Publicado: marzo 20, 2025, 2:30 pm
¿Por qué no recordamos apenas cosas de nuestra infancia aunque es el periodo en el que cosas aprendemos? Hasta ahora se pensaba que no retenemos estas experiencias porque la parte del cerebro responsable de guardar los recuerdos, el hipocampo, aún se está desarrollando y no alcanza su máximo desarrollo hasta bien entrada la adolescencia y, por ello, no puede codificar recuerdos en nuestros primeros años. Sin embargo, una nueva investigación realizada en la Universidad de Yale (EE.UU.) encuentra evidencia de que esto no es así. Publicado en la revista ‘ Science ‘, el estudio trató de averiguar que ocurre en el cerebro de los bebés mostrándoles imágenes para posteriormente comprobar si las recordaban. Según los investigadores, cuando el hipocampo de un bebé estaba más activo al ver una imagen por primera vez, era más probable que la reconociera posteriormente. Los hallazgos indican que los recuerdos pueden, efectivamente, codificarse en nuestro cerebro durante los primeros años de vida. Ahora los científicos están estudiando qué sucede con esos recuerdos a lo largo del tiempo. Nuestra incapacidad para recordar eventos específicos de los primeros años de vida se denomina « amnesia infantil ». Sin embargo, estudiar este fenómeno es un desafío. «El sello distintivo de este tipo de recuerdos, que llamamos recuerdos episódicos, es que puedes describirlos a otros, pero eso no es posible cuando se trata de bebés preverbales», explica Nick Turk-Browne , director del Instituto Wu Tsai de Yale y autor principal del estudio. El equipo, dirigido por Tristan Yates, investigador postdoctoral en la Universidad de Columbia , utilizó un método que consistía en mostrar a bebés de entre cuatro meses y dos años la imagen de un rostro, objeto o escena nuevos. Posteriormente, después de que los bebés vieran varias imágenes más, los investigadores les mostraron una imagen previamente vista junto a una nueva. «Cuando los bebés solo han visto algo una vez, esperamos que lo miren con más atención al volver a verlo -dijo Turk-Browne-. Por lo tanto, en esta tarea, si un bebé mira fijamente la imagen anterior más que la nueva que está junto a ella, puede interpretarse como que la reconoce como familiar». El equipo, pionero en métodos para realizar imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI) con bebés despiertos (lo que históricamente ha sido difícil debido a la corta capacidad de atención de los bebés y su incapacidad para quedarse quietos o seguir instrucciones), evaluó la actividad en el hipocampo de los bebés mientras veían las imágenes. En concreto, evaluaron si la actividad hipocampal estaba relacionada con la solidez de los recuerdos de un bebé. Descubrieron que cuanto mayor era la actividad en el hipocampo cuando un bebé observaba una imagen nueva, más tiempo la miraba cuando reaparecía posteriormente. La parte posterior del hipocampo (la porción más cercana a la nuca), donde la actividad de codificación era más intensa, es la misma área que se asocia principalmente con la memoria episódica en adultos. Estos hallazgos se apreciaron en los 26 bebés analizados, pero fueron más contundentes entre los mayores de 12 meses. Previamente, el equipo descubrió que el hipocampo de los bebés de tan solo tres meses mostraba un tipo diferente de memoria llamada ‘aprendizaje estadístico ‘. La memoria episódica se refiere a recordar eventos específicos, como una cena con amigos, mientras que el aprendizaje estadístico se enfoca en identificar patrones entre eventos, como el aspecto de los restaurantes o la ubicación de estos. La memoria episódica y el aprendizaje estadístico utilizan vías neuronales distintas en el hipocampo. Estudios previos en animales muestran que la vía de aprendizaje estadístico, ubicada en la parte anterior del hipocampo, se desarrolla antes que la de la memoria episódica. Turk-Browne sugiere que la memoria episódica podría aparecer más tarde en la infancia, alrededor del año, considerando las necesidades de los bebés. «El aprendizaje estadístico consiste en extraer la estructura del mundo que nos rodea, afirma-. Esto es crucial para el desarrollo del lenguaje, la visión, los conceptos y más. Por lo tanto, es comprensible que el aprendizaje estadístico pueda entrar en juego antes que la memoria episódica». Aun así, este trabajo demuestra que el hipocampo puede codificar los recuerdos episódicos antes de lo que se creía, mucho antes de los primeros recuerdos que podemos registrar en la edad adulta. Entonces, ¿ qué ocurre con estos recuerdos ? Existen varias posibilidades, afirma Turk-Browne. Una es que los recuerdos no se almacenen a largo plazo y, por lo tanto, simplemente no duren mucho. Otra es que los recuerdos persistan mucho después de la codificación y simplemente no podamos acceder a ellos. Turk-Browne sospecha que podría ser esto último. En un trabajo en curso, el equipo de Turk-Browne está probando si los bebés, niños pequeños y niños pueden recordar videos caseros tomados desde su perspectiva cuando eran bebés (más pequeños), y los resultados piloto tentativos muestran que estos recuerdos podrían persistir hasta la edad preescolar antes de desvanecerse. Los nuevos hallazgos, dirigidos por Yates, proporcionan una conexión importante. «El trabajo de Tristan en humanos es compatible con la evidencia reciente en animales que indica que la amnesia infantil es un problema de recuperación -afirma Turk-Browne-. Estamos trabajando para rastrear la persistencia de los recuerdos hipocampales a lo largo de la infancia e incluso estamos empezando a considerar la posibilidad radical, casi de ciencia ficción , de que puedan perdurar de alguna forma en la edad adulta, a pesar de ser inaccesibles».