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¿Por qué los infartos por la noche son menos graves? Un estudio explica la razón

Publicado: diciembre 12, 2025, 11:30 am

Los infartos que ocurren durante la noche suelen ser menos graves que los que tienen lugar durante el día. Ahora, un estudio explica una posible razón y abre la puerta a posible terapias. Publicada en ‘ Journal of Experimental Medicine ‘, la investigación describe cómo un «reloj interno» en los neutrófilo, un tipo de glóbulo blanco clave en la respuesta inmunitaria, regula su agresividad a lo largo del día y determina el grado de daño que provocan en el corazón tras un infarto. Los neutrófilos forman parte de la primera línea de defensa del organismo frente a infecciones y lesiones tisulares . Sin embargo, su actividad inflamatoria, esencial para eliminar células dañadas o infectadas, también puede afectar al tejido sano. Décadas de trabajos han demostrado que casi la mitad del daño cardíaco tras un infarto se debe precisamente a su acción. Y esta actividad no es constante: fluctúa a lo largo del día según un ritmo circadiano que los hace más destructivos durante las horas diurnas. El equipo de Andrés Hidalgo en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale identificó que los neutrófilos poseen un reloj interno que regula su grado de agresividad. Durante la noche, estas células adoptan un modo « menos dañino », respetando más el tejido sano cuando migran hacia la lesión. Por el contrario, durante el día pierden esta direccionalidad y pueden causar más daño colateral. El análisis de miles de pacientes del Hospital 12 de Octubre , en colaboración con el Héctor Bueno , confirmó esta dinámica: los infartos nocturnos son menos severos porque los neutrófilos están menos activos y su respuesta es más ordenada en ese periodo. La primera autora del estudio, Alejandra Aroca-Crevillén, explica que « por la noche, los neutrófilos se dirigen a la zona dañada respetando el tejido sano . Durante el día pierden esta precisión y lesionan áreas que no están afectadas». A partir de estos hallazgos, los investigadores desarrollaron una estrategia farmacológica para bloquear el reloj molecular de los neutrófilos y mantenerlos en un estado «nocturno» incluso durante el día. Según Hidalgo, el compuesto utilizado «imita un factor que el cuerpo produce principalmente durante la noche», engañando a los neutrófilos para que reduzcan su actividad tóxica. El estudio profundiza en este mecanismo. El equipo de Hidalgo demostró que un fármaco experimental, ATI2341, puede inhibir el reloj de los neutrófilos y reducir así el daño cardíaco en modelos animales de infarto . ATI2341 actúa sobre un receptor de la superficie de estas células y las induce a comportarse como lo harían en horario nocturno. En el modo diurno, los neutrófilos tienden a acumularse en el borde de la herida cardíaca, dañando el tejido sano circundante y expandiendo la lesión. En cambio, en modo nocturno se concentran en el centro del área dañada, lejos del tejido sano. Una de las observaciones más relevantes es que esta manipulación del reloj circadiano no parece comprometer la capacidad del sistema inmunitario para combatir infecciones. De hecho, el estudio muestra que, además de proteger el corazón, la estrategia puede mejorar la respuesta antimicrobiana y reducir complicaciones inflamatorias en otras patologías, como la anemia falciforme. «Nos sorprendió comprobar -destaca Aroca-Crevillé- que el bloqueo del reloj circadiano de los neutrófilos no solo protege el corazón, sino que también mejora la defensa frente a algunos microbios y reduce las embolias asociadas a la anemia falciforme». Los autores consideran que estos hallazgos abren la puerta a terapias basadas en la cronobiología del sistema inmunitario . Actuar sobre el «checkpoint circadiano» de los neutrófilos podría permitir controlar la inflamación sin debilitar las defensas naturales del organismo. «Esta estrategia terapéutica ofrece una ventaja respecto a otros enfoques que alteran la función o el número de neutrófilos, comprometiendo la capacidad del huésped para controlar infecciones o cicatrizar heridas», señala Hidalgo.

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