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Mariska Hargitay, actriz mejor pagada de la televisión, se sincera por primera vez sobre su madre, Jayne Mansfield

Publicado: abril 13, 2025, 3:30 am

Para empezar, quién es la hija. Mariska Hargitay ha conseguido convertirse, a sus 61 años y desde que no tienen una serie fija Sofía Vergara, Kaley Cuoco ni Ellen Pompeo, en la actriz de televisión mejor pagada del mundo por interpretar desde 1999 a Olivia Benson en la longeva serie—lleva 26 temporadas en prime time— Ley y orden: Unidad de víctimas especiales, una de las series de referencia de la pequeña pantalla, sobre todo en Estados Unidos.

Y, a continuación, la madre: Jayne Mansfield, uno de los grandes mitos (eróticos) de la época dorada del Hollywood clásico, que llegó a ser más conocida por su voluptuosidad o sus reportajes para Playboy que por sus papeles en cintas como Una mujer de cuidado, Bésalas por mí, La chica no puede remediarlo o el péplum Los amores de Hércules, con casi todos sus personajes hechos a medida para sacarle partido a su sensualidad.

Ahora se acaba de anunciar que Mariska, hija de Mansfield y de Miklós Hargitay —más conocido por su nombre artístico, Mickey Hargitay—, un modelo y Mister Universo de origen húngaro que también acabó siendo actor, ha dirigido un documental centrado en la figura de su madre, de quien hasta ahora apenas había hablado en público, a excepción de algunas ocasiones en las que, incluso, hubo de tirar de humor: «Nunca me he forzado a estar delgada. Mi madre es Jayne Mansfield, tengo permitido tener curvas»-

Lo ha titulado precisamente My Mom Jayne, el cual también produce junto a HBO, por lo que será la plataforma Max la que lo emitirá. Y según se ha dado a conocer, será en junio, momento en el que se podrá ver cómo la intérprete se sincera por primera vez en la personalidad y la vida de quien fuera una de las grandes melenas rubia platino de la Meca del Cine, a la que concederían incluso un Globo de Oro en 1957 por ser una nueva promesa femenina del cine.

Pero cuya vida no fue, en absoluto, un paseo por una alfombra roja, acabando demasiado pronto debido a un trágico accidente y dejando huérfanos a sus cinco hijos de tres matrimonios diferentes. Nacida en 1933, su éxito no se entiende sin la presencia de la gran bomba sexual de mediados de siglo, Marilyn Monroe. De hecho, el éxito de Mansfield no se entiende sin la actriz de Con faldas y a lo loco, desde que se hubiese de teñir de rubio, siendo ella morena, a que se la promocionase como «la Marilyn Monroe de talla grande» —los estudios a los que pertenecían sus contratos estaban enfrentados—.

A pesar de que se la redujese a su físico, algo que venía alimentado por los concursos de belleza que había ganado y a su trabajo como playmate, la actriz no solo hablaba cinco idiomas, sino que era una excepcional música, tocando varios instrumentos como el piano y el violín e incluso grabando con Jimi Hendrix. De hecho, sus propias dotes interpretativas, como recuerdan desde Vanity Fair, la habían llevado a recitar en la televisión británica a Shakespeare o a compartir pantalla con grandes nombres como Edward G. Robinson, Walter Matthau, Edmond O’Brien, Alan Ladd o Cary Grant.

«Su Majestad, permítame decirle que está usted preciosa» seguido de un «Gracias, usted también», dijeron los medios de la época que fue su conversación con la reina Isabel II. Porque Mansfield tenía una fama que iba mucho más allá de ser la sucedánea de Marilyn Monroe, si bien es cierto que tras la muerte de esta todos los estudios la buscaron para sustituirla en las películas que tenían en marcha con ella, que rechazó por estar embarazada de Mariska. De hecho, Marilyn iba a ser la primera actriz ya famosa de Hollywood que saliese desnuda en una película —la que estaba rodando cuando falleció— pero finalmente fue Mansfield en Promesas, promesas, el mismo año que en Europa hacía lo propio Brigitte Bardot en El desprecio.

No tardaría Jayne, sin embargo, en perder también la vida. Su vida corrió tan paralela a la de Marilyn que apenas cinco años separan sus muertes. Las dos habían tenido varios maridos —en el caso de Mansfield, el primero, Paul Mansfield, de quien tomó el apellido; el citado Mickey Hargitay; y el director Matt Cimber, con quien tuvo a su último hijo— y muy sonados romances con los políticos Robert F. Kennedy o hasta compartiendo el del presidente John F. Kennedy. Precisamente una de esas parejas, su abogado, Samuel S. Brody, iba con ella la madrugada del 28 de junio de 1967.

Jayne Mansfield tenía 34 años cuando se subió al coche para ir de Misisipi a Nueva Orleans. Con ella, además del chófer, iban Brody, tres de sus hijos y cuatro chihuahuas. El vehículo acabó colisionando de manera fatídica contra un camión, quedando completamente destrozado y falleciendo en el acto los tres adultos, que iban en el asiento delantero, y dos de los perros.

La violencia del impacto y de las imágenes que salieron en la prensa, con su peluca rubia aún sobre el coche y su cuerpo fuera, hizo correr el rumor de que la actriz había acabado decapitada, pero ningún informe policial corroboró esa versión. Los niños, incluida Mariska, salieron indemnes por ir en el asiento trasero. La actriz, de hecho, apenas tenía tres años y no tiene más memoria que leves recuerdos de su madre y una cicatriz en la cabeza, pues se acabaría criando con Ellen Siano, la siguiente esposa de su padre.

«Siempre he creído que dentro de la vulnerabilidad hay fuerza y el proceso de hacer este documental me ha reforzado esta idea. Esta película es una obra de amor y deseo, una búsqueda de la madre que jamás llegué a conocer, interiorizar una parte de mí que nunca fue mía y recuperar así la historia de mi madre y, con ella, mi propia historia», ha explicado Mariska Hargitay a través del comunicado oficial de HBO sobre la cinta.

Según esta nota de prensa, My Mom Jayne «sigue a Mariska en su odisea para conocer, comprender y, por primera vez, abrazar a su madre. A través de entrevistas intimistas y una colección de fotos y videos caseros hasta ahora inéditos, este documental aborda el legado público y privado de su madre, descubriendo cada capa de profundidad en la personalidad de Jayne, no solo para la audiencia, sino también para sus propios seres queridos». Otra forma de conocer a una actriz que, curiosamente, en los últimos años ha protagonizado incluso un meme: una fotografía antigua con Sophia Loren mirándole descaradamente el busto. Porque la fama no entiende de épocas.

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