Publicado: octubre 22, 2025, 7:30 pm
Mientras continúan las investigaciones para esclarecer las posibles responsabilidades, el mediático caso de Sandra Peña, la menor de 14 años que se quitó la vida en Sevilla tras ser víctima de acoso escolar, ha desatado una oleada de apoyo hacia la víctima y sus familiares, así como una fuerte repulsa social que persigue justicia y cambios urgentes.
En los últimos años, figuras públicas como Lucía Martínez, influencer y técnico de enfermería, se han dedicado a concienciar en redes sobre asuntos tan relevantes como la discriminación por discapacidad o el bullying, compartiendo sus propios testimonios para visibilizar y, en cierto modo, prevenir que vuelvan a repetirse situaciones similares.
Y es que, por desgracia, Lucía, quien padece una lesión medular parcial debido a una hemorragia interna espontánea que sufrió en plena pandemia y le obliga a utilizar silla de ruedas, fue víctima de este tipo de acoso durante su etapa escolar, convirtiéndose en burlas, insultos y agresiones físicas por parte de unos compañeros que la acosaban «sin motivo».
«Me decían que lo hacían porque sí y ya está. (…) Aun a día de hoy, me sigo preguntando qué pasaba por la cabeza de esos niños cuando me estaban pegando sin motivo alguno», confesaba la enfermera durante su charla con Beduck Podcast, el espacio de YouTube al que acudió en calidad de invitada hace cerca de un año.
Ahora, a raíz del fallecimiento de Sandra, la creadora de contenido ha rescatado un extracto de esa entrevista, en el que abordaba experiencias tan desgarradoras, como aquella que vivió en la cola del comedor, cuando una niña, que le había amenazado previamente con clavarle un cuchillo, llegó a las manos con ella, tratando de asfixiarla.
«Decía que me tenía mucho asco, mucho odio, pero yo no sabía por qué», relataba Martínez. «Me agarró por detrás y me empezó a apretar por el cuello. Me empezó a asfixiar y me dejó las manos marcadas», continuó la madrileña, asegurando que nadie «hizo nada» al respecto, salvo el profesor que vigilaba, a quien le contó «todo» una vez que le pudo ver las marcas.
«Esa niña sigue dentro de mí»
Echando la vista atrás, Lucía, de ahora 25 años, sostiene que aún recuerda vivamente los duros episodios de bullying que le tocó vivir. «Y aunque han pasado años, eso no se olvida. Porque hay heridas que no se ven, pero siguen doliendo como el primer día», expresó la técnico de enfermería en su última publicación de Instagram.
Desde el aislamiento al que era sometida mientras otros «se reían» de ella, hasta los trabajos que le destruían «justo antes de entregarlos», son numerosas las escenas de acoso que aún persisten en su mente, muchas de las cuales fomentadas porque «iba más despacio» y «no entendía las cosas igual que los demás»
«Tengo TDAH, y eso solo hacía que las risas fueran más fuertes y el desprecio más grande. Y aunque ahora soy adulta, esa niña sigue dentro de mí, recordando cada golpe, cada palabra», denunciaba Martínez, antes de hacer un llamamiento a los padres para que «eduquen» a sus hijos, de tal forma que aprendan a «no reírse del dolor ajeno».
Pero no solo eso, ya que la influencer también pone el foco en aquellas personas que, si bien no agreden directamente, deciden «mirar hacia otro lado» cuando detectan situaciones de acoso escolar en las aulas. «Porque el bullying no solo lo hace quien pega o insulta, también quien lo ve y calla», sentenció.