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Las razones de Putin para violar el espacio aéreo e intensificar la guerra híbrida: «Rusia no tiene posibilidad de ganar a la OTAN»

Publicado: septiembre 29, 2025, 6:30 am

Las últimas violaciones del espacio aéreo de los países del este de Europa por parte de Rusia han tensionado su relación con la OTAN, ya de por sí muy conflictiva, sobre todo desde la invasión de Ucrania. En apenas dos semanas el Kremlin supuestamente ha cruzado con drones o cazas las fronteras de Polonia, Rumanía, Estonia, Lituania y Dinamarca.

En los casos de Polonia y Estonia, en los que las fuerzas armadas tuvieron que actuar, ambos han convocado el artículo 4 de la OTAN, aquel que reúne a la Alianza para analizar el riesgo de la integridad territorial de uno de los miembros. Además, los aliados han tomado la decisión de reforzar la presencia militar en el flanco oriental europeo con un ‘muro de drones’, en la denominada operación Centinela Oriental, que se prevé que esté lista en aproximadamente un año en el que no son fáciles de prever las pretensiones del presidente ruso, Vladímir Putin.

«Rusia no tiene la menor intención de escalar. No tiene ninguna posibilidad de ganar una guerra contra la OTAN y no tiene la menor intención de iniciarla». La experiencia y la responsabilidad que su cargo implica lleva a Juan Rodríguez Garat, almirante retirado, a huir de alarmismos.

El presidente ruso «bastante tiene con Ucrania, donde no consigue imponerse», y lo único que pretende con las supuestas violaciones del espacio aéreo de los países del este de Europa es «presionar a los gobiernos o, más bien, infundir miedo a la población para que ella misma presione a sus gobiernos y dejen a Rusia hacer en Ucrania«.

«Lo que le gustaría de verdad es que la OTAN mirara para otro lado mientras se termina la conquista de Ucrania, pero incluso si la OTAN mira para otro lado, que no va a ocurrir, porque seguirá apoyando a Ucrania con armas, sigue siendo una empresa muy, muy difícil«, expresa a 20minutos.

En cambio, para Gracia Abad, vicedecana de Investigación de la Facultad de Derecho y de Relaciones Internacionales de la Universidad Nebrija, las acciones de Rusia pueden tener más que ver con el testeo, «con comprobar cuál es el grado de decisión de la OTAN, hasta dónde va a aguantar sin responder, qué grado de acuerdo puede haber entre los miembros». «Al mismo tiempo sirve también para dividir, para dividir a los miembros de la OTAN, para dividir a los miembros de la Unión Europea y a Occidente en general», cuenta la experta a este periódico.

Es más, a Abad le cuesta compartir la teoría de provocar miedo a la población para que presione a sus gobiernos y dejen de ayudar a Ucrania porque, dice, «los Estados en los que en los que está ocurriendo esto son particularmente proclives a una respuesta OTAN, a una activación incluso del artículo 5». «Por eso, este tipo de acciones no van a infundirles miedo, y si lo hiciesen, ese miedo lo que va a hacer es que pidan con más contundencia la respuesta«, ahonda.

El rastro ruso

La situación es todo lo grave que puede ser el hecho de que se libre una guerra en Europa y en las fronteras de la Alianza Atlántica, y, a pesar de que Rusia no busque ampliar el conflicto, sí es cierto que no escatima en intentos de desestabilizar a Europa mediante la denominada guerra híbrida, una estrategia que combina métodos de guerra convencionales con otras acciones como ciberataques, desinformación, injerencias, etc.

En una escala descendente de grados de evidencia, en primer lugar pueden situarse las violaciones del espacio aéreo por cazas, como las efectuadas en Estonia la semana pasada. En ese caso, los efectivos de la OTAN interceptaron las aeronaves, que identificaron claramente como rusas.

«La OTAN lleva lidiando con ese asunto toda la vida. Pasaba con frecuencia en la Guerra Fría y está perfectamente preparada. Cuando llega un avión intruso, lo primero que se hace es despegar a cazas propios, tratan de lanzar con radio señales visuales y si no hay respuesta, lo escoltan para asegurar que no hace nada malo mientras dura el tránsito por ese espacio aéreo. Estas infracciones casi siempre ocurren sobre la mar, donde es más difícil demostrar exactamente dónde estaba el avión», cuenta el almirante.

La evidencia es menor en el caso de los drones, que en las últimas dos semanas han entrado en el espacio aéreo de Rumanía, Dinamarca o Polonia. La incursión en territorio polaco dio inicio a este aumento de la tensión geoestratégica y supuso la convocatoria del artículo 4 de la OTAN por primera vez desde la anexión rusa de Crimea en 2014.

Rusia ha negado en todo momento estar detrás de este lanzamiento de drones, aunque los aliados han salido en tromba a acusar al Kremlin de ello y han decidido tomar una decisión que revela que no había prestado atención hasta ahora a este método de guerra híbrida.

«No estamos preparados para la guerra de los drones y, concretamente, para la guerra de los drones de bajo coste. Los que entraron en Polonia costaban unos 10.000 euros cada uno y la OTAN despegó aviones que cuestan más de 100 millones de euros. Cada hora de vuelo es más cara que un dron y cada misil que pueden emplear para derribarlos, más costoso que todos los 19 drones que entraron. Por eso ha impulsado la operación Centinela Oriental, que no viene sencillamente a aportar más aviones de combate, sino a ver qué podemos hacer para enfrentarnos a esta nueva amenaza de una forma sencilla», explica Rodríguez Garat.

Y si no es sencillo clarificar que Rusia esté detrás de esta incursión de drones, menos lo es demostrar que haya orquestado los ciberataques que el fin de semana pasado paralizaron aeropuertos europeos tan importantes como el de Heathrow, Bruselas o Berlín, por el que la semana pasada fue detenido un sospechoso en el sur de Inglaterra. Aunque siempre levite su sombra en torno a estos intentos de desestabilización, «la mayor ventaja de estas técnicas de guerra es que no son directamente atribuibles» y lo cierto es que «raras veces sabremos de verdad si está Moscú detrás de ellas o no«.

«Hay una masa de hackers prorrusos, algunos de ellos vocacionales y otros pagados, dispuestos a crear estas situaciones de conflicto en Europa. Son grupos afines que pueden ser, curiosamente, tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda», asevera el almirante.

Para la vicedecana Gracia Abad esta es, «sin duda», una de las prácticas que más pueden desestabilizar a Occidente y mayor sensación de caos puede generar. «Esto confirma que estamos ante una guerra híbrida. En este conflicto, Rusia está operando en todos los dominios, y por supuesto que también en el ciberespacio y el dominio cognitivo», expresa a 20minutos.

«No se va a matar a un piloto por atravesar el espacio aéreo»

En los últimos días los países fronterizos con Rusia, especialmente Lituania y Letonia, han abogado directamente por derribar los drones e incluso los aviones que violen el espacio aéreo de la OTAN. En el caso de los aparatos de manejo en remoto supone poco problema. Es más, Polonia, con ayuda de la Alianza, destruyó la veintena de drones que hace dos semanas ingresaron en su territorio. El derribo de aviones pilotados es, en cambio, inconcebible.

«Aunque de palabra uno pueda mostrarse belicoso, no se va a matar un piloto por la sencilla razón de que atraviese tangencialmente un espacio aéreo. La OTAN y todos los países occidentales entienden la legítima defensa como algo que se practica cuando es imprescindible y además con la mínima fuerza necesaria. Por poner un ejemplo: si un avión ruso se dirigiera hacia la capital de Estonia y allí activara sus misiles para atacar al suelo, sería el momento de derribarlo, pero eso no va a pasar. Si no ocurre eso, derribar un avión pilotado es ir más lejos de lo que exige la legítima defensa», expresa Juan Rodríguez Garat.

Para el almirante, durante estas dos semanas «la OTAN ha hecho lo que se espera de ella y ha demostrado cohesión«. «La verdadera razón de la guerra de Ucrania es que Putin se equivocó al evaluar la reacción del pueblo ucraniano. No podemos permitirnos que ahora se equivoque evaluando la reacción de los pueblos y los gobiernos de la OTAN», concluye.

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