Publicado: abril 6, 2025, 3:30 am
Con la rapidez del estilo de vida actual y la liquidez de las relaciones, encontrar parejas que superan la prueba del tiempo no es nada fácil. Sin embargo, todavía hay historias que nos hacen creer en el amor y una de ellas bien podría ser la de Pepe Rodríguez, el juez de MasterChef, y su esposa, Mariví Fernández.
Porque como se ha visto siempre en cualquiera de las ediciones del programa de cocina de RTVE, el chef tiene un corazón enorme y no solo se encariña de los concursantes, sino que se emociona con ellos. Y aunque en su vida sentimental no falta ese afecto, lo cierto es que está muy alejada de los focos, ya que ha trazado una línea entre su faceta de cocinero y su faceta de marido y padre.
Lo que sí se conoce del chef toledano es que está casado con quien fue su primer amor. El comienzo de la historia entre Pepe y Mariví fue amor a primera vista, todo un flechazo ya que se conocieron en un bar de Illescas cuando Pepe estaba trabajando de camarero.
Y aunque ella estaba con unas amigas con las que había ido a jugar al tenis, también le llamó la atención el toledano. El chef la empezó a esperar cada vez que volvía a Illescas y con el tiempo comenzaron a salir juntos.
De hecho, en uno de los programas de MasterChef Junior, Mariví fue como invitada a una de las pruebas de exteriores y confesó a uno de los concursantes que las habilidades culinarias del que se convertiría en su marido también le había enamorado. Y es que Pepe siempre apuesta por reivindicar sus raíces castellanas que es justo lo que hace en su restaurante, El Bohío.
Los años pasarían por la pareja y darían la bienvenida a sus tres hijos, María, Jesús y Manuela, con quienes forman una familia numerosa. Puede que Pepe tenga la agenda bastante apretada entre las grabaciones del programa de televisión, el negocio familiar y su vida personal, sin embargo, el mes de agosto lo tiene reservado para estar con los suyos y desconectar por completo del trabajo.
¿Puede durar el primer amor para siempre?
Desde la terapia de pareja, no hay una sola clave para que las relaciones perduren, es una mezcla de factores que tienen mucho que ver con el compromiso y voluntad de que sus miembros quieran trabajar en equipo.
La historia de Pepe y Mariví ha ido evolucionando de la mano de la trayectoria laboral del chef. Al haber sido su primera novia, ella ha estado a su lado en todas las etapas que ha atravesado El Bohío, incluyendo cuando ganó su Estrella Michelin en 1999, pero también cuando experimentó problemas por la pandemia.
El mayor cambio para ellos vino cuando, de ser reconocido como chef, pasó a ser uno de los rostros de la televisión al convertirse en jurado del talent show de cocina, lo que sin duda habrá modificado algunos aspectos de su rutina.
Por eso la flexibilidad de cara a los cambios habría sido algo en lo que la pareja habría tenido que sacar músculo adaptándose a las diferentes fases de su vida, algo que no puede lograrse sin una buena comunicación, conociendo las dudas, miedos o expectativas del otro.
Con tres hijos y una agenda laboral como la que tiene Pepe Rodríguez, Mariví y él habrían tenido que coordinarse y, a la vez, encontrar ocasiones para que su relación de pareja no quedara en un segundo plano.
Pero si algo cuenta a su favor es esa base sólida que les ha servido para construir una relación de pareja que se ha cocinado a fuego lento -por volver a la metáfora culinaria-. Así que la receta de su amor durante décadas es la misma que se puede aplicar a los mejores guisos: requiere de constancia, paciencia y cuidado (y puede durar toda la vida).
