Publicado: diciembre 4, 2025, 3:00 pm
Durante las últimas dos décadas, cada vez que escuchábamos hablar de un brote de virus estomacal el culpable casi siempre tenía el mismo nombre y apellido: Norovirus GII.4. Sin embargo, recientes investigaciones han hallado un cambio en la genética del virus, lo que explica así los recientes brotes masivos que han ido sucediendo en los últimos años. Precisamente, en España, las pasadas Navidades estuvieron marcadas por un repunte de casos que sorprendió a los expertos. Pues bien, esta reemergencia, adaptación y expansión del norovirus se ha nombrado ahora como Norovirus GII.17.
El norovirus es un grupo de virus altamente contagiosos que causan gastroenteritis, inflamación del estómago y los intestinos. Por lo general, se contrae a través de alimentos y agua contaminada, y además, es una infección que se propaga con rapidez entre las personas.
Diferencias entre Norovirus GII.4 y Norovirus GII.17
El mundo de la virología está en constante cambio, por lo que tiende a ser habitual que los virus muten, pero no siempre estos cambios son tan fáciles de detectar. De hecho, hasta ahora, el Norovirus GII.4 se caracterizaba por ser un virus con cambios antigénicos menores. Al no producirse esta mutación, todo aquel adulto que hubiera sido infectado con esta variante en el pasado, tendría los antígenos necesarios para no volver a enfermar o atenuar al menos sus síntomas.
Sin embargo, los casos masivos de los últimos años abrieron la posibilidad de que el Norovirus GII.4 ya no fuera el responsable. Así pues, ahora, varias investigaciones han podido comprobar que la estructura externa del virus es tan diferente en esta nueva variante GII.17, que actúa como un virus nuevo para nuestro sistema inmune, por lo que el cuerpo no es capaz de reconocerlo, provocando así mayores contagios.
¿La nueva variante GII.17 tiene nuevos síntomas?
Quizás la sintomatología es propiamente lo que no ha hecho sospechar sobre la evolución del virus en los últimos años, pues la variante GII.17 no ha llegado con síntomas distintos a los que ya producía la GII.4. Lo que sí ha habido es un cambio en la intensidad con la que se ha extendido entre la población más adulta, cuando lo más común es que estos virus ataquen de forma más fuerte a niños, que presentan un sistema inmune más debilitado.
Por tanto, la gran diferencia es que ahora los adultos y ancianos no presentan esa barrera inmune que sí podrían tener al haber contraído ya la cepa clásica GII.4, por lo que los síntomas llegan en cuadros más severos.
Entre los síntomas más destacados del norovirus se encuentran:
- Náuseas.
- Vómitos.
- Dolor o calambres estomacales.
- Diarrea líquida o blanda.
- Sensación de malestar general.
- Febrícula.
- Dolor muscular.
La consecuencia más grave del norovirus es la deshidratación. Tal y como apunta la Dra. Elizabeth Hammershaimb, MD, pediatra de enfermedades infecciosas del Hospital Infantil de la Universidad de Maryland, el norovirus dura de 2 a 3 días, aunque pueden existir casos de más alcance. No obstante, aunque es una enfermedad leve, sí que puede llevar a una deshidratación que la convierta en algo más grave.
Para estos casos el consejo médico es lógico: «Lo más importante es mantenerse hidratado», explica la doctora Hammershaimb. Por ello, se recomienda, además de ingerir mucha agua, bebidas con electrolitos, caldos no consistentes y, sobre todo, descansar. Si los síntomas perduran durante muchos días es el momento de acudir al médico.
