Publicado: abril 28, 2025, 3:00 pm

En Venezuela ejercer el periodismo se puede pagar con cárcel. Tras las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, un total de 13 trabajadores de la prensa permanecen detenidos tras las protestas postelectorales, después que otros 18 fueron excarcelados. Y en los primeros meses de 2025 se han generado nuevas detenciones contra algunos periodistas que muestran en redes sociales temas “incómodos” para el chavismo; esto se enmarca también en un discurso de ataque contra la prensa independiente y acusaciones directas a periodistas en el exilio.
Por: La Hora de Venezuela | Tal Cual
La confiscación de la sede de El Nacional por una multa millonaria tras una demanda interpuesta por Diosdado Cabello, la transformación radical de la línea editorial de medios como Globovisión y El Universal tras cambios de dueños bajo sospecha o sancionado por Estados Unidos y el cierre o censura de más de 400 medios en los últimos años, desde canales internacional a radios comunitaria, son parte del ecosistema de censura, acoso y persecución al periodismo y la libertad de prensa en Venezuela durante los últimos 20 años.
Recientemente, detenciones como la de la periodista Nakary Mena, quien tras un reporte en redes sociales para el medio Impacto Venezuela fue privada de libertad, muestran una nueva tendencia sobre los “temas sensibles” de los que el chavismo no quiere que se hablen.
El reportaje de Mena sobre la percepción del aumento de la delincuencia en Caracas motivó su arresto, así como el reporte sobre el asesinato de una líder comunal en un barrio llevó a la detención momentánea del periodista de sucesos Roman Camacho en marzo de este año.
Pero no solo el tema de la delincuencia es delicado de tratar, la economía también se ha vuelto un tema sensible. Un reportaje sobre la brecha cambiaria del dólar oficial y el paralelo y de cómo esto genera aumento de los precios en el país, llevó al comunicador Nelin Escalante a una detención por siete días en octubre de 2024.
Además de la temática, el canal por el que se comunica también muestra un factor de marcaje del chavismo en contra de los periodistas. Las detenciones de estos tres comunicadores ocurrieron después de que su rostro saliera en publicaciones difundidas por sus cuentas en redes sociales o cuentas del medio para el que trabajan.
Los delitos por los que se encarcela a los periodistas en Venezuela también han evolucionado, además del delito de incitación al odio, por el que miles de ciudadanos han sido encarcelados tras las elecciones del 28 de julio; ahora se suma un cargo nuevo: “distribución de noticias falsas”, el cual no es ni siquiera un delito tipificado en el Código Penal Venezolano.
De forma similar a la Operación Tun Tún que criminalizó a los ciudadanos parte de los Comanditos electorales, para más tarde justificar acciones policiales y judiciales en su contra, los arrestos a activistas y periodistas son precedidos o “justificados” posteriormente por narrativas digitales impulsadas desde el oficialismo. De esta forma, se está tejiendo en Venezuela un nuevo esquema represivo contra el periodismo que utiliza las redes sociales como canales de difusión ante el bloqueo de las páginas de los medios independientes del país.
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