Publicado: enero 10, 2025, 1:15 am
Enero llega siempre como un jarro de agua helada. Tras semanas de fiestas, felicitaciones, comidas copiosas y desorden, volver a la normalidad se siente como un castigo. ¡Qué agresivos han sido los despertares de esta semana! ¿Cuántos habéis querido remolonear una horita más? Volver al cole y al email del trabajo se torna en un monstruo insaciable, pero, aunque a mí también me cueste admitirlo, la rutina es más que necesaria para la paz mental.
Muchos estudios hablan sobre los beneficios de las rutinas para nuestra salud. Por ejemplo, según la American Psychological Association, quienes siguen hábitos regulares padecen menos de estrés y ansiedad porque nuestro cerebro adora estar prevenido. Parece una tontería, pero preparar el café a la misma hora o salir a en punto todas las mañanas para pillar el bus que nos lleva al trabajo nos da estabilidad emocional.
En el ‘mundo niños’ todo esto es aún más esencial. Si eres padre sabes de lo que te hablo. Según la Asociación Española de Pediatría, los peques que siguen horarios regulares para dormir, comer y estudiar se concentran mejor y tienen menos problemas de comportamiento. Así que, aunque os cueste sacarlos de entre las sábanas en estas gélidas mañanas de enero, a largo plazo les estáis dando equilibrio y seguridad.
En la rutina encontramos algo que las fiestas no nos dan: sentimiento de control. Y se agradece. Volver al trabajo es agotador, pero nos enfoca en nuestros objetivos. Y si sientes que la rutina te aplasta, recuerda que también te sostiene. Las pequeñas costumbres, a veces aburridas, son la columna vertebral de nuestro bienestar: preparar la mochila por la noche y planificar las comidas semanales nos organiza, nos aporta calma y propósito. Al fin y al cabo, en medio del caos no hay mejor terapia que lo planeado. l
