Publicado: marzo 28, 2025, 12:30 am
Ayer vi un anuncio en el móvil en el que un chaval reaccionaba sorprendido al escuchar su voz en una canción. Él no cantaba, pero la inteligencia artificial había hecho que cada una de sus notas sonasen con una afinación digna de Céline Dion. Hasta hace poco, la IA era ficción. Fantaseamos con ella en pelis como Blade Runner o Her. Ahora, canta, compone, actúa y nos engaña. ¿Cuántas canciones hemos escuchado creadas por IA? ¿Recordáis cuando se filtró aquella canción de Bud Bunny? ¿Visteis el tráiler de Harry Potter hecho con IA? Es algo fascinantemente aterrador.
En el mundo de la música algunos piensan que ya no hace falta tener un buen estudio de grabación o un compositor para hacer un éxito. Hace unos días, un amigo me enseñó cómo, tras darle unas breves indicaciones a una app, creaba una canción en solo tres minutos. ¡Flipé!
En algunos lanzamientos de Michael Jackson, Milli Vanilli o Britney Spears sus voces… no eran suyas, pero ahora las imitaciones generadas por IA son más escalofriantes que las de Carlos Latre. En YouTube hasta podrías escuchar a David Bowie cantando una de Rosalía. ¡Qué miedo!
El cine tampoco se escapa. La IA permite rejuvenecer actores, resucitar muertos y crear guiones. ¿Sabías que James Earl Jones, la voz de Darth Vader, autorizó que una máquina le hiciera hablar después de muerto? ¿Y que Bruce Willis podrá aparecer en pelis sin actuar tras haber vendido sus derechos a una empresa de deepfake?
Honestamente, y más después de haber visto en el cine la nueva de Blancanieves y los siete ‘duendecitos’, yo echo de menos las pelis de antes. Quiero música y cine con alma, con improvisación y hasta con errores. De momento, yo no autorizo a que nadie presente, hable o escriba por mí. La IA como complemento está bien, como sustitutivo no. Menos mal que las emociones jamás podrán ser replicadas por las máquinas. ¿O sí?
