Realizar un promedio de cuatro minutos de actividad física vigorosa casual al día, como subir escaleras, llevar la compra, caminar cuesta arriba, jugar al pilla pilla con un niño o una mascota, o caminar cuesta arriba o a paso ligero, podría reducir casi a la mitad el riesgo de eventos cardiovasculares importantes, como ataques cardíacos , en mujeres de mediana edad que no realizan ningún ejercicio programado, según una nueva investigación de la Universidad de Sydney, publicada en el ‘British Journal of Sports Medicine’. «Descubrimos que de un mínimo de 1,5 minutos a un promedio de 4 minutos de actividad física vigorosa diaria, completada en ráfagas cortas de hasta 1 minuto de duración, se asociaba con mejores resultados de salud cardiovascular en mujeres de mediana edad que no hacían ejercicio estructurado», asegura el autor principal, el profesor Emmanuel Stamatakis, director del Mackenzie Wearable Hub en el Centro Charles Perkins y la Facultad de Medicina y Salud . El ejercicio físico de alta intensidad que forma parte de la rutina diaria se conoce como ‘actividad física intermitente vigorosa’ (VILPA, por sus siglas en inglés). Las sesiones más prolongadas de VILPA están relacionadas con un riesgo significativamente menor de enfermedades cardiovasculares. Los investigadores afirman que, dado que menos del 20 por ciento de los adultos de mediana edad o mayores realizan ejercicio estructurado de forma regular, realizar VILPA podría ser una buena alternativa. «Convertir breves períodos de actividad física intensa en un hábito de vida podría ser una opción prometedora para las mujeres que no están interesadas en el ejercicio estructurado o que no pueden hacerlo por algún motivo. Como punto de partida, podría ser tan simple como incorporar a lo largo del día unos minutos de actividades como subir escaleras , llevar la compra, caminar cuesta arriba, jugar a al pilla pilla con un niño o una mascota, o caminar cuesta arriba o a paso ligero«, señala el profesor Stamatakis. El estudio se basó en datos de 22.368 participantes (13.018 mujeres y 9.350 hombres) de entre 40 y 79 años que declararon que no realizaban ejercicio programado de forma regular. Los datos se recogieron del Biobanco del Reino Unido , cuyos participantes utilizaron rastreadores de actividad física durante casi 24 horas al día durante 7 días entre 2013 y 2015. La salud cardiovascular se monitoreó a través de registros hospitalarios y de mortalidad, haciendo un seguimiento de los eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE), como ataque cardíaco, ictus e insuficiencia cardíaca, hasta noviembre de 2022. Tras ajustar factores como el estilo de vida, la posición socioeconómica, la salud cardiovascular, las enfermedades coexistentes y la etnia, los investigadores descubrieron que cuanto más VILPA realizaban las mujeres, menor era su riesgo de sufrir un evento cardiovascular importante. Aquellas que practicaban un promedio de 3,4 minutos de VILPA al día tenían un 45 por ciento menos de probabilidades de sufrir un evento cardiovascular importante. También tenían un 51 por ciento menos de probabilidades de sufrir un ataque cardíaco y un 67 por ciento menos de probabilidades de desarrollar insuficiencia cardíaca que las mujeres que no realizaban estos ejercicios casuales. Incluso cuando las cantidades diarias de VILPA eran inferiores a 3,4 minutos, seguían estando asociadas a un menor riesgo de problemas cardiovasculares. Un mínimo de 1,2 a 1,6 minutos de estas actividades no programadas al día se asoció a un riesgo 30 por ciento menor de eventos cardiovasculares importantes en total, un riesgo 33 por ciento menor de ataque cardíaco y un riesgo 40 por ciento menor de insuficiencia cardíaca. Sin embargo, los hombres obtuvieron menos beneficios de pequeñas dosis de VILPA. Aquellos que ejercitaron un promedio de 5,6 minutos diarios tuvieron solo un 16 por ciento menos de probabilidades de sufrir un evento cardiovascular importante en comparación con los que no consumieron nada. Un mínimo de 2,3 minutos por día se asoció con una reducción del riesgo de solo el 11 por ciento. «Hasta la fecha, no ha quedado claro si las dosis breves de VILPA reducen el riesgo de tipos específicos de eventos cardiovasculares, como ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares. Nuestro objetivo era identificar umbrales diarios mínimos y cantidades factibles para probar en programas comunitarios y ensayos futuros», apunta el profesor Stamatakis. «Es importante destacar que las asociaciones beneficiosas que observamos se dieron en mujeres que se comprometían a realizar breves sesiones de VILPA casi a diario. Esto resalta la importancia de la formación de un hábito, que no siempre es fácil. VILPA no debe verse como una solución rápida: no hay soluciones mágicas para la salud. Pero nuestros resultados muestran que incluso una actividad de intensidad ligeramente superior puede ayudar y podría ser justo lo que necesita la gente para desarrollar un hábito de actividad física regular, o incluso de ejercicio», concluye el autor.