Publicado: julio 4, 2025, 12:30 am
Cada vez que llega el Orgullo, aparece alguien preguntando por qué no existe el Orgullo Hetero. Lo peor es que lo preguntan en serio.
Quizás lo recordáis porque se hizo muy viral: hace unos años, en un programa de televisión, respondí a una chica que el Orgullo Hetero no se celebra «porque los heterosexuales no han sido oprimidos por la sociedad durante años e incluso asesinados como en este país».
Porque nunca le habían pegado por dar la mano a su pareja en la calle. Ni le han echado de casa por amar a alguien. Porque su orientación jamás fue usada como amenaza, insulto o motivo para discriminarla. Y porque no tiene sentido. Solo el hecho de plantearlo ya es una forma de homofobia camuflada de ignorancia.
El Orgullo no es una fiesta de disfraces: es una lucha. Es memoria, resistencia e identidad. Y por eso, lo grito claro: mi reivindicación no es un disfraz. No solo es el brillibrilli de las carrozas y la música a todo trapo. Es una historia de dolor, muerte, conquista de derechos y, sobre todo, amor.
Las agresiones homófobas y tránsfobas siguen aumentando en España. Se sigue cuestionando a las personas trans. Se invisibiliza a los bisexuales. Y hay quien sigue votando a partidos políticos que niegan nuestra existencia mientras nos piden que escondamos la pluma, la voz y hasta la vida.
En la bandera arcoíris cabemos todos, pero no todos somos el centro. Gracias a todos los que nos acompañan como aliados, incluso a los que se olvidan de que, en ocasiones, hay que hacerse a un lado. Porque del mismo modo que yo no encabezo el 8-M, hay quienes tendrían que entender que este no es su momento para destacar.
No. No necesitamos un Orgullo Hetero. Necesitamos respeto, derechos y que nadie más tenga que pedir perdón por ser quien es. Urge igualdad, vivir sin miedo y existir con libertad.