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Lo primero, el alto el fuego

Publicado: marzo 3, 2025, 1:20 am

Entre una buena parte de los europeos, la incalificable entrevista celebrada en la Casa Blanca entre los presidentes de los Estados Unidos y Ucrania dejó detrás de las formas con que Donald Trump trató a su visitante una mayor preocupación ante el futuro que se abre, y no solo pensando en el final de la guerra que, mientras los políticos debaten, sigue dejando víctimas bajo los drones o los disparos.

La Unión Europea reaccionó dignamente al trato recibido por Zelenski, muy revelador por otra parte de la enemistad que el histriónico Trump siente contra una organización de países que considera fue creada para impedir la supremacía de los Estados Unidos en el mundo, y reiteró su disposición clara de continuar defendiendo a Ucrania como víctima de una agresión rusa para apoderarse de una parte de su territorio. En este sentido es muy elogiable la actitud del Reino Unido, aliado tradicional de los norteamericanos, pero en esta ocasión apoyando a la Unión Europea de la que acaba de escindirse.

El problema que se abre es que Ucrania ha resistido estos tres años de guerra gracias al respaldo de la OTAN, bajo la tutela y medios de los Estados Unidos que, visto lo que estamos viendo y tras escuchar las amenazas de Trump, ya se están reduciendo y es probable que se acaben. Es significativo que el secretario general de la Organización Atlántica, Mark Rutte, cargo de confianza norteamericana, se haya colocado a favor de las palabras de Trump y Vance, su vicepresidente, en su reunión con Zelenski. La UE tiene por delante una defensa muy difícil de sus principios.

Encabezada por potencias importantes como Francia y el Reino Unido, la mayor parte de los Veintisiete -o en este caso de los 28- son países con capacidad militar muy reducida y, en todos los casos, empezando por España, víctimas de la reducción de las inversiones en desarrollo militar de los últimos años. Y a todo hay que añadir que algunos países miembros, como Polonia, Hungría o Eslovaquia, discrepan de la decisión de Bruselas de seguir respaldando a Ucrania en la defensa de sus derechos contra la agresión. El debate se presenta largo y enrevesado. Se impone abreviarlo a través de negociaciones sosegadas y, para empezar, conseguir una tregua de alto el fuego que pare de una vez el aumento de víctimas.

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