Publicado: noviembre 26, 2025, 4:31 am
No sé si es una maldición o si la vida, a veces, juega con la casualidad de una forma extraña. Que la nieta de JFK anuncie en el 62 aniversario del asesinato de su abuelo que tiene un cáncer terminal y que apenas le queda un año de vida, suena un poco a eso. Y que ella, con 35 años, haya sido una de las mujeres que más ha lamentado la elección de su primo segundo como responsable del Departamento de Salud de la Administración Trump, también. Un negacionista de la ciencia, la misma ciencia que a ella no la ha podido salvar.
Tatiana Schlossberg tiene dos hijos, dos niños muy pequeños, nacidos en 2022 y 2024. En su segundo embarazo los médicos le diagnosticaron una leucemia mieloide aguda, un cáncer muy agresivo contra el que los médicos no han podido hacer nada. No al menos hasta ahora.
Su situación es la de muchos otros, con un diagnóstico que suena a una condena. Pero a algunos la ciencia llega a tiempo para curarlos, para darles la salvación cuando todo lo demás no ha funcionado. Lo conozco bien. He tenido un caso muy cercano, de una mujer joven y sana a la que le fue diagnosticado el mismo tipo de leucemia y que, tras fracasar un primer tratamiento con un autotrasplante, la ciencia llegó para darle la solución, las terapias CAR-T.
Se me escapa por qué en el caso de la nieta de JFK ese tratamiento no es el adecuado, por qué no le funcionaría a ella o si es que, espero que no, no le permiten acceder a él por una falta de fondos, por una falta de cobertura. Sé que ese tratamiento, innovador, revolucionario, es carísimo, hablamos de miles de euros. Pero aquí, en España, la sanidad pública lo está aplicando a enfermos desahuciados y está salvando vidas.
Tenemos un sistema sanitario que salva vidas. Salva vidas de gente muy joven con pronósticos muy desfavorables. Algo que en el país que se supone más desarrollado del mundo no funciona, no está al alcance de todos. Hay demasiados casos últimamente de actores conocidos que, ante una enfermedad grave, han tenido que vender todo lo que tenían, casas, propiedades, para costearse el tratamiento. Imaginen qué opciones tiene una familia trabajadora de clase media en un sistema así: ninguna, o casi ninguna.
No sé qué dirá el primo negacionista de la saga Kennedy tras el anuncio de Tatiana. Si tendrá la sensatez de guardarse sus cuñadismos para otro momento. Porque cuando la vida te lleva al abismo de la salud, lo último que quieres es tener a charlatanes diciéndote sandeces. La educación pública, la seguridad y la sanidad universal tejen la identidad que nos une y nos distingue ante el mundo. Sigamos siendo ejemplo, por favor.
