Publicado: octubre 3, 2025, 4:00 am
¿Les gustan los juegos? Les propongo un reto: traten de ubicar ideológicamente al autor de estas frases: “Un trabajador estadounidense necesita laborar 60 semanas al año para cubrir las necesidades de su familia. En 1985, requería 40 semanas… En las últimas cinco décadas, los salarios de la clase trabajadora crecieron 1% en términos reales. En el mismo periodo, las ganancias de las corporaciones se incrementaron 185 por ciento”.
Les doy unas pistas: No es un líder sindical, ni mucho menos el dirigente de un partido de izquierda. Se trata de Oren Cass, uno de los pensadores neoconservadores más influyentes de Estados Unidos. Una referencia obligada para entender el movimiento que llevó a la Casa Blanca y a los republicanos a controlar el Capitolio. Una guía para ubicarse en el laberinto del Trumponomics.
Oren Cass es uno de los motores de relanzamiento del pensamiento conservador en Estados Unidos. La American Chamber tuvo el acierto de invitarlo como conferencista principal en su Foro Económico 2025. Este evento se está volviendo imperdible. El año pasado, la invitada fue Mariana Mazzucatto, una de las pensadoras de referencia de la Izquierda contemporánea.
¿Es mejor Cass en persona que en libro? Quizá. Este intelectual es convincente cuando explica por qué la crisis del capitalismo estadounidense debe verse a través de las condiciones de vida de los trabajadores. Perdimos el rumbo, dice: Su expectativa de vida ha disminuido, mientras que el abuso de sustancias y las tasas de obesidad han subido. Busca una explicación fuera de la caja: “Sus problemas no son el resultado inevitable de fuerzas tecnológicas y globales… son la consecuencia directa de un consenso económico que duró décadas en el que se privilegió incrementar el consumo (aunque fuera de bienes importados a una escala gigantesca)”.
De acuerdo con Cass, la solución a la crisis no está en que el gobierno gaste más en subsidios para las familias en condición de pobreza, como pretende la izquierda… pero tampoco es un problema que resolverá con tasas más altas de crecimiento, como insiste una parte de la derecha.
Le gustan las tarifas que ha impuesto Donald Trump, pero critica que la implementación no fue tan prolija como se necesitaba, considerando la amplitud y profundidad de las medidas arancelarias que se anunciaron en el Día de la Liberación. Han sido difíciles de implementar y han generado un desgaste innecesario, reconoce.
Está obsesionado con China, queda claro al escucharlo. También lo confirma un comentario que hace Pedro Casas Alatriste, director de la AmCham, en la conversación pública que sostuvo con Cass, “la segunda cosa que me preguntaste ayer (el martes) fue qué tanta presencia tiene China en México”.
¿Cuál es el futuro del T-MEC? America First no es America Alone, dice Oren Cass. No buscamos aislarnos, sino construir un bloque comprometido con reglas comunes, explica. La clave de la renegociación no está en las reglas de origen, sino en garantizar que China quede fuera de los beneficios del Libre Comercio de América del Norte y reducir el desbalance que tiene Estados Unidos con México (son 112,587 millones de dólares entre enero y julio de 2025, 17% más que en 2024).
Elogia la colaboración del Gobierno de México con Estados Unidos en tiempos de Trump, pero no se detiene a elaborar sobre lo complicada de una relación donde las reglas del juego dependen de los caprichos del jugador más poderoso. Su mensaje fue claro para el que sepa leerlo: la renegociación del T-MEC será complicada. Estados Unidos está en un proceso de cirugía reconstructiva interna que provocará réplicas en las relaciones internacionales… por mucho tiempo.