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La intrahistoria de Loni Willison, la supermodelo que hoy vive en la indigencia

Publicado: enero 11, 2025, 5:15 am

Jeremy Jackson iba para estrella de Hollywood. Al fin y al cabo, hablamos de alguien que iba desde pequeño a los rodajes de Los vigilantes de la playa y que, con el tiempo, desde 1991 a 1999, se convirtió en la segunda persona que más veces salió en la mítica serie, solo por detrás de quien hacía de su padre, David Hasselhoff. Incluso superaba en apariciones al otro gran nombre de la ficción, Pamela Anderson. El haber pasado toda su infancia y adolescencia rodeado de tales celebrities, sin embargo, no ayudó en absoluto a que se pudiera hacer un hueco.

La razón es que, como muchas otras estrellas infantiles de la Meca del Cine, Jackson pasó de niño prodigio a entrar cinco veces a rehabilitación, casi siempre recayendo nada más salir. Entre medias, una adicción a las drogas que le llevó a estar «cinco días sin dormir fumando cristal» —como confesó en una docuserie emitida en 2024 sobre la famosa serie al hablar sobre un intento de ayuda y consejos para el futuro que le dio Hasselhoff al preguntarle si estaba fumando hierba—, una breve estancia en la cárcel a los 19 años por fabricar metanfetamina y otra, en 2015, más larga, de 270 días de prisión y cinco años de libertad condicional, por haber apuñalado a una mujer durante una pelea que tuvo lugar en Los Ángeles.

«Estaba cayendo en una espiral. Mi vida se me escapaba como arena entre los dedos», ha llegado a afirmar, así como que reconoce sus errores y que quiere ser «mejor persona» ahora que trabaja como entrenador personal promoviendo estilos de vida saludables. Aun así, hubo algo más de aquella época que ha vuelto a salir a la luz recientemente: un matrimonio fallido, con Loni Willison. A ella, hablando en plata, le destrozó la vida. Tanto, que hoy en día Willison ha sido noticia por unas fotografías en las que aparece casi irreconocible, en la indigencia y comiendo de la basura.

A sus 41 años, Loni arrastra su carro de la compra, lleno de sus enseres, por el barrio de Venice, en la ciudad californiana. Lo hace sabiendo que llegó a ser, durante los años 90 y principios de los 2000, una de las modelos de fitness más importantes del mundo, protagonizando multitud de portadas de revistas como Flavour o Glam Fit, y estando llamada a ser una de las nuevas ‘reinas de la belleza’ por unas medidas que, en aquellos cánones, eran prácticamente perfectas. Todo ello, claro, contrasta ahora viéndola deambular, con varias capas de ropa, sin maquillaje alguno y tremendamente deteriorada, en busca de alimento.

Los periodistas de The Sun que consiguieron hablar con ella recibieron una sorpresiva respuesta. «Puedo vivir por mi cuenta. Tengo todo lo que necesito aquí. Nadie se preocupa por mí: ni yo quiero verlos ni ellos quieren verme a mí. No tengo teléfono, pero hay comida en los contenedores y cerca de las tiendas, por lo que tengo alimento y un lugar donde dormir. Tengo algo de dinero por aquí y por allá. Hay suficiente aquí», dijo.

Loni Willison, que también confesó estar «atrapada en un círculo vicioso con personas malas», es consciente de la imagen que da. Pero lo hace a propósito. Y la razón es muy dura: así evita gustarle a los hombres y ser abusada sexualmente. Volvemos a su etapa de fama y oropel. Loni y Jeremy se casaron en Laguna Beach en 2012. Las fotografías muestran a una pareja perfecta: vestidos de blanco y acompañados de su perro, también blanco, como si todo en su vida fuera inmaculado. En las alfombras rojas se mostraban tremendamente enamorados, con grandes muestras de cariño. Pero de puertas para adentro la realidad era totalmente distinta.

Las adicciones de Jeremy afectaron a Loni, provocando un in crescendo de sus discusiones, casi siempre regadas con alcohol y drogas, que derivaron en la llegada de la policía a su casa en agosto de 2014: según la versión de la modelo, Jeremy le pegó, le rompió dos costillas, tenía evidentes signos de violencia en el rostro y el cuerpo y marcas en el cuello por estrangulamiento. A pesar de todo, y aunque se separaron, sin hacerlo público, en aquel entonces, Willison prefirió no presentar cargos contra él.

Un año después, mientras ella lidiaba con problemas de salud mental y entraba a trabajar en una clínica de cirugía plástica, su exmarido entraba en el programa Gran Hermano para celebrities. Una decisión que le afectó profundamente, ya que él fue expulsado del concurso por acoso sexual a otra concursante. Y todas las miradas se dirigieron a Loni, saliendo a la luz su separación y los malos tratos. La consecuencia fue una espiral de decadencia.

«Me llevó más de dos meses recuperarme adecuadamente. Terminé dejando mi trabajo de asistenta de un cirujano plástico y no podía trabajar ni conseguir nada como modelo. Ni salgo con amigos ni nada de eso: he estado en una situación muy mala», reconoció, así como no le hizo caso a Chloe Goodman, la celebrity acosada por Jeremy, que instó a Loni a presentar cargos contra él «por su propio bien». «No lo denuncié cuando me agredió porque tenía miedo. Yo estaba mal emocionalmente y no quería que Jeremy fuera a la cárcel, pero al menos ahora todos han podido ver lo que tuve que soportar».

Sin embargo, perder su trabajo fue solo el primero de los golpes que le dio la vida en aquella época: Willison sufrió una crisis nerviosa, se endeudó por falta de fondos, perdió el apartamento que tenía alquilado en West Hollywood y su coche y, por último, desarrolló una adicción a la metanfetamina, lo que retroalimentaba la debilitación de su salud mental y, a la vez, su situación vital la llevaba a seguir consumiendo drogas y alcohol. Era 2016 y comenzó lo que ella misma definió como «la supervivencia del más apto». Id est, vivir en la calle.

En una entrevista en 2018, Loni reconoció que no se duchaba desde hacía un año para evitar las violaciones: «Pero me roban todo el tiempo. La gente se lleva mis cosas. Así que básicamente me dejo lo máximo posible la suciedad para que nadie me ataque. Cuanto más sucia estoy, mejor. Incluso con mal olor. También me corto el pelo para verme diferente. Me lo corto yo misma. Si hago estas dos cosas, parece que funciona, aunque me han atacado, eso siempre sucede».

En aquella entrevista, además, afirmó que si desapareció y dejó «de hablar con todos» los de su círculo fue porque intentaron internarla en una clínica de rehabilitación. «No voy a estropear la vida de otra persona, así que tengo que esperar y ver qué pasa conforme avance el tiempo», aseguró. Sin embargo, la revelación más extraña fue cuando explicó que había sido electrocutada en su apartamento anterior, por lo que su cuerpo estaba tan cargado de electricidad que era un peligro para los demás.

«Me torturaban en mi casa. Vivía sola, pero me electrocutaban. Y fue realmente duro, de veras, terrible. Más tarde me encontré una marca roja en la nuca y creo que es así como la electricidad llegaba a mi cabeza», afirmó. No se sabe en absoluto nada sobre estas torturas, aunque, por alguna razón, Loni Willison dijo que, mientras se producían, consiguió ver a alguien fuera del apartamento, de pie, mirando: Jeremy Jackson.

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