Publicado: abril 21, 2025, 5:30 am
No es algo definitivo, pero son los detalles, acumulándose uno tras otro, los que hacen finalmente pensar en algo más grande. Y ese elefante en la habitación no es sino una supuesta gran crisis en el matrimonio entre el príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton. Porque al hecho de que haya aparecido recientemente sin una joya que de una forma tan absoluta representaba su amor, el anillo de compromiso con el que su esposo le pidió matrimonio en 2012, se ha unido ahora el hecho de que la pareja haya preferido no hacer acto de presencia, por segundo año consecutivo, en la misa de Pascua que preside el rey Carlos III de Inglaterra.
Si bien el año pasado también se ausentaron, en aquel entonces se comprendieron a la perfección los motivos: la princesa de Gales se acababa de someter a una intervención abdominal, estaba asimilando que padecía cáncer, había comenzado su tratamiento de quimioterapia y había tenido lugar una enorme polémica desde que saliese a la luz su fotografía manipulada para intentar evitar el acoso de la prensa.
Sin embargo, este 2025 no parecía haber ninguna razón de peso para que no asistiesen a una tradición que los Windsor suelen tomarse además como una excusa para una gran reunión familiar. Y aun así el príncipe heredero, su esposa y sus tres hijos, el príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis han optado mejor por un plan de corte más familiar para este pasado fin de semana.
De hecho, los príncipes de Gales han optado por alejarse de cualquier ruido mediático en Anmer Hall, la casa de campo que tienen en Norfolk y que fue un regalo de bodas que les hizo la difunta reina Isabel II, un plan familiar mucho más tranquilo, justo lo que desde que su enfermedad se encuentra en remisión es lo que ha copado las listas de prioridades de Kate, mucho más centrada en la naturaleza, la familia y en su círculo cercano antes que en protocolos y compromisos dentro de la familia real británica.
Una familia que, por otra parte, no se ha perdido la cita, a pesar de la ausencia de los dos hijos del soberano —aunque era muy improbable, por otra parte, que los duques de Sussex, el príncipe Harry y Meghan Markle, hubiesen asistido—. A esta tradicional misa del Domingo de Pascua en la Capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, han ido los cuatro hijos de Isabel II, si bien los focos estaban obviamente puestos en dos.
Por un lado, claro, el rey, ya que esta ha sido la segunda celebración con la que ha retomado su agenda con total normalidad tras el ingreso hospitalario que sufrió recientemente debido a unas complicaciones derivadas de su tratamiento contra el cáncer: durante el pasado Jueves Santo también encabezó el tradicional Royal Maundy que tiene lugar en la Catedral de Durham, donde se reconoce el servicio que han aportado a la comunidad varios ilustres ciudadanos de avanzada edad.
Como no podía ser de otra manera, en esta ocasión Carlos III ha saludado a los seguidores presentes en las inmediaciones del templo con una gran sonrisa, presidiendo el acto junto a la reina consorte Camila. Junto a ellos, el resto de miembros de los Windsor: la princesa Ana y su esposo, el oficial retira Timothy Laurence; el príncipe Eduardo y su esposa, Sofía de Edimburgo; e incluso el príncipe Andrés. Aunque está apartado de sus funciones dentro de la realeza y recientemente se ha visto envuelto en una enorme polémica por sus supuestos vínculos con un espía chino, escándalo que ha salpicado a su hermano, que ha tenido que defenderse de las acusaciones, el duque de York ha llegado a la ceremonia junto a su exmujer Sarah Ferguson.
Asimismo, tampoco se han perdido la ceremonia las hijas del matrimonio, las princesas Beatriz y Eugenia de York, que han asistido junto a sus respectivos esposos, Edoardo Mapelli Mozzi y Jack Brooksbank, si bien no han llevado, por ser todavía muy pequeños, a sus hijos, siendo, por tanto, de los más jóvenes en asistir, Jacobo, conde de Wessex, hijo pequeño de los duques de Edimburgo.
Sin embargo, la primogénita de estos y hermana mayor de Jacobo, Lady Louise Windsor, no ha asistido a la ceremonia ni a la reunión familiar dado que está preparando los exámenes de la Universidad St Andrews, donde está cursando la carrera de Filología Inglesa. Eso sí, para las otrad dos grandes ausencias de la ceremonia no se ha dado ningún motivo, aunque los rumores han apuntado, de nuevo, a sendas crisis de pareja: la de los hijos de la princesa Ana, Zara Tindall y Peter Phillips, y sus respectivas parejas, Mike Tindall y Harriet Sperling.
Por último, hay que añadir que la tradición del almuerzo posterior a la misa se ha llevado cabo, siendo el plato principal como siempre en tan señalada fecha el cordero asado, animal simbólico y bíblico, que se sirve acompañado de verduras, amén de una ensalada anterior y un postre compuesto de melocotones cultivados en la propia finca del castillo y queso local. Más tarde, ya durante la hora del té, se acompaña la bebida con chocolates y, claro, huevos de Pascua.