En apenas cinco años, la influencer Matilda Djerf, originaria de Suecia, ha forjado un imperio que trasciende al ámbito de las redes sociales, a partir de su propia línea de ropa, Djerf Avenue, conocida por su enfoque sostenible y minimalista. Sin embargo, en los últimos días, su reputación se ha visto seriamente afectada tras ser acusada de maltrato laboral.
«El peor lugar donde he trabajado». Así describían algunos exempleados el clima laboral de la firma, donde llorar se convirtió en algo cotidiano. Según recogió el diario sueco Aftonbladet, los once testimonios, que aún mantienen el anonimato por temor a las represalias, denunciaron ser víctimas de gritos, insultos y humillaciones públicas constantes por parte de Matilda, calificándolo de «terror psicológico».
«Estaba tan asustada que no podía dejar de temblar», confesó una de las trabajadoras sobre el primer ataque de ansiedad que sufrió en su vida, tras ser reprendida por la influencer, de 27 años, cuyo estado anímico marcaba el clima laboral de ese día. Entre los relatos más impactantes, asimismo, destaca que la creadora de contenido exigió a otra empleada que limpiara un baño exclusivo para su uso y el de sus «favoritos».
Al parecer, se trataba de un castigo después de que la víctima lo utilizara por error, al desconocer su carácter privado. Una anécdota que suma a otras actitudes cuestionables de Matilde, tales como los comentarios despectivos que, presuntamente, hizo a una modelo de tallas grandes, a la que rechazó sus fotografías, tachándola de ser «demasiado gorda».
«Cambios importantes» en su firma
Ahora, casi una semana después de que salieran a la luz las denuncias de abuso laboral y psicológico contra ella y su empresa, Matilda ha dado un paso al frente y, a través de un comunicado en Instagram, ha pedido disculpas públicamente a quienes haya podido «herir» o «decepcionar», consciente de que sus palabras «no son una respuesta o una solución».
Y es que, según cuenta, cuando fundó su línea de ropa, en 2019, nunca se llegó a imaginar que se «convirtiera» en lo que es hoy, «con tantos miembros en el equipo y tanta responsabilidad». «No estaba preparada. Nunca antes había liderado un equipo, y bajo mucha presión, un ritmo acelerado y cierta ingenuidad, no logré ser la líder y colega que deseaba ser en el camino», ha lamentado Matilda, subrayando que está «extremadamente comprometida» con «hacerlo bien» y «seguir creciendo».
En este contexto, la influencer ha señalado que, a nivel interno, se están llevando a cabo «importantes cambios» para «mejor el ambiente laboral» de la empresa, la cual en 2023 facturó 35 millones de dólares. «Hemos contratado a un equipo de gestión con más experiencia, hemos introducido encuestas anónimas mensuales para tener feedback y actuar», ha explicado Matilda, entre otros medidas que han adoptado, como contratar un equipo externo de psicólogos y de recursos humanos.
A pesar de ello, la empresaria sueca, quien ha desactivado los comentarios de su publicación, ha asegurado que seguirá trabajando para que su firma sea un «espacio seguro e inclusivo para todos», justo antes de poner fin a su comunicado, agradeciendo a quienes han mantenido «conversaciones honestas y transparentes» con ella en los últimos días.