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…Pero no es control de precios…

Publicado: febrero 11, 2025, 3:00 am

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Primero, la amenaza por parte de la Presidenta: “No quiero cerrar gasolineras, perseguir empresarios o normar márgenes de ganancia”. Después, la propuesta a los dueños de las estaciones de servicio: “Establezcamos un pacto, un acuerdo de manera voluntaria de un ‘precio máximo’ de los combustibles entre todos antes de estar cerrando gasolineras y que no tengamos que estar ahí (sic) en la persecución de las gasolineras que estén con precios extremadamente altos”. 

Más aún, continuó con la perorata contradictoria de que “no es fijar el precio, pero sí que haya un acuerdo voluntario. No puede ser que un gasolinero le saque 6 pesos a cada litro, cuando el máximo que pudiera llegar a sacar es 2 pesos y ya estamos hablando de mucho”. Y “condeno que las gasolineras eleven sus precios para conseguir ganancias”.

Estas declaraciones de la Presidenta son un galimatías que denotan la pésima asesoría que tiene en materia económica, pero también las telarañas ideológicas. ¿Qué son precios extremadamente altos? ¿Por qué el máximo que el gasolinero pudiera llegar a sacar son dos pesos? Dice que ya estamos hablando de mucho, ¿sí? ¿Comparado con qué?

El mecanismo de precio de las gasolinas contempla, principalmente, la evolución de la inflación, el tipo de cambio, los estímulos fiscales, la estructura de costos, incluida la distribución, y el precio internacional. La Presidenta pide “definir entre todos hasta dónde puede valer la gasolina y, a partir de ahí, que haya competencia y que el consumidor elija dónde va a cargar gasolina”. Realmente, sostener un precio máximo es difícil. Además, está el tema del IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios), que para la gasolina se actualiza anualmente. Para 2025,

el IEPS para las gasolinas quedó fijado en 6.45 pesos por litro de Magna, 5.45 pesos por litro de Premium y 7.09 por litro de diésel. Esta recaudación, aunque no etiquetada, al final se reinyecta como apoyo financiero a Pemex. Es una proporción importante del precio: si el litro de Magna cuesta hoy 22.25 pesos, el IEPS absorbe 30% del precio.

Ahora bien, el IEPS puede utilizarse también como un mecanismo compensador para el gasolinero ante incrementos fuertes del precio internacional. Si, por ejemplo, el precio máximo “voluntario” queda en 22 pesos, entonces, si una presión internacional lleva el precio a 26, el aumento podría compensarse con parte de la recaudación de los 6.45 pesos del IEPS. Pero al final, la decisión es arbitraria y discrecional, pues la Presidenta advirtió: “Lo que no queremos es usar el IEPS para financiar la ganancia de los gasolineros. Eso no, no está bien”. ¿Usted entendió?

Hace unos días, la Presidenta insistió en que está cerca de lograr el “Acuerdo Nacional para estabilizar el precio de la gasolina”. Al igual que el fracasado PACIC de la canasta básica, ese pacto sería un control de precios. Está comprobado que los controles administrativos, en vez de la libre evolución de las variables mencionadas que determinarían el precio, son una ficción alejada de la realidad y se vuelven inefectivos. Pero mientras prevalezca la tara ideológica de que los controles de precios son parte del modelo del “humanismo mexicano” que desacredita al neoliberalismo, seguiremos con una política económica con brújula perdida.

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