Publicado: febrero 11, 2025, 1:00 am
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Nadie puede negar que los cárteles mexicanos de la droga son un cáncer que tenemos que extirpar porque está haciendo metástasis. También debemos de reconocer que los narcotraficantes y en general la delincuencia organizada existen en nuestro país y tienen fuerza por la complicidad de algunos altos mandos del Ejército, de corruptos funcionarios de los tres niveles de gobierno y de los malos impartidores de justicia.
Pero no por esta razón habremos de permitir que tropas estadounidenses entren a nuestro territorio con el pretexto de poner orden y acabar con el tráfico de drogas que lacera a los habitantes de EU. Entre una cosa y la otra hay una distancia más grande que el ego de Donald Trump.
Sin embargo existen mexicanas y mexicanos que verían con buenos ojos una invasión de esa naturaleza. Son tres las causas principales por lo que éstas personas desearían que el asedio del Ejército del Tío Sam, comandado por el Demonio Anaranjado, se hiciera efectivo: una porque son más fascistas que el mismísimo Donald; otra por la ignorancia de los innumerables conflictos bélicos que la intervención del imperialismo norteamericano ha ocasionado en el planeta, con resultados nefastos, a lo largo de su historia, con el pretexto de la defensa de la democracia o de la lucha contra el delito; tres por las dos anteriores juntas.
Bajo éstas circunstancias suena sensato y razonable el llamado que el pasado viernes hiciera la presidenta Claudia Sheinbaum a los vecinos del norte en la lucha contra las drogas: “Empiecen por su país. Nosotros claro que vamos a coordinarnos, a colaborar. Pero como lo dije el 5 de febrero, nunca subordinación ni injerencia. Es coordinación”. Luego, en su papel de presidenta de un país soberano, lanzó una serie de preguntas para los gringos: ¿Cómo es que llega el fentanilo o cualquier otra droga allá? ¿Qué pasa después de la frontera? ¿Quién opera la distribución de la droga? ¿Quién la vende en las ciudades estadounidenses? ¿Qué ha provocado tanta tragedia? Y continúo cuestionando: ¿A dónde va el dinero de la venta de drogas en EU? ¿Cómo es que hay armas en México de uso exclusivo del ejército de ese país? ¿Quién las vendió? ¿Cómo llegaron aquí? ¿Cuál es la distribución final en las calles de las ciudades? ¿Qué no hay cárteles o delincuencia organizada allá? Estas preguntas las hemos hecho varias veces en esta columna al igual que las han hecho legisladores y analistas mexicanos. A ver si ahora que las formuló la presidenta de la República hay una respuesta de las hipócritas autoridades estadounidenses.
Seguramente el prepotente delincuente que está al frente de las instituciones de EU no contestará nada a las preguntas de la doctora Sheinbaum, pero ojalá éstas le sirvan para reflexionar y canalizar sus ansias bélicas por otros derroteros, es decir en lugar de enviar tropas a México, declararle la guerra a las drogas dentro de su país. Y no ser candil de la calle y oscuridad de su casa.
Inteligencia Artificial
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Punto final
En la cárcel hay mucha gente que merece la pena.
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