Publicado: octubre 31, 2025, 8:00 am
Lograr que lo que se enseñe en las escuelas sea relevante para la industria siempre ha sido un objetivo de los gobiernos del paÃs. En realidad, siempre se ha trabajado con ese objetivo; por eso tenemos preparatorias técnicas, tecnológicos y varias alternativas de educación para el trabajo. Una ventaja competitiva de México es contar con personas capacitadas, especialmente para el trabajo industrial. Es una ventaja que se debe fortalecer, especialmente, para que más personas puedan participar de actividades productivas de mayor valor agregado. Las alternativas son adecuar los programas de estudio a las necesidades de la industria y construir microcredenciales que permitan a los estudiantes contar con capacidades y conocimientos relevantes para poder incursionar con mayor facilidad a mercados laborales muy especializados.
En la SecretarÃa de EconomÃa, la de Educación y la de Ciencia, con las organizaciones del sector privado, estamos trabajando para reducir las brechas entre lo que se enseña y lo que el paÃs necesita producir. Durante los últimos meses se realizaron 15 mesas sectoriales que reunieron a representantes del sector productivo con universidades y escuelas técnicas de todo el paÃs: textil, calzado, farmacéutico y de dispositivos médicos, automotriz, aeroespacial, quÃmico y petroquÃmico, de bienes de consumo, agroindustrial, energético, creativo y de tecnologÃas de la información, entre otras. El propósito fue doble: escuchar directamente a las empresas sobre las habilidades que requieren y recoger, desde las instituciones educativas, las propuestas para adaptar la formación a esos retos.
Los resultados fueron claros. TodavÃa existe un desfase entre la formación académica y las competencias que demanda la industria. En todos los sectores se repite la necesidad de fortalecer el dominio del inglés, las competencias digitales, la comunicación y el trabajo en equipo. También se identifican limitaciones en la infraestructura educativa —talleres, laboratorios y equipamiento técnico— y la urgencia de actualizar al personal docente para que su enseñanza responda a la transformación tecnológica de la economÃa.
A la SEP le corresponde la actualización curricular, la educación dual, las microcredenciales y la formación docente. A la SecretarÃa de EconomÃa le toca alinear la formación de talento con los sectores estratégicos y las cadenas de valor. La SecretarÃa del Trabajo participa para asegurar que la formación se traduzca en empleos de calidad. La SecretarÃa de Ciencia y TecnologÃa articula la innovación y la transferencia de conocimiento. El Ceneval y el Conocer garantizan la validez y calidad de las certificaciones. Y el Consejo Coordinador Empresarial, junto con las cámaras industriales, abre espacios reales para que los jóvenes aprendan en entornos productivos. Estamos también buscando alternativas para que las instituciones privadas se sumen también a esa tarea.
En los próximos meses se consolidará esta agenda: homologando microcredenciales, impulsando la educación dual docente, actualizando programas de estudio y fortaleciendo la infraestructura compartida entre escuelas y empresas. Pero lo esencial ya ocurrió: se sentó a conversar sobre cómo alinear el conocimiento con la producción, y la educación con el bienestar. La educación técnica en México es buena, tenemos años construyéndola, pero enfrenta retos muy importantes hacia el futuro, que se enfrentan de manera conjunta con el sector productivo del paÃs.
 
			
 
  
  
		 
		 
		 
		 
		 
		 
		