Publicado: marzo 19, 2025, 12:00 am
Una actividad económica que genera miles de fuentes de empleo directos e indirectos serán arruinados junto con sus familias.
Un acuerdo político en el que se negociaron los votos de legisladores de un partido político compromete a un sector económico que involucra no solo a empresarios de un sector especializado, sino a algo que difícilmente podemos cuantificar económicamente: una expresión histórica y cultural.
La tauromaquia se trata de una actividad que se realiza desde hace más de mil años en el mundo y quinientos años en nuestro país, en la que, con motivo de ella, participan pintores, escultores, escritores, músicos, cineastas, arquitectos y ha generado la convivencia entre generaciones: abuelos, padres e hijos.
El partido gobernante ha planteado modificar la corrida de toros de tal manera que, prácticamente, se haría nugatorio lo que un segmento de la sociedad considera una expresión histórica y artística. El gobierno de la Ciudad de México propone que haya una “corrida de toros” sólo toreando con el capote y la muleta por diez minutos. Lo que evidencia el desconocimiento de una tradición cultural centenaria.
Miles de jóvenes se han inspirado y establecido como objetivo de vida prepararse para enfrentar a un toro de lidia que, por naturaleza embiste a quien lo enfrenta. El torero ha decidido, en ejercicio de su libertad de profesión, convocar a los expectadores a vivir una experiencia límite de exponer incluso su vida con movimientos épicos y artísticos irrefutables. El torero demuestra porte y gallardía, además de valor sin igual. Esta actividad le da al torero sentido de vida, de pertenencia a un grupo social, de orgullo nacional para un segmento de la población.
Generaciones esperamos con ansias y alegría la temporada de toros para convivir junto con nuestros padres, abuelos, hijos y amistades, apreciando un arte que se remonta al virreinato en México, y que desaparecerá por ignorancia con motivo de un acuerdo político a cambio de votos legislativos.
En un contexto, de conflictos arancelarios y probable recesión económica, en el que se requiere favorecer la creación de empleos, promover la inversión privada, conservar y fomentar el legado histórico, la actual coalición gobernante propone hacer una caricatura de tauromaquia, a la que le tomó cientos de años desarrollar, perfeccionar, regular y profesionalizar.
Cada ganadería hace una inversión para comprar, criar y cuidar de los toros de lidia en una ganadería que requiere espacios adecuados para desarrollar esta especie que tiene cualidades naturales para embestir resultado de un patrimonio genético de cientos de años y cuya vida, hasta ahorita, tiene un incentivo económico que alienta la actividad ganadera.
En torno a las corridas de toros, además de los propios empresarios, se encuentran todos los trabajadores que participan de la actividad ganadera, no solo desde el punto de vista económico, sino como sentido de vida, como el capataz, los veterinarios, cuidadores de toros, entre muchos otros.
En términos similares, alrededor de los toreros, también se encuentra un amplio grupo de personas que participan de esta actividad, como es la cuadrilla, compuesta por banderilleros, picadores, asistentes, principiantes, novilleros y aspirantes entre otros. Además, de quienes confeccionan los trajes de luces de todos aquellos que participan en la fiesta brava y que cada uno de estos trajes tienen un alto grado de complejidad con la finalidad de terminar una verdadera obra de arte.
Los argumentos esgrimidos por quienes proponen terminar con esta tradición cultural e histórica no se sostienen congruentemente con la existencia de la humanidad, puesto que llevados hasta sus últimas consecuencias los planteamientos del animalismo pondrían en riesgo la viabilidad de la alimentación humana.
Mientras que en México seres humanos son asesinados a diario por la menor de las causas un grupo de personas pretende hacernos creer que están preocupados por el sufrimiento de los toros de lidia (de los cuales sólo participa poco menos del 1 % del total); en tanto que aún existen millones de personas que padecen hambre y pobreza, y respecto de los cuales poco o nada sacrifican sus prerrogativas personales y profesionales para darles verdaderos elementos para salir de tal vulnerabilidad: me refiero a mejorar en el ámbito público la educación, salud y bienestar.