Publicado: mayo 25, 2025, 2:30 am
Ha sido toda una sorpresa para la familia. Y una, además, dolorosísima y que les ha hecho recordar épocas del pasado igual de infaustas. Porque si el pasado 10 de mayo fallecía a los 80 años Alfonso de Borbón y Escasany, suegro de Eugenia Silva, apenas diez días después, este martes día 20, su hermano, Francisco de Borbón y Escasany, ambos primos del rey emérito Juan Carlos I, perdía la vida a los 81 años en Madrid a causa de un tumor cerebral que padecía desde hacía un tiempo.
Una noticia devastadora que daba a conocer su yerno, Julián Porras-Figueroa, a través de las redes sociales y que minutos después, su esposa e hija del fallecido duque de Sevilla, Olivia de Borbón, confirmaba con un emotivo mensaje.
Ambos aseguraban que daban gracias por haber podido estar con él «hasta el último momento» así como incidían en la «inmensa pena» que les asolaba, explicando las horas del entierro, este pasado jueves, el cementerio de la Sacramental de San Justo como del velatorio —que también ha tenido lugar en Madrid, en San Isidro, y donde acudieron rostros conocidos y familiares como Luis Alfonso de Borbón, María Zurita o Carmen Lomana—.
Pero la vida de Francisco de Borbón y Escasany fue bastante movida, al menos en lo sentimental, así como también hay que reconocer que vivió etapas muy duras, con tragedias de las que marcan el resto de la existencia de cualquier persona. Aun así, es cierto que el duque de Sevilla no tuvo demasiadas dificultades económicas, habida cuenta de que desde la cuna ya era aristócrata y sus apellidos, linaje y conexiones en el árbol genealógico le daban una seguridad envidiable en muchos aspectos.
Hijo primogénito de Francisco de Paula de Borbón y Borbón, grande de España, y Enriqueta Escasany y Miguel, que más tarde tendrían a Alfonso —así como su padre, de un segundo matrimonio, tendría a Enrique de Borbón y García-Lóbez—, la vertiente nobiliaria le venía a Francisco de parte de sus dos abuelas. La paterna era Enriqueta de Borbón y Parade, IV duquesa de Sevilla, mientras que la materna era Enriqueta de Miguel y Mas, II marquesa de la Pobla de Claramunt.
Todavía joven, se licenció en la carrera de Económicas en Madrid, así como en Historia en la Universidad de la Sorbona de París, dedicándose casi toda su vida a la carrera de empresaria y banquero, así como responsable en consejos de administración, junto con su hermano Alfonso, en diferentes empresas familiares. Treinta años fue presidente del banco de negocios Hill Samuel and Co. Limited, en Londres, amén de presidente y director general del Miami National Bank. También entró en otras empresas de sectores diversos como maquinaria industrial, gestión inmobiliaria o productos sanitarios.
Su vida privada también tuvo varios de esos cambios. Con casi 30 años (1973), se casó en Alemania con la condesa Beatrice von Hardenberg-Fürstenberg, con quien tuvo a sus tres únicos hijos. Olivia de Borbón, su primogénita, fundadora de la firma de joyas Aristocrazy y que tiene dos hijos, Flavia y Fernando, frutos de su matrimonio con el citado Julián Porras-Figueroa, mientras que el benjamín, Francisco, conde de Hardenberg-Fürstenberg, se dedica a la gestión deportiva y tiene un hijo, Francisco Máximo, de su matrimonio con Sophie Karoly.
Hay que detenerse, sin embargo, en quien era la hermana mediada. Cristina de Borbón, que se dedicaba tanto a la traducción como a su empresa de cátering, fue la protagonista de la gran tragedia familiar. Poco antes de que se expandiera la pandemia de coronavirus, a mediados de febrero de 2020, perdía la vida a causa de un accidente. Asimismo, tras esta desgracia, apenas un mes después, su madre, Beatrice, moría a causa de un infarto en su casa de Marbella.
Otro duro golpe para la familia que ha vuelto a vivir dos pérdidas en menos de un mes cinco años después. Eso sí, Francisco de Borbón y Beatrice von Hardenberg-Fürstenberg se habían divorciado mucho antes, en 1989. Dos años después el duque de Sevilla se volvía a casar. Lo hizo en octubre de 1991, en Viena, con Isabelle Eugénie Karanitsch. No les duró demasiado el amor: menos de dos años después, en junio de 1993 y sin descendencia, se divorciaban en Madrid.
Para su tercer y último matrimonio sí esperó algo más. Fue en Marbella, en el año 2000, cuando llegaba hasta el altar con María de los Ángeles de Vargas-Zúñiga y Juanes, nieta del conde de la Oliva de Plasencia, un título creado por Felipe III en 1612. Para desgracia de la familia, Piti, como la apodaron cariñosamente sus allegados, fue diagnosticada de Alzhéimer hace siete años.
Aficionado a los viajes, al arte, a la lectura y a deportes como la vela, el esquí y el polo, Francisco de Borbón también se desempeñó como escritor y en 2021 publicó Cuasi memorias, una autobiografía en la que relataba anécdotas con grandes personajes, experiencias personales y parte de la historia familiar. Es en este libro, de hecho, donde analizaba la enfermedad de quien es hoy ya su viuda: «Ha ido perdiendo poco a poco las facultades. No sé el tiempo que tardará en no recordarnos, espero que sea mucho».