Lo incalculable - Venezuela
Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


Lo incalculable

Publicado: octubre 25, 2025, 3:30 am

El atraco al Louvre ha restaurado o resucitado lo incalculable, que estaba algo olvidado o desaparecido. Desde luego no es un concepto de uso frecuente. Y este olvido quizá es porque creemos, en parte con razón, que todo lo podemos calcular.

Es una superstición moderna, ilustrada, racional. El Romanticismo avivó el misterio que viene del principio de los tiempos, y que hoy triunfa en el género de terror y en la afición a los crímenes, que encarnan esas zonas de penumbra. La ciencia acota la incertidumbre, lo aleatorio, lo irracional, al menos lo clasifica y en parte nos tranquiliza.

Pero lo incalculable, que ha resurgido como uno de esos monstruos de ficción (los reales son la inflación, la vivienda, la precariedad…) está por todas partes. Esos mismos monstruos citados (inflación, vivienda, precariedad…) se pueden meter a presión en un excel, se pueden calcular con decimales… pero al minuto siguiente ya han cambiado. Entonces, la velocidad de las variaciones convierte el cálculo en efímero, una referencia enseguida histórica, estadística.

La velocidad es uno de los factores de lo incalculable.

La ‘calculabilidad’ se ejerce en nuestro propio cuerpo, sujeto a mediciones permanentes que se alojan en nubes remotas: lo difícil o imposible de calcular es el beneficio que esos dígitos proporcionan a terceros.

Nuestra superstición –lo es porque se da por hecha, no se dice– de que todo se puede calcular viene a completar la creencia anterior que decía: todo tiene su precio. O ya personalizada (por ejemplo en incontables contables de los partidos con la fórmula: todos tenemos un precio.

El sistema capitalista es la demostración de que esto es así, pues según la doctrina y la práctica allí donde se encuentra quien compra y quien vende se fija el precio. Que luego o antes intervengan otros factores que han otorgado premios Nobel no anula este axioma.

Quizá lo hemos llevado demasiado lejos (o cerca) porque, en efecto, cada segundo de una vida y cada célula de un cuerpo están tasadas como en esa tablas –de la ley– que los seguros, administraciones y en última instancia la justicia utilizan para poner precio a todas las heridas e incidencias posibles.

La Opa hostil de un banco sobre otro que ha concluido hace unos días demuestra la incalculabilidad de todas las cosas, incluidas las que por definición son más medibles, como son los bancos. (La palabra “incalculable” lleva dentro la palabra “banca”).

En la Opa el precio bailaba por milésimas dependiendo de varios o muchos factores destripados estos días por especialistas, de manera que se puede aplicar la regla citada arriba de que la velocidad dispara lo incalculable. (La regla ha sido reformulada o actualizada en este párrafo, lo que demuestra su vigencia).

La ‘incalculabilidad’ podría ser una categoría útil de uso diario. Son ejemplos recientes las pulseras anti malos tratos o los datos del cribado preventivo. O el impacto emocional, económico, de salud, de las señales de humo que lanzan los gobiernos, como la subida de las cuotas de autónomos.

También es incalculable el coste de que falle una de las nubes que contienen nuestras vidas. Y las causas.

En todo caso lo más incalculable que hay es la propia ‘calculabilidad’ de cualquier cosa, ya sea del universo o de nuestro propio ego.

Related Articles