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La izquierda desafía al Gobierno italiano con una huelga general ilegal por Gaza y la Flotilla

Publicado: octubre 3, 2025, 5:30 am

Italia vive hoy una jornada de máxima tensión política y social, marcada por una llamada huelga general que recorre el país de norte a sur. Convocada por la Confederazione Generale Italiana del Lavoro (CGIL), el sindicato mayoritario históricamente de izquierdas, y plataformas de base como la Unione Sindacale di Base (USB), el paro se está desarrollando bajo la sombra de la ilegalidad declarada por el organismo regulador de huelgas, lo que ha generado una abierta confrontación con el Gobierno de Giorgia Meloni . La protesta, que afecta a sectores clave como el transporte, la sanidad y la educación, se hace contra el abordaje israelí a la Global Sumud Flotilla humanitaria con destino a Gaza, una acción que los sindicatos califican como un «golpe asestado al orden constitucional mismo». Hay previstas cien manifestaciones en otras tantas ciudades italianas. A pesar de la convocatoria, en Roma se respira normalidad con las tiendas y comercios privados abiertos, pero con menos servicios de transportes públicos y en instituciones estatales como Correos. Por su parte, todos los taxis están trabajando. La huelga general viene precedida por una jornada de manifestaciones en las calles que actuó como un potente anticipo. El jueves, miles de activistas y jóvenes se lanzaron espontáneamente a las vías y carreteras bajo la consigna de « Blocchiamo tutto! » («¡Lo Paramos Todo!»). El caos se extendió por el país, con el bloqueo de trenes en nudos ferroviarios cruciales como Florencia y Bolonia , el vandalismo en instalaciones de Turín, y la paralización de la línea Génova-Roma. Los campus universitarios se han convertido en el epicentro de la protesta, con tomas en Milán y bloqueos de rectorados. El ministro del Interior, Matteo Piantedosi , se ha visto obligado a reforzar la seguridad ante el riesgo de que haya infiltraciones de grupos extremistas y antagonistas en las manifestaciones. En Roma y Milán algunos trenes se han cancelado y otros sufren retrasos. Manuel Márquez de Prado , estudiante de Erasmus en Turín , asegura que el norte de Italia lleva varios días inmerso en un fuerte movimiento pro-palestina, especialmente entre los jóvenes, con manifestaciones y cortes diarios que se repiten a lo largo de toda la semana. Según Márquez de Prado, muchas de estas huelgas han sido declaradas ilegítimas, y las protestas estudiantiles han incluido la quema de contenedores, bloqueos de calles y cancelaciones de clases en varias universidades. «Desde hace días, cada tarde hay concentraciones y cortes en el centro de la ciudad», comenta, y recuerda que ya el 22 de septiembre se convocó una primera huelga de este tipo, lo que muestra que la jornada de hoy es parte de un patrón de movilizaciones juveniles constantes en apoyo a Palestina. Por su parte, su compañero de piso, un joven de Catania, Sicilia, afirma que en el sur el movimiento pro-palestina no es tan fuerte como puede serlo en el norte y que allí la huelga es apenas perceptible, lo que pone en manifiesto que estas revueltas no son acogidas por igual en todo el país. En la misma línea, Ana Conde , otra española residiendo en Salerno , confirma que en su ciudad el ambiente es de completa normalidad: si bien le han cancelado las clases en la universidad y el transporte público sufre algunas incidencias, el resto de la vida cotidiana sigue con total normalidad, con tiendas y demás servicios plenamente operativos. La huelga general está siendo muy contestada, con un debate sobre su legalidad. La Comisión de Garantía sobre el Derecho de Huelga determinó que la convocatoria es ilegítima, ya que fue anunciada de forma «tempestiva» sin respetar el preaviso mínimo de diez días que exige la ley italiana para los servicios públicos esenciales. La presidenta de la Comisión, Paola Bellocchi , ha desautorizado el argumento de la CGIL, que invoca la defensa del «orden constitucional» para justificar la falta de preaviso. Bellocchi es taxativa: la ley solo prevé esta excepción para «eventos gravísimos» como un «golpe de Estado» o una «matanza terrorista», y el caso de Gaza, si bien dramático, no entra en esa categoría ni se produce en el ámbito de la relación laboral italiana. Esta decisión ha transformado la acción sindical en una huelga necesariamente política, un hecho que comentaristas como Dario Di Vico en ‘Il Foglio’ han subrayado. La CGIL y la USB han presentado ya un recurso ante el juez laboral contra la resolución de la Comisión y el paro sigue adelante. A pesar de que el ministro de Transportes, Matteo Salvini , ha evitado imponer servicios mínimos forzosos o la requisa de personal (precettazione), su ministerio ha amenazado directamente a los trabajadores. El mensaje es claro: «Quien participe en una huelga declarada ilegítima, pagará personalmente las consecuencias como prevé la ley», con el riesgo de multas individuales. El pulso ha escalado hasta el más alto nivel. La primera ministra Giorgia Meloni atacó duramente la huelga, calificándola de excusa para la política interna. Meloni fue sarcástica: «Me esperaba que al menos en una cuestión que consideraban tan importante, los sindicatos no hubieran convocado una huelga general en viernes, porque el fin de semana largo y la revolución no van juntos». La primera ministra insiste en que el paro causará «muchos inconvenientes al pueblo italiano» sin beneficiar a la causa palestina. La respuesta del secretario general de la CGIL, Maurizio Landini , ha sido de indignación, calificando la insinuación de la jefa de Gobierno de «ofensiva» y enmarcando la protesta en la defensa de los valores democráticos y la paz. La CGIL, liderada por Landini , persigue con este paro un doble objetivo: reafirmar su protagonismo en el terreno de la movilización social –un sindicalismo más identitario– y recuperar el ímpetu de las calles, tras el éxito de convocatoria que tuvieron los sindicatos de base en su paro anterior del 22 de septiembre con el mismo motivo: a favor de Gaza y apoyo a la flotilla. Sin embargo, la acción no solo ha provocado el choque con el Gobierno, sino la crítica de fuerzas centristas como el sindicato UIL y Matteo Renzi , líder de Italia Viva , que señalan que la CGIL convoca huelgas por la flotilla, pero no por la inflación o los bajos salarios. La jornada de hoy se convierte así en una prueba de fuego sobre la capacidad de esta nueva y arriesgada alianza sindical de paralizar el país y, sobre todo, de mantener el tono de la protesta, que continuará mañana con una gran manifestación nacional por Gaza en Roma .

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