Se conocieron nada más empezar a descollar en sus respectivos trabajos. Era 2018. Por un lado, Aitana Ocaña, flamante segundo puesto del entonces recién recuperado formato Operación Triunfo, acababa de sacar sus primeros dos singles al mercado, Arde y Teléfono, que no cesaban de ser reproducidos en plataformas y emitidos por radios y televisiones. Por el otro, Miguel Bernardeau, que comenzaba a zafarse de la etiqueta de nepo-baby de la industria cinematográfica patria —es hijo de la actriz Ana Duato y del productor Miguel Ángel Bernardeau— con un papel que le granjeaba tanto un éxito internacional como de las mejores críticas interpretativas dentro del fenómeno Élite, de Netflix.
Quizá en verano, quizá algo más tarde, se comenzó a barruntar, tanto a través de las redes como por parte de medios como El Español, la posibilidad de que estuviesen saliendo juntos, después de que personas anónimas y más tarde paparazzis asegurasen haberlos visto en diversas citas románticas, paseando por Madrid o cenando en algunos restaurantes de la capital. Incluso la cantante preguntaba a sus followers si estaban viendo la famosa serie en la que trabajaba Miguel.
Por entonces, eso sí, no había nada oficial y solo las especulaciones y los rumores, lo que sería una constante más adelante, dejaban entrever la verdad de su relación. «Yo vi Élite y quise que me escribiese, porque yo era muy orgullosa y no quería hacerlo yo, vaya tontería», contaría más tarde Aitana en una entrevista con Vanity Fair, así como en un programa de la televisión mexicana llegaría a contar que sus amistades se ponían de barrera para que nadie, en las discotecas, les viese besarse.
Se atrevieron a confirmar la relación de manera oficial en agosto de 2019. Unos meses antes, a través de unas stories, habían disfrutado de unas vacaciones de Semana Santa en Lanzarote y se habían dejado ver dentro de un coche divirtiéndose, con evidentes muestras de cariño. Pero fue en verano la prueba definitiva. «Houstiton, tenemos un problemita», publicó la cantante, que entonces tenía 20 años, junto a dos fotos en blanco y negro besándole la barbilla al actor de 22, que respondió con otro post en el que utilizaba una fotografía de la misma sesión, ahora él besándola a ella en la nariz, y titulaba: «¿Qué problemita?».
A partir de ahí, su relación comenzó a consolidarse al mismo tiempo que su relación con los medios. Aunque intentaban siempre la discreción —«No somos de exponer nuestra vida privada», llegó a decir la artista—, no se amilanaban a la hora de publicar fotografías juntos o participar en los eventos del otro. Pasaban las vacaciones juntos, iban a eventos deportivos juntos y paseaban tranquilamente por Madrid.
Todo en su relación y en su vida laboral iba tan bien —Miguel iba acumulando proyectos; Aitana sacaba su segundo disco, 11 razones, y trabajaba en La Voz— que el actor se acabó mudando al chalet que la cantante se había comprado en la capital, muy cerca curiosamente del domicilio familiar de los Bernardeau Duato. Pero entonces llegó La última, la miniserie de cinco episodios que hicieron para Disney+ en la que compartían incluso detalles de su vida cotidiana.
En las redes se hicieron virales los vídeos de su gira de promoción, porque era evidente y bastante obvio que algo se había roto entre ellos: no se apoyaban en los comentarios, malas contestaciones, parecían distantes, ni una pizca de la complicidad de otros tiempos… Y apenas unos días más tarde, la ruptura. Fue el 14 de diciembre de 2022 cuando la revista Lecturas informó acerca de que el amor se había acabado en la pareja y que la autora de éxitos como Las Babys o miamor y el intérprete ya no estaban juntos. De hecho, puntualizaba que este último había abandonado ya la casa de Aitana y se había vuelto a instalar con sus padres.
Y aunque parecía que comenzaría entonces la etapa de soltería de ambos, en el caso de la cantante esta no duró demasiado. Apenas un mes después ya era relacionada con su compañero de trabajo en La Voz Sebastián Yatra, con quien era vista en Londres en enero de 2023. Aquel año lo pasaron prácticamente juntos aunque no se dejaban ver en público, si bien en noviembre el colombiano hablaba de ruptura. Curiosamente, en febrero de 2024, hacía unas curiosas declaraciones al confesar que sería «infiel» aunque esté «enamorado» si la relación duraba más de un año.
Aun así, Aitana y Yatra sacaban en primavera una canción conjunta, Akureyri, y las habladurías volvían a situarles como pareja, algo que certificarían en verano. Era la primera de las segundas oportunidades que daría la artista. A pesar de ello, su idilio no ha durado más de unos meses, pues hace unos días Sebastián borraba todas las fotografías con ella y daba por zanjada esa historia de amor, dando pie el baile de nuevas conquistas de Aitana, a quien se le ha relacionado tanto con el jugador del Real Madrid Jude Bellingham —lo que era irónico, dado que ella es muy culé— como con el tenista Carlos Alcaraz.
Pero lo cierto es que la cantante a retomar el contacto con Bernardeau. Coincidieron, casi dos años después de su ruptura, colaborando para la organización World Central Kitchen, del chef José Andrés, en Valencia, ayudando a las víctimas de la dana. En aquel entonces, se dijo que se habían mostrado cordiales, pero lo cierto es que desde entonces han sido vistos en diversas citas, siendo la más notable la última, juntos y cómplices de nuevo en un coche. ¿La pista más reciente? Que Aitana acaba de anunciar nuevo single y su título despeja dudas: Segundo intento.