Publicado: abril 22, 2025, 9:00 am
“El ideal es la mentira de los que quieren escapar de la realidad” Friedrich Nietzsche
El Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2025-2030, aprobado el pasado 10 de abril por la mayoría morenista y partidos rémoras que la acompañan (Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista de México) y publicado el pasado 15 de abril en el Diario Oficial de la Federación (DOF), fue presentado como la hoja de ruta para el “Segundo Piso de la Transformación”. Pretende como el ideal, consolidar un sistema de salud universal y gratuito, así como una seguridad social digna para todos los mexicanos. Sin embargo, al analizar con rigor técnico y evidencia sus metas, estrategias y compromisos, el diagnóstico es contundente: estamos frente a un documento plagado de buenas intenciones, pero vacío de sustancia, sin rumbo claro ni ambición transformadora en materia de salud y seguridad social.
Metas en salud: la mediocridad como horizonte. Basta revisar los indicadores clave del propio PND para dimensionar el nivel de mediocridad de sus compromisos en salud. El plan establece, como primera gran meta, reducir la carencia por acceso a servicios de salud del 39% en 2022 al 22% en 2030. Es decir, aspira a regresar al nivel de 2020, ignorando el retroceso brutal que sufrió el país tras la desaparición del Seguro Popular y la fallida implementación del INSABI y posteriormente del IMSS-Bienestar. Lo más grave: el gobierno renuncia explícitamente al compromiso internacional de alcanzar la Cobertura Universal de Salud en 2030, como lo establece la Agenda 2030 de la ONU y el propio artículo 4º constitucional.
La segunda meta relevante es incrementar el surtimiento completo de recetas del 65% en 2022 al 80% en 2030. En otras palabras, el PND reconoce, de facto, que no hay ni habrá, como se dice desde la mañanera, medicamentos e insumos para la atención médica, que uno de cada cinco mexicanos seguirá sin recibir todos los medicamentos prescritos en el sistema público incluso dentro de seis años. Esto es un reconocimiento tácito del talón de aquiles de este gobierno, del fracaso de cuantas compras consolidadas de medicamentos han hecho, de la ineficiencia logística y de la incapacidad para garantizar insumos básicos en clínicas y hospitales.
¿Y las demás metas? Párele de contar. No hay objetivos concretos para reducir la mortalidad materna, para mejorar la atención de enfermedades crónicas, para fortalecer la infraestructura hospitalaria o para garantizar la suficiencia de personal médico y de enfermería. El PND omite, además, cualquier compromiso cuantificable respecto a la salud mental, la prevención de enfermedades no transmisibles o la atención a poblaciones vulnerables como indígenas, personas con discapacidad o adultos mayores.
Contradicciones entre el discurso y la realidad presupuestal. El discurso oficial insiste en la consolidación del IMSS-Bienestar, la creación de “Farmacias para el Bienestar” y la modernización de hospitales. Sin embargo, el propio PND omite especificar montos de inversión, fuentes de financiamiento o planes de infraestructura detallados. Peor aún: el presupuesto de salud para 2025 sufre un recorte de 113 mil millones de pesos. ¿Cómo se pretende lograr la universalidad y gratuidad con menos recursos, menos personal y menos medicamentos?
La crisis de desabasto de medicamentos, reconocida incluso por la presidenta Sheinbaum en recientes giras, no encuentra solución en el PND. El documento evade detallar cómo se resolverán los problemas en la cadena de suministro, cómo se fortalecerá la distribución o cómo se garantizará la compra eficiente de insumos. La realidad es que millones de mexicanos seguirán sin acceso a sus tratamientos, mientras el gobierno se limita a lanzar promesas huecas y metas raquíticas.
Seguridad social: sin visión integral ni sostenibilidad financiera. En materia de seguridad social, el PND presume la consolidación del IMSS-Bienestar y la integración de programas sociales. No obstante, descuida el régimen ordinario del IMSS, históricamente columna vertebral del sistema, y no plantea soluciones a la fragmentación entre IMSS, ISSSTE, IMSS-Bienestar y servicios estatales. La sostenibilidad financiera del IMSS está en entredicho: mientras no se unifiquen bases de datos fiscales y de cuotas, y no se combata la evasión patronal, las finanzas del instituto seguirán siendo frágiles.
El plan tampoco aborda la urgencia de fortalecer la formación y retención de personal de salud, ni plantea estrategias para mejorar la calidad de la atención. Se limita a mencionar la creación de un Sistema Nacional de Cuidados y la atención domiciliaria a adultos mayores, pero sin detallar recursos, logística ni metas verificables.
Diagnóstico superficial, ausencia de indicadores y falta de transparencia. El PND incumple con lo estipulado en la Ley de Planeación: carece de un diagnóstico profundo del estado actual del sistema de salud, no establece metas claras y medibles (más allá de los dos indicadores mencionados), y no proyecta los recursos necesarios para alcanzar los objetivos planteados. Esto contraviene los artículos 21 y 21 Bis de la ley, que exigen precisión y transparencia en la planeación nacional.
La falta de una visión integral se traduce en la ausencia de propuestas para mejorar la coordinación entre subsistemas, para digitalizar expedientes clínicos, para transparentar el uso de recursos y para evaluar el impacto real de las políticas públicas. El PND es, en suma, un catálogo de buenas intenciones sin sustento operativo, financiero ni técnico.
Contraste con la evidencia y la experiencia internacional. Mientras otros países de la región avanzan hacia la cobertura universal y la garantía efectiva de derechos en salud, México se conforma con metas regresivas y reconoce abiertamente su incapacidad para surtir recetas al 100%. La ideología oficialista, que presume “suficiencia” de medicamentos e insumos, choca con la evidencia diaria de desabasto, carencias y rezagos en la atención. El contraste es brutal: mientras se proclama la existencia de un sistema robusto y suficiente, el propio PND se resigna a un 80% de surtimiento de recetas en 20303.
Como legislador, médico y representante de los habitantes de mi distrito 05 en León, Guanajuato, sostengo que el PND 2025-2030 es una oportunidad perdida para transformar la vida de los mexicanos en materia de salud y seguridad social. Las promesas grandilocuentes chocan con la realidad de un presupuesto disminuido, de metas mediocres y de una ausencia total de estrategias concretas y viables.
Exijo, desde esta columna, que el gobierno federal reconsidere el recorte presupuestal y presente un plan de salud coherente, detallado y financieramente viable. La salud de los mexicanos no puede ser rehén de promesas irrealizables ni de políticas inconsistentes. Necesitamos un compromiso real, respaldado por recursos suficientes y estrategias basadas en evidencia. Solo así podremos avanzar hacia un sistema de salud verdaderamente universal, equitativo y de calidad. La salud no puede esperar. Los mexicanos merecen más que promesas vacías y metas mediocres.
El mundo esta de Luto: Con profundo dolor recibo la noticia del fallecimiento del Papa Francisco. Su vida fue testimonio de humildad, justicia y paz. En Fratelli Tutti deja un legado invaluable para los políticos: el llamado a una fraternidad universal y al diálogo social. Que descanse en paz.
*El autor (www.ectorjaime.mx) es médico especialista en cirugía general, certificado en salud pública, doctorado en ciencias de la salud y en administración pública. Es Legislador y defensor de la salud pública de México, diputado reelecto del grupo parlamentario del PAN en la LXVI Legislatura.