Publicado: febrero 23, 2025, 10:55 pm
Imaginen por un momento que están en Boston en 1846. Las calles huelen a caballo, la gente lleva sombreros ridículamente altos y, si tienen la mala suerte de necesitar una cirugía, mejor empiecen a rezar y a morder un trozo de cuero. Sí, han leído bien, morder cuero. Y es que ese era uno de los métodos preferidos de «control del dolor» de la época, junto con el whisky. En este pintoresco escenario, entra en escena nuestro protagonista: William TG Morton (1819-1868), un dentista que, como muchos de sus colegas, estaba bastante harto de que sus pacientes gritaran como si estuvieran siendo torturados. Lo cual, técnicamente, era bastante preciso. Morton no era precisamente el estudiante modelo. De hecho, había abandonado… Ver Más