La noche del próximo martes cinco de noviembre, Kamala Harris puede irse a la cama sabiendo que será la próxima presidenta de Estados Unidos. Sería algo histórico, no solo porque los sondeos y las encuestas no den por ahora un claro favorito entre ella y Donald Trump, sino porque se convertiría en la primera mujer en ser elegida la máxima mandataria del país norteamericano. Aun así, para Harris no sería la primera vez que, valga la redundancia, es «la primera» en algo.
Como señaló la periodista María Ramírez en su libro Kamala Harris, la primera, la actual candidata demócrata a la Casa Blanca fue la primera fiscala general del estado de California —rompiendo también las barreras de ser la primera mujer, la primera afroamericana y la primera persona de origen indio en dicho puesto—, algo a lo que siguió el ser la primera senadora indo-estadounidense y la primera mujer en ostentar el cargo de vicepresidenta del Gobierno, justo en el mandato de Joe Biden.
Básicamente, porque la carrera política y laboral de Kamala, nacida en Oakland en octubre de 1964, está enraizada en los orígenes de sus ancestros, que han marcado su trabajo. No solo los de su padre, Donald Harris, profesor de economía de la Universidad Stanford, quien emigró desde Jamaica en 1964, sino, y sobre todo, los de su madre, Shyamala Gopalan, india de nacimiento —de la etnia tamil—, que llegó sola a EEUU en 1960 a sus 19 años para sus estudios de Bioquímica, que la llevaron a ser una prestigiosa científica especialista en el cáncer de mama.
Shyamala ha sido el gran referente tanto para Kamala como para su hermana pequeña, Maya, ambos nombres sánscritos. De hecho, su abuelo, P. V. Gopalan, a quien estaba muy unida, era diplomático indio y se crio en la fe tanto en una iglesia bautista afroamericana como en un templo hindú. Por otra parte, una de sus bisabuelas paternas desciende de un antiguo propietario de una plantación de esclavos, posiblemente fruto de una violación, algo que, sin embargo, ha servido a sus contrincantes para atacarle.
Kamala apenas guarda relación con su padre, debido sobre todo a que cuando Shyamala y él se divorciaron, era todavía una niña y, unos años después, las tres se mudaron a Montreal, en Canadá, si bien se acabaría graduando en Ciencias Políticas y Economía en la Universidad Howard, en Washington D. C., si bien hasta entonces se había educado en colegios con mayoría de estudiantes blancos. En 1989 regresó a la Costa Oeste, pues se terminó de formar en la Escuela de Derecho Hastings, adscrita a la Universidad de California.
Tras trabajar como fiscal de distrito adjunta en el Condado de Alameda desde 1990 hasta 1998, fue reclutada en el año 2000 por la fiscal de la ciudad de San Francisco, Louise Renne. Tres años después ella sería elegida como fiscal de distrito de la ciudad y el condado de San Francisco, una etapa en la que se produjo uno de sus grandes escándalos, que salió a la luz en 2004.
Sin embargo, la historia había tenido lugar años atrás, cuando ella tenía 29 y él 60: mantuvo una relación con el Willie Nelson, quien acabaría siendo alcalde de San Francisco cuando saltó la noticia. A pesar de que esta había durado apenas dos meses —le dejó por mujeriego— y que ella prometió que si había indicios de corrupción lo investigaría —algo que finalmente ocurrió—, Kamala siempre ha afirmado que el hecho de que lo sacaran entonces y que todavía hoy se lo recuerdan en debates y en la campaña contra ella se debe al machismo implícito en la sociedad.
Harris se acabaría sobreponiendo a ello y en 2011 conseguiría ser Fiscal general de California, haciendo historia, algo que repitió en 2017, entrando en el Senado de Estados Unidos. Entre medias, había publicado su primer libro, Smart on Crime, en 2009, a los que siguieron dos en 2019: The Truths We Hold: An American Journey [Las verdades que sostenemos en castellano] y el libro infantil Superheroes are everywhere, que en español se tituló Los Superhéroes están en Todas Partes.
Pero, sobre todo, en aquella época conoció a su actual esposo, el abogado especializado en litigios dentro del sector del entretenimiento Douglas Emhoff, a quien conoció en 2013 gracias a una cita a ciegas organizada por una amiga en común. Tan rápido congeniaron que un año más tarde, el 22 de agosto de 2014, en Santa Bárbara, se casaban en una ceremonia íntima por el rito judío oficiada precisamente por su hermana, Maya Harris.
Douglas tenía dos hijos, Cole y Ella, frutos de su anterior matrimonio, con la productora Kerstin Emhoff, con quien de hecho tanto Kamala como su exesposo mantienen una excelente relación, compartiendo desde vacaciones a celebraciones especiales. Ambos llaman a la candidata demócrata ‘Momala’, un apelativo cariñoso que mezcla su nombre con la palabra ‘Mamá’.
Además, ambos tienen gran parte de su vida resuelta y aunque mantienen una gran relación, cada uno ha elegido un camino por separado: mientras que el mayor, Cole, de 30 años, vive en Los Ángeles, trabaja en Plan B —la productora de Brad Pitt— y se casó en octubre de 2023 con la ejecutiva Greenley Littlejohn, la pequeña, Ella, de 25 años, se ha graduado recientemente en Bellas Artes en la Escuela de Diseño Parsons de Nueva York y hoy por hoy trabaja como modelo.