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Los comentarios que todavía oprimen a las personas LGTBIQ+: "ay, pero si pareces normal"

Publicado: junio 28, 2025, 1:30 am

La discriminación para las personas LGTBI suele comenzar cuando todavía ni siquiera sabes cómo eres. Ya de niño el primer contacto con el descubrimiento de tu identidad viene remarcado desde el rechazo. El motivo: los comentarios negativos que recibes de los prejuicios de la sociedad que te rodea.

Aún sucede. Aún escuchamos «maricón el último», «uy, la bollera». Incluso aún nos encontramos con titulares que muestran el estigma interiorizado. Por ejemplo, si una personalidad muestra públicamente su sexualidad se titula: «Confiesa su homosexualidad«. Se utiliza la misma expresión con la que se reconocen los crímenes y no parecen saltar las alarmas. Porque el estigma está fuertemente interiorizado. A lo que encima la presentadora del magacín de turno añade «qué pena, con lo guapo que era». Ha pasado varias veces. La historia suele repetirse. Hasta por aquellos que se sienten los más integradores y continúan reduciéndonos al cotilleo de «ay, si parecías normal«. Como si fuera una tara. Como si ser LGTBIQ+ fuera una lástima.

En esta forma de oprimir, con la condescendencia disfrazada de falsa inclusión, todavía escuchamos a determinadas personas defender que la identidad sexual es un hecho privado. Sin embargo, una persona heterosexual cis jamás oculta su sexualidad como algo íntimo. Nunca. Al contrario, su heterosexualidad impregna con naturalidad cada ámbito visible de su vida, pues no se asocia a nada sórdido que haya que disimular y edulcorar. En cambio, muchas personas LGTBIQ+ siguen viéndose obligadas a ocultar su vida en el trabajo no vaya a ser que afecte negativamente. Todavía sentimos que nos pueden marcar nuestros compañeros. Por sus charcarrillos. Porque seguimos escuchando comentarios faltones e insensibles que utilizan como diana a las personas LGTBIQ+. Porque hay una parte de la sociedad que nos siguen juzgando desde el tabú que nos reduce. Y lo que es peor, ni se percatan de ello.

«No hablo de mi sexualidad porque forma parte de mi vida privada«, representa cómo venimos del lugar en el que la sociedad te sentenciaba, criticaba y hasta se mofaba por salirse de un único patrón monolítico. Circunstancia que a tantas generaciones de personas LGTBIQ+ forzaba a construir un pudor sobre su identidad que jamás padecen los heterosexuales con sus vínculos emocionales consolidados. Se conoce en el trabajo su pareja, dónde va con ella o él de vacaciones. No se tapa en eufemismos. No se tienen que dar explicaciones extras.

En 2025, lo seguimos sufriendo. Porque todavía planean alusiones que reducen a las personas LGTBIQ+ a la simplificación de «lo sexual» como un hecho sucio. Incluso se afirma que nuestra identidad es una «condición» que se elige. Como si fuera por «gusto». Como si la identidad fuera una prenda que puedes comprar y, después, descambiar. Gajes de la sociedad de consumo que nos ha ganado culturalmente. Aunque la reivindicación LGTBIQ+ no va de poder elegir un amor como si fuera ir a las rebajas de El Corte Inglés. Porque el amor no suele elegirse, suele encontrarse. Y esto no va de amar. Va de poder ser como has nacido. Aunque estés solo, tienes derecho a no ser discriminado por ser como eres.

La reivindicación LGTBIQ+ simplemente va de poder vivir en igualdad de derechos que el resto. Sin que haya grupos políticos que promuevan el desprecio hacia nosotros. Sin que nos insulten por la calle. Sin que nos marquen con clichés fruto del desconocimiento. Sin que nos utilicen como chivo expiatorio para crear revoluciones inexistentes. Sin que nos acepten solo si nos escondemos. Porque, hagan lo que hagan, odien como odien, hay algo que nunca cambiará: seguiremos existiendo. Porque estamos. Porque somos personas completas. Y la diferencia es que ahora ya sabemos que nadie nos puede meter en armarios. Ya nos vamos percatando de que cada uno de nosotros somos referentes para los demás. Esto es una cadena humana. Hay que visibilizarse, así ya nunca nos sentiremos unos extraños por ser LGTBIQ+. Ya nunca nos volveremos a sentir solos por nuestra identidad.

Frente a la moral de mente corta que nos quería avergonzar por el mero hecho de ser, hoy podemos permitirnos celebrarnos. Celebrar la diversidad como parte esencial de la vida. Estáis todos invitados a la fiesta de intentar entender hasta lo que no entiendes. La fiesta que prefiere la alegría de la empatía al empobrecimiento del desconocimiento.

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