Publicado: diciembre 3, 2025, 10:30 am
Le sobraban los motivos para que, hace unos días, en el Movistar Arena de (pongamos que) Madrid, Joaquín Sabina celebrase su último concierto después de más de 40 años dedicados por entero a los escenarios. Un último directo, «el más importante, el que recordaré siempre», con el que el de Úbeda se despedía no solo de los allí presentes, sino de las tablas de todos los teatros del mundo. El autor de multitud de melodías y letras que están dentro de «la memoria de varias generaciones» era conciso: «Su vosotros, mis canciones no existirían. Esta gira que empezó llamándose Hola y Adiós. Y ya solo se llama adiós».
Y sin embargo, al día siguiente: «Lunes, 1 de diciembre de 2025. El hogar del jubilado». Con esas palabras, la peruana Jimena Coronado, actual esposa del cantautor recibía, con una fotografía en la que aparecía no solo Joaquinito sino también amigos y familiares, la nueva vida del poeta, que se dedicará, ya sin bombín y sin giras y sin viajes, solo disfrutando de su piso madrileño, a escribir y pintar, como él mismo ha declarado. Quizá de vez en cuando se siga viendo una de romanos, pero también, ya retirado, tendrá que seguir gestionando sus cuentas.
Y eso, con los beneficios que le ha dado este último tour, podrá hacerlo sin ningún problema, tal y como explican desde Vanitatis. Sobre todo, tras la liquidación con Hacienda que vivió hace algo más de un par de años, en el verano de 2023. Después de casi diez años desde que diese inicio la tremenda disputa que le enfrentó con la Agencia Tributaria, que llegó a reclamarle en aquellos primeros compases una cifra cercana a los cuatro millones de euros, el hombre que resolvió El caso de la rubia platino alcanzó un pacto entre caballeros con el organismo público y finalizó su batalla liquidando «únicamente» dos millones y medios de euros.
Todo había comenzado por un problema en el que, afirmaban desde Hacienda, Joaquín Ramón Martínez Sabina, su nombre completo, no había declarado correctamente lo que había ingresado por derechos de autor. Por aquel entonces, explican desde el citado portal de El Confidencial, el músico, que ahora tiene 76 años, poseía «una estructura empresarial algo compleja que incluía» diversas compañías gestionadas también por su segunda mujer, Isabel Oliart Delgado de Torres, a quien conoció tras divorciarse Lucía Inés Correa, una argentina a quien conoció tras exiliarse por su ideología de izquierdas durante la etapa del tardofranquismo.
La hija de Albert Oliart, quien fuera ministro de Industria con Adolfo Suárez y la UCD, es la madre de las dos hijas del artista, Carmela y Rocío, y estaba ligada a su entramado empresarial desde entonces. Sin embargo, debido a su litigio con la Agencia Tributaria, Joaquín Sabina decidió reestrucutrar completamente su imperio y quedó únicamente una sociedad de referencia, Ultramarinos Finos, que es con la que ha gestionado toda su actividad artística desde entonces. De hecho, acaba de presentar su balance de cuentas del ejercicio de 2024.
Es decir, cuando el jiennense terminó de preparar la gira con la que ha dicho adiós. Con dichos números, agregan desde el susodicho medio, se puede deducir que la situación económica de Sabina está saneada, pues su solidez financiera está fuera de toda duda gracias a un patrimonio neto de 5,7 millones de euros y una liquidez también bastante alta, con algo más de 6 millones de euros, a pesar de que cerró el año en negativo debido al parón anterior, advirtiéndose una pérdida de 196.689 euros, que aun así es menos que el beneficio de algo más de 575.000 euros del ejercicio anterior.
Pero es una cuestión crematística que en absoluto debe preocupar al artista o a Jimena, que posee el otro 50 % de la empresa, dado que únicamente se debe a una reducción en los ingresos por ventas —de 14,7 millones en 2023 pasaron únicamente a 94.835 euros en 2024, año en el que además no sacó álbum—, algo también común a otros artistas ya que apenas si se compra en formato físico. Pero es que, por si fuera poco, la compañía no tiene deudas acumuladas y su estructura le permite tener un margen importante, sobre todo porque está asentada también en varios activos inmobiliarios, tasados en varios millones de euros, que son las casas que posee Joaquín no solo en Madrid, sino también en Rota, en la provincia de Cádiz.
Por último, hay que mencionar que Sabina aparece como socio de varias Agrupaciones de Interés Económico de un inesperado campo: el de la Investigación y Desarrollo. Esta curiosidad se explica, detallan desde Vanitatis, porque en los últimos tiempos el autor de himnos como La del pirata cojo, Contigo o Calle Melancolía ha invertido de forma esporádica en cerca de una decena de estas sociedades de manera esporádica por las ventajas fiscales que le procuran. Así, su nombre está ligado a las ciencias experimentales en diversas AIE como Imab 4 Cancer Inmuno AIE o Investigaciones Samaniego AIE.
