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¿Pueden EEUU y Rusia cerrar la guerra de Ucrania sin Ucrania? La historia ya nos lo ha mostrado antes

Publicado: marzo 1, 2025, 9:20 pm

¿Pueden negociar Estados Unidos y Rusia el futuro de un tercer país sin contar con el afectado? ¿Pueden Donald Trump y Vladimir Putin discutir y acordar el fin de la guerra de Ucrania sin contar con ese país? Parece que el presidente Volodímir Zelenski ha logrado a última hora que cuenten con él, aunque para ello va a tener que «regalar» una buena parte de sus tierras raras, petróleo y gas.

Ucrania iba a llegar a un acuerdo con EEUU para explotar todos esos recursos, según habían trasladado funcionarios ucranianos a varios medios internacionales. Con ese pacto, Kiev esperaba mejorar las relaciones con la Administración de Trump y allanar el camino para establecer garantías de seguridad estadounidenses frente a Rusia.

Pero el desencuentro ocurrido este viernes en el Despacho Oval ha hecho añicos el acuerdo y ha puesto al país invadido en una situación más complicada que antes.

Pero volviendo a la pregunta inicial, en términos de derecho internacional, EEUU y Rusia no deberían negociar el futuro de Ucrania sin contar con Zelenski. No obstante, lo cierto es que la historia muestra unas cuantos ejemplos de cómo el que puede lo hace e impone sus intereses. Son episodios en los que las grandes potencias acordaron el futuro de un territorio sin contar con la población afectada.

De cómo Europa se repartió África y sus riquezas

Hasta 1885, la presencia europea en el continente africano se había limitado a los territorios portugueses y los enclaves costeros en la zona de Argelia y Túnez francesas, África del sur británica y estados bóeres. El interior de África era un territorio poco conocido y donde se desarrollaban culturas nativas con distintos grados de desarrollo.

Tras el viaje de exploración de Henry Morton Stanley, que acabó en 1877, casi todo el territorio de África estaba ya cartografiado. Con ese conocimiento y de la mano del nacionalismo y el imperialismo, los países europeos se lanzaron a la conquista de las riquezas africanas.

Había territorio para todos; sólo había que organizarse. La Conferencia de Berlín, también conocida como la Conferencia del Congo, se convocó para ordenar en beneficio de las potencias europeas la expansión colonial en África y resolver su repartición. Participaron Alemania, Bélgica, España, Francia, Turquía, Italia, Reino Unido, Portugal, pero también algunos estados sin intereses en el continente africano como el Imperio austrohúngaro, Países Bajos, Dinamarca, Estados Unidos, Rusia y Suecia/Noruega.

En pocos años, tras la conferencia, todo el continente africano quedó repartido entre las potencias salvo Liberia y Abisinia (hoy Etiopía). Pero la fórmula de reparto establecido en Berlín encontró la resistencia de las culturas nativas con las que, por supuesto, nadie había contado.

Esas tribus y naciones africanas dificultaron el avance colonial en lo que pudieron, pero a la larga no pudieron impedir la ocupación efectiva del territorio, salvo en el caso de Abisinia en 1896 sobre los italianos. Algunos ejemplos de resistencia indígena fueron: las guerras entre Reino Unido y los Ashanti en Costa de Oro (actual Ghana), la resistencia de los Anyong en Nigeria, la del pueblo Nandi en Kenia, la rebelión Maji Maji en el África Occidental Alemana, los zulúes en África del Sur, Herero en África del Sudoeste Alemana, la resistencia de los rifeños al protectorado franco-español en Marruecos o la oposición libia a la penetración italiana.

Reino Unido, Francia y el mapa de Oriente Próximo

Conocido oficialmente como el Acuerdo de Asia Menor, el Acuerdo Sykes-Picot se firmó el 16 de mayo de 1916 y lo hemos visto reflejado en el cine. Aquel coronel T. E. Lawrence, interpretado por Peter O’Toole en la película Lawrence de Arabia, acaba traicionado y decepcionado porque las potencias europeas olvidan su compromiso de crear una patria nacional y árabe en el área de Gran Siria.

Sykes-Picot fue un pacto secreto que alcanzaron Reino Unido y Francia para definir las esferas de influencia y control de los dos países en el Próximo Oriente en el caso de que la Triple Entente obtuviera la victoria en contra del Imperio otomano en la Primera Guerra Mundial. La Triple Entente era la alianza de británicos, franceses y rusos en los inicios del siglo XX.

Ignorando fronteras étnicas y religiosas, el acuerdo definió las fronteras de Irak y Siria, y ha llevado hasta el conflicto actual entre Israel y Palestina. Los británicos se quedaron con el control de las áreas desde la línea de la costa del mar Mediterráneo hasta el Río Jordan, Jordania, el sur de Irak y una pequeña área que incluyó los puertos de Haifa y Acre para dejar acceso al Mediterráneo. Los franceses, el control del sureste de Turquía, el norte de Irak, Siria y Líbano.

Además, el Imperio ruso iba a recibir Estambul, los Estrechos Turcos y Armenia. Pero tras la derrota del Imperio otomano y la posterior partición de sus territorios, el acuerdo dividió las provincias árabes de los otomanos fuera de la Península arábiga en áreas de influencia y control de británicos y franceses. Además, se propuso una «administración internacional» para Palestina. Luego, a partir de 1948 y la fundación del Estado de Israel, pasó lo que pasó (lo que aún pasa).

El estéril intento de parar a Hitler en los Sudetes

Los Acuerdos de Múnich fueron firmados la noche del 30 de septiembre de 1938 por los jefes de Gobierno de Reino Unido, Francia, Italia y Alemania, con el objetivo de solucionar la Crisis de los Sudetes (región perteneciente a Checoslovaquia). Los checos llamaron a aquellos acuerdos «la traición de Múnich». A sus representantes no se le permitió tomar parte en la conferencia.

El primer ministro británico, Neville Chamberlain, y su homólogo francés, Édouard Daladier, aprobaron la incorporación de los Sudetes a Alemania, con el pretexto de que la mayor parte de sus habitantes eran de habla alemana. Londres y París se mostraron complacientes con los deseos de la población alemana de esa región. En realidad, intentaron «domar» la expansión de la Alemania de Adolf Hitler… cosa que, como bien sabemos, no consiguieron

Cómo salvar a los judíos de los nazis

La Conferencia de Evian fue una iniciativa del presidente de EEUU, Franklin Delano Roosevelt para discutir el problema de los refugiados judíos víctimas de las políticas discriminatorias de la Alemania nazi. La conferencia tuvo lugar en Évian-les-Bains (Francia) entre el 6 y el 15 de julio de 1938. Ningún representante del pueblo judío pudo participar (Golda Meir, futura líder israelí, asistió como observadora).

Poco se logró. Los nazis redujeron los trámites de salida para los refugiados judíos y algunos países latinoamericanos, como México o Venezuela, aceptaron recibir judíos dentro de su territorio, pero fueron muy pocos. Se presionó a Alemania para que permitiera la salida de judíos, pero en realidad la mayoría de países asistentes no facilitó su llegada, con la excepción de República Dominicana.

De cómo Hitler y Stalin decidieron no agredirse

El 23 de agosto de 1939, Alemania y la Unión Soviética firmaron el Tratado de no Agresión, también conocido como Pacto Ribbentrop-Mólotov. Se firmó nueve días antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial. Con este pacto que firmaron sus ministros de Exteriores, Hitler y Stalin se repartieron el territorio de la Segunda República polaca, estableciendo su frontera en el río Vístula.

El tratado establecía que Polonia quedaría como zona de influencia que se repartirían entre ambos estados mediante un común acuerdo que tuviese en cuenta los intereses mutuos. Los soviéticos lograban que Alemania reconociese a Finlandia, Estonia, Letonia y Besarabia como zonas de interés y, más tarde, también Lituania (a cambio de respetar los intereses alemanes en la ciudad de Vilna).

El acuerdo duró poco. En 1941, en un movimiento que de no haberse producido tal vez hubiera cambiado la suerte de Europa, Hitler decidió invadir la URSS.

Yalta o cómo EEUU y la URSS se repartieron Europa

EEUU y la URSS estaban ganando la Segunda Guerra Mundial. No bastaba con derrotar a Hitler sino que había que imponer las condiciones de la nueva paz, del nuevo mundo que nacería de las ruinas de Europa. Eso fue la Conferencia de Yalta, que tuvo lugar entre el 4 y el 11 de febrero de 1945 en esa ciudad de la península de Crimea.

Fue el encuentro de los tres principales líderes del bando aliado: Franklin D. Roosevelt (Estados Unidos), Winston Churchill (Reino Unido) y Iósif Stalin (Unión Soviética). Acordaron el ataque final contra la Alemania nazi y decidieron su división. Al tiempo, a la URSS se le dio una esfera de interés en Europa del Este. En la practica se creó la arquitectura política que conduciría a la división de Europa en dos bandos y a la Guerra Fría.

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