La tumba del patriarca de la ultraderecha francesa, Jean-Marie Le Pen, situada en la zona oeste del país, ha amanecido este viernes con graves daños en su parte exterior, aparentemente por golpes, sin que esté claro en un primer momento las circunstancias de este acto de vandalismo.
Le Pen fue enterrado el 11 de enero, cuatro días después de su muerte, en el cementerio de La Trinité-sur-Mer, su localidad natal. El sepelio ya se celebró en la estricta intimidad, ante el temor a posibles disturbios por la controvertida figura del difunto.
Una vecina de la zona ha explicado a la cadena France 3 que la parte exterior ha recibido lo que parecen «golpes de maza», mientras que un miembro de la familia, Philippe Olivier, ha indicado a la cadena BFM TV que la tumba quedó «bastante dañada» y ha confirmado la rotura de la cruz celta situada en la parte superior.
Le Pen falleció el 7 de enero a los 96 años y sus restos reposan bajo una sobria placa de mármol en la que se leen únicamente el nombre y las fechas de nacimiento y muerte, tal como reclamó en vida el fundador del Frente Nacional –reconvertido ahora en Agrupación Nacional–.
Se desconocen quienes fueron los autores del acto vandálico, sucedido en el pequeño camposanto de la localidad pesquera en la que nació el dirigente, La Trinité-sur-Mer (Bretaña).
Reacciones controvertidas
Condenado por los tribunales en decenas de ocasiones por manifestaciones racistas, xenófobas, homófobas y negacionanistas del Holocausto, la muerte del patriarca creó pesar en la ultraderecha francesa, pero despertó ciertas reacciones controvertidas.
Aquel día miles de personas celebraron públicamente en varias ciudades francesas el deceso, lo que indignó al propio Gobierno francés, que repudió que «se baile sobre un cadáver».
Inspirador de movimientos similares en Europa, el conocido como ‘el diablo de la República’ por sus detractores o ‘el Menhir’ por sus seguidores tuvo su momento estelar cuando, en 2002, quedó por delante del socialista Lionel Jospin y disputó la ronda final de las elecciones presidenciales ante el conservador Jacques Chirac.
Aquello creó un choque en la sociedad francesa, que se manifestó de manera multitudinaria. Ya octogenario, cedió en 2011 el mando del Frente Nacional a su hija Marine.