A las 18.55 horas, dos más en Yeda, un tuit del CSD se celebró en el vestuario del Barcelona, y en la planta noble, como si se hubiera ganado una Champions. Olmo y Pau Víctor podían volver a jugar gracias a una polémica decisión del máximo organismo deportivo de este país. Aquello desató el lado más ultra del presidente Laporta, que además de entrar el estadio haciendo una butifarra y gritando como un poseso, como captaron las cámaras de la autonómica catalana, en el palco montó un número importante. Según pudo saber ABC , cuando llegó a la zona noble, allí recibió a Olmo, que subió a saludarle y le dio un abrazo efusivo a la vez que gritaba como un loco ‘¡hijos de puta, hijos de puta!’ y le daba patadas a los sillones y al mobiliario. Su gente de confianza intentó calmarlo, sin demasiado éxito. Fue un número sin la presencia de Louzán ni del presidente del Athletic, que en ese momento atendían a las televisiones con derechos. El lamentable comportamiento del presidente tocó techo cuando distintos presidentes de las territoriales accedieron al palco, unos diez minutos después de ese abrazo de Laporta y Olmo. Entonces, el presidente del Barcelona empezó a gritar sinvergüenzas en varias ocasiones. Los allí presentes describen a un Laporta fuera de sí, transformado en un radical más que el máximo mandatario del Barcelona y solo bajó las revoluciones cuando llegó el presidente de la Federación y vio lo que estaba sucediendo. Laporta lleva días con mucho acumulado dentro de sí, y esto es solo el comienzo. Si cumple con su palabra, este jueves o, como muy tarde el viernes, quiere dar una rueda de prensa en la que tiene intención de pasar muchas facturas. Ya lo hizo también Deco antes del inicio del partido, enfadado con el presidente del Athletic Club: «Debe preocuparse de lo suyo porque cada uno tiene sus dificultades. Desde el club se está intentando hacer lo mejor posible. La razón o no es un tema de justicia. Si nos dan la razón de momento es porque algo han visto». Fue la respuesta del director deportivo a la amarga queja de Uriarte tras conocer la cautelar concedida por el CSD : «Llevamos ocho días de nuevo año y estamos viviendo algo alucinante. A los clubes se nos pide hacer un esfuerzo para crecer, hacer de nuestras competiciones más grandes y a venir a un país a jugar lejos de nuestros aficionados, pero luego vivimos situaciones esperpénticas. Esto viene muy mal para el fútbol español».