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Opinión: Marruecos, un aliado estratégico y fiable para España y Europa

Publicado: junio 20, 2025, 12:03 pm

No aparece en los titulares, pero está ocurriendo: las grandes fortunas del mundo están cambiando de lugar. Solo en 2024, se espera que más de 130.000 millonarios se trasladen, moviendo hasta un billón de dólares en capital. No buscan únicamente ventajas fiscales. Van hacia lugares como Singapur, los Emiratos o Arabia Saudí , países que ofrecen algo más difícil de medir: dirección clara, infraestructuras que funcionan y una sensación de estar apostando por el futuro. En ese contexto cambiante, Marruecos tiene algo cada vez más escaso: constancia. Mientras el Sahel y buena parte del Mediterráneo oriental atraviesan ciclos de inestabilidad, Marruecos ha mantenido el rumbo: políticamente estable, institucionalmente sereno y sorprendentemente estratégico. Sus reformas constitucionales no fueron precipitadas, su política de seguridad es firme sin ser agresiva y su diplomacia ha ganado un respeto silencioso en muchas capitales europeas. En una región donde domina el ruido, eso pesa. Marruecos no intenta ser el próximo Dubái o Singapur y eso, lejos de ser una desventaja, es una fortaleza. Está construyendo otra cosa: un modelo de crecimiento más arraigado, regional y socialmente equilibrado. Casablanca Finance City sigue ampliando su alcance, las reformas regulatorias avanzan, y aunque los programas de residencia para inversores aún se están definiendo, la intención es evidente. Marruecos no compite por velocidad. Está sentando las bases para ofrecer algo que el mundo empieza a valorar más: estabilidad con alma, ambición con mesura . Los empresarios españoles no necesitan grandes discursos para ver la oportunidad. Muchos ya consideran Marruecos no solo un vecino, sino una extensión natural del espacio económico ibérico. En un foro de 2023, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi , lo resumió con claridad: «Marruecos y España son dos economías complementarias… Marruecos es la principal puerta de entrada al continente africano, como España es una plataforma directa hacia Europa». Y esa lógica ya se está traduciendo en cifras: Marruecos es hoy el principal destino de inversión española en África, especialmente en sectores como la energía verde, las infraestructuras y la agroindustria. Marruecos no tiene la escala de otras economías, pero sí una visión estratégica clara. Pocos países de la región han trazado una hoja de ruta tan a largo plazo. El corredor atlántico, el cable energético Marruecos–Reino Unido o la macroplanta desaladora en Casablanca —cofinanciada por España— no son simples obras; son señales de hacia dónde se dirige el país. A ello se suman las inversiones en hidrógeno verde, energías renovables y servicios financieros. El turismo ha vuelto con fuerza, y el sector del automóvil —ya el mayor del continente— sigue abasteciendo a los mercados europeos. Nada de esto ha sido casual. Y no son solo gobiernos o multinacionales los que toman nota. Basta pasear por Marrakech o Tánger para escuchar acentos franceses, británicos o estadounidenses. No son solo turistas: muchos son residentes, empresarios o jubilados. Marruecos ofrece esa mezcla tan buscada de clima, cercanía y accesibilidad cultural. Las empresas españolas, por su parte, crecen en silencio pero con constancia, aprovechando un comercio bilateral cada vez más ágil. Y más allá, en el Golfo, Emiratos y Catar han dejado de ver a Marruecos como un receptor de ayuda: ahora invierten como socios, con peso en finanzas, infraestructuras y turismo. Marruecos quizá aún no sea un gran centro financiero internacional, pero está cada vez más cerca de convertirse en algo incluso más valioso: un socio fiable y duradero en el cruce entre Europa, África y el Atlántico. Para España, no es solo una ventaja geográfica: es una oportunidad estratégica. Si el país consolida sus garantías jurídicas, simplifica el acceso para inversores y afina sus herramientas institucionales, puede atraer parte del capital global que busca destinos seguros y con visión. No es una posibilidad lejana: ya está ocurriendo. Con algunos ajustes, Marruecos no solo podría complementar a los grandes centros financieros del mundo. En ciertos aspectos, podría empezar a competir con ellos.

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