el norte y no creo que esté muy dispuesto a ello», afirma un oficial superior del Ejército de Tierra español.

Además, recuerda que la ‘buffer zone’ ya se acordó en el Dombás y no tuvo demasiado éxito: «En los acuerdos de Minsk de 2014 se estableció una zona desmilitarizada en la cual no se podían instalar artillerías ni unidades militares y se desplegaron observadores internacionales sobre el terreno para verificar el cumplimiento de los acuerdos, pero hubo violaciones constantes del alto el fuego».

«El concepto de zona de amortiguación es absurdo y no es más que una expresión de Putin, que solo puede entenderse como una forma de justificarse ante las presiones de Trump y sus socios. Lo que persigue realmente es desplazar la frontera hacia el interior del territorio ucraniano para ganar más terreno», dice Garat, quien prevé una nueva ofensiva rusa en ese sentido: «Rusia está reclutando a más gente y en lugar de desgastar sus recursos con ataques diarios, está reduciendo la frecuencia de esos ataques para ahorrar y acumular fuerzas de cara a lanzar una ofensiva, probablemente este verano, que podría centrarse en las regiones de Sumi y Járkov, además del Dombás».

«Putin quiere una Ucrania desmilitarizada»

«Cuando creas una zona desmilitarizada, siempre corres el riesgo de que una de las partes la ocupe porque la otra no tiene fuerzas para defenderla», señala el oficial del Ejército de Tierra, que también considera que esa zona de amortiguación podría esconder intereses espurios de Putin: «Siempre ha dicho que quiere a Ucrania fuera de la OTAN y, además, desmilitarizada para que no suponga ninguna amenaza, pero eso facilitaría que dentro de cuatro o cinco años Rusia pudiera conquistar todo el país sin resistencia. Es algo inaceptable para Zelenski y también para los aliados occidentales, que estamos haciendo todo lo contrario, que es armar a Ucrania y firmar contratos para fabricar en territorio ucraniano armamento y munición. La idea no es desmilitarizar a Ucrania, sino reforzarla militarmente».

Desde Ucrania también han recibido con cautela el anuncio de crear una zona de amortiguación en la frontera. «Estas palabras demuestran claramente que son Putin y Rusia quienes obstaculizan los esfuerzos de paz y que deben ser sometidos a una mayor presión por todos los medios para obligarlos a aceptar la paz y un alto el fuego completo y duradero. En cuanto a las zonas de amortiguación, pueden ubicarse en territorio ruso», ha declarado el portavoz de Exteriores Heorhii Tykhyi.

En cualquier caso, parece que los tímidos intentos de Trump de ejercer como mediador para alcanzar un acuerdo de alto el fuego no han dado ningún fruto. «Creo que Estados Unidos ya ha tirado la toalla. Aunque no puede decirlo públicamente porque sería reconocer un fracaso de Trump, la administración norteamericana sabe que no va a ser posible lograr un alto el fuego y que la guerra va a ser larga», dice Garat.

El analista entiende, además, que el discurso de EEUU ya está virando y se va alejando poco a poco del Kremlin: «Está de acuerdo, por ejemplo, en mantener la congelación de los activos rusos en Occidente y en calificar lo ocurrido como una agresión de Rusia, algo que no defendía hace un mes. Desde la firma del acuerdo de minerales con Zelenski, también se ha prestado a venderle armamento, como piezas de repuesto de F-16, y ha autorizado el envío de carros de combate Abrams australianos».

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