Publicado: marzo 19, 2025, 12:30 am
La semana pasada, el presidente, Pedro Sánchez, llevó a cabo una ronda de contactos con los diferentes grupos parlamentarios para mostrarles la necesidad de nuestro país de invertir más en defensa, después de que Trump haya roto los acuerdos multilaterales en el marco de la defensa y de la seguridad común.
La nueva estrategia geopolítica de Estados Unidos obliga a Europa a capacitarse para poder asegurar una defensa y una seguridad que antes teníamos garantizadas por la capacidad de disuasión de los Estados Unidos. Ahora que la situación ha cambiado de forma radical, no podemos caer en la demagogia de asimilar el gasto en defensa con la beligerancia de un país, porque de lo que se trata es de seguir asegurando la paz en nuestras fronteras y la de nuestros vecinos.
Para defender nuestro estado del bienestar, nuestras libertades y nuestro progreso, debemos asegurar nuestro marco de convivencia común frente a amenazas externas capitalizadas por unas superpotencias que han dejado atrás las reglas de juego democráticas, y que priorizan la guerra económica y la expansión territorial.
Si queremos asegurar la paz, debemos tener la capacidad para ello, y España está dispuesta a hacerlo. El último CIS refleja que el 75% de la ciudadanía de nuestro país apoya que la UE aumente su capacidad de defensa, y el 67,8%, la creación de un ejército común europeo. No podemos mirar hacia otro lado.
España tiene una buena industria de defensa, con empresas públicas como Navantia que son referentes a nivel mundial, y que son y serán pieza clave en este refuerzo especialmente tecnológico de nuestras capacidades. La ciberseguridad, el desarrollo de sistemas autónomos y el refuerzo de nuestra inteligencia deben ser una parte importante del aumento de recursos. España tiene la capacidad de aumentar su gasto en defensa, repercutiendo de forma directa a la creación de riqueza en nuestro país con nuestra industria y nuestros profesionales.
Y debemos llevar a cabo este cometido, a la vez que reforzamos aquello que queremos defender, huyendo de los postulados que contraponen la inversión en seguridad con el seguir reforzando nuestro estado del bienestar. Porque la cuestión es generar un contexto de seguridad para seguir avanzando en derechos y libertades.