Publicado: abril 7, 2025, 10:30 am
Un metaanálisis internacional publicado en la revista ‘ The Lancet Psychiatry ‘ concluye que la mayoría de los fármacos empleados en el tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), incluidos los no estimulantes, presentan efectos cardiovasculares, elevando el pulso y la presión arterial. Los autores del estudio advierten que, aunque los cambios detectados son leves, es recomendable monitorizar de forma rutinaria la tensión arterial y el ritmo cardíaco en los pacientes bajo tratamiento farmacológico. Este análisis, que revisa la literatura científica más reciente, resulta especialmente relevante en un contexto donde el diagnóstico de TDAH ha aumentado significativamente, tanto en población infantil como adulta. En declaraciones a Science Media Centre , Alberto Ortiz Lobo, del Hospital Universitario La Paz , señala que este incremento del diagnóstico puede estar relacionado con condicionantes sociales y culturales. «Vivimos en una sociedad que valora en exceso el rendimiento académico y laboral. Esto puede llevar a etiquetar como trastorno lo que en realidad es una variabilidad normal del comportamiento humano», afirma. Ortiz también cuestiona el uso extendido de estos medicamentos sin una adecuada evaluación del contexto familiar, educativo y social, y advierte del riesgo de efectos cardiovasculares a largo plazo no suficientemente estudiados. «Las investigaciones disponibles se han realizado a corto plazo, habitualmente en un periodo de siete semanas, mientras que en la práctica clínica estos tratamientos se prolongan durante años», subraya. Además, destaca que la mayoría de los estudios priorizan la eficacia del tratamiento sobre la evaluación profunda de sus efectos secundarios, sin incluir indicadores como la conducción cardíaca, que podría estudiarse mediante electrocardiogramas. Sin embargo, Pedro Manuel Ruiz Lázaro, del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza , considera que el metaanálisis no aporta hallazgos novedosos, aunque sí respalda con evidencia lo que ya se conocía: tanto estimulantes como no estimulantes pueden alterar de forma leve parámetros cardiovasculares. «No se justifica un control rutinario generalizado de la tensión arterial y el pulso en todos los pacientes, ya que los cambios observados son pequeños y sin repercusión clínica», señala a SMC. Ruiz Lázaro propone valorar individualmente los antecedentes personales y familiares de enfermedad cardiovascular para ajustar el seguimiento . En la misma línea se expresa el neuropediatra Manuel Antonio Fernández, director del Instituto Andaluz de Neurología Pediátrica , quien recuerda que los efectos adversos de estos tratamientos suelen ser escasos, transitorios y de baja intensidad. «Estos medicamentos han sido injustamente demonizados. Se los ha asociado erróneamente con el dopaje o la manipulación del rendimiento escolar, cuando en realidad son herramientas terapéuticas valiosas para mejorar la calidad de vida de muchos niños y adultos con TDAH», concluye.