Publicado: febrero 17, 2025, 2:20 am
Gil Won-ok, una exesclava sexual de las tropas japonesas conocida por su activismo y por dedicar su vida a crear conciencia sobre las atrocidades cometidas en la Segunda Guerra Mundial, ha muerto este domingo a los 97 años, según informó el Ministerio de Igualdad de Género surcoreano.
«Gil Won-ok hizo campaña activamente para crear conciencia sobre el sufrimiento de las mujeres esclavizadas por el ejército japonés en el país y en el extranjero», dijo la ministra de Igualdad de Género surecoreana en funciones, Shin Young-sook, en un comunicado, donde añadió que espera que «pueda encontrar la paz».
Gil tenía 13 años cuando fue sacada de su casa en Pionyang (ahora Corea del Norte) para trabajar en Manchuria (China) como «comfort women» (mujer de consuelo), un eufemismo que se utilizaba para las esclavas sexuales utilizadas por el Ejército.
Este eufemismo alude a las jóvenes -el 80 por ciento coreanas- reclutadas entre 1940 y 1945 por el Imperio Japonés como esclavas sexuales de sus soldados en plena guerra, en un oscuro episodio histórico que hoy sigue generando fuertes disputas entre Seúl y Tokio.
Hija menor de una familia rural en la Corea colonizada por Japón, Gil Won-ok explicó que, bajo la falsa promesa de un trabajo, la encerraron en uno de los cientos de burdeles por todo el Imperio donde, al igual que a otras muchachas de su edad, le aguardaba un cruel y degradante destino.
Ni Gil ni sus compañeras recibían salario en el burdel militar, donde recibían frecuentes palizas de los prebostes japoneses y de militares irritados o bebidos, y contraían enfermedades o quedaban embarazadas.
Muy pocas mujeres surcoreanas han denunciado públicamente haber sido obligadas a la esclavitud sexual y de las 240 mujeres registradas oficialmente, sólo siete siguen con vida, dos de entre 90 y 95 años y el resto de 96 o más.
Los historiadores estiman que hasta 200.000 mujeres, en su mayoría de Corea, fueron movilizadas para trabajar en burdeles de primera línea para soldados japoneses durante la guerra y mientras el país era todavía colonia japonesa (1910-1945).
Tras negar durante años el sistema de esclavitud sexual militar, Tokio lo reconoció y se excusó en 1993 cuando salieron a la luz pruebas claras, aunque Seúl mantiene que aquellas disculpas no fueron sinceras y reclama unas indemnizaciones a las víctimas que el Gobierno nipón se niega a pagar.