Publicado: abril 16, 2025, 6:30 pm
El gran rival del Real Madrid durante toda la eliminatoria no fue el Arsenal, ni el tiempo corriendo en su contra, ni los tres goles de la ida, ni el árbitro, ni Mikel Arteta, ni Odegaard. Fue él mismo, con su propio juego desastrado. Un juego espeso y desordenado como un batido de cemento. Un arroz con cosas, tal vez colorido desde fuera, pero al que resulta imposible hincar el diente. Ver jugar al Madrid es nadar en dulce de leche. Es un equipo sin fuste, sin cabeza, sin plan. Adicto a las protestas y a las excusas, como el mal estudiante. Quedó claro lo que se lleva barruntando desde la jornada 1: en este Madrid no hay espacio para… Ver Más