Publicado: octubre 26, 2025, 10:13 pm
A Lucía (nombre ficticio para preservar el anonimato) está a punto de vencerle el contrato de alquiler tras cumplir los cinco años que marca la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) para que el pacto entre propietario e inquilino se pueda extinguir. A partir de ese momento (siete años en el caso de que el propietario sea una persona jurídica) el casero puede elegir entre recuperar su vivienda, prorrogar de manera anual hasta un máximo de tres años el actual alquiler o hacer un nuevo contrato con el mismo inquilino y así poder exigirle una renta mayor . Esta última opción es la que el casero le ha ofrecido a Lucía para que pueda seguir residiendo en el madrileño barrio de Prosperidad, solo que la renta mensual que le propone varía bastante de los 780 euros que abona actualmente. Ahora su arrendador exige 1.150 euros, un 45% más . Ante esa tesitura y viendo que los alquileres en la misma zona son incluso más elevados, Lucía , como miles de inquilinos más en su misma situación, ha decidido claudicar ante los precios imposibles del alquiler y probar suerte junto a su pareja en el no menos saturado mercado de compraventa para no tener que asumir una subida de la renta tan abultada -la media para España es del 30%- e invertir en una propiedad que con el tiempo acabará siendo suya. Es una de las principales consecuencias que está derivando de lo que se conoce como ‘la gran revisión’ que no es otra cosa que la caducidad de los más de 300.000 contratos que se firmaron tras lo peor del Covid-19 en España en 2020. Ahora, ese trasvase de demanda amenaza con apretar las costuras del mercado de compraventa que ve como el nuevo aliciente -junto al mejor momento hipotecario por la bajada de tipos- está disparando la demanda de los jóvenes para comprar a niveles no vistos en mucho tiempo. Según datos de Tecnocasa proporcionados a ABC, el interés de los jóvenes menores de 35 años en comprar vivienda ha repuntado al 30% en los últimos meses desde el 26% del año pasado. «De esos jóvenes, el 96% no ha vendido una vivienda para comprar otra, es decir, que o estaban alquilados o vivían en casa de sus padres», puntualiza Lázaro Cubero , director de análisis de Tecnocasa. El experto también incide en que el ratio de compradores por cada casa que sale al mercado se ha disparado en los dos últimos años hasta más que duplicarse desde los 3,11 interesados por piso que había en 2023 a los 7,14 que se perfilan ahora por cada inmueble. Es un factor que hace de muro para que el precio de la vivienda pueda retroceder. «Especialmente ocurre en las grandes ciudades donde el alquiler se encuentra en precios máximos históricos», señala la directora de estudios de Fotocasa, María Matos , que explica que esto ocurre porque el coste mensual de una hipoteca ya resulta inferior al de un arrendamiento. «Por ejemplo, una vivienda de 400.000 euros supone una cuota hipotecaria aproximada de 1.300 euros, frente a los 1.800 euros que puede costar alquilar ese mismo inmueble», pone a modo de ejemplo. El portal inmobiliario incluso constata que ahora mismo son más los jóvenes que buscan suerte en el mercado de compra que en el del alquiler. «En este último tramo del año, la demanda joven en la compra ha aumentado 10 puntos porcentuales, hasta situarse en el 38%, mientras que en el alquiler el crecimiento ha sido mucho más moderado, alcanzando solo el 31%», señala Matos. Aunque en muchos casos es un cambio de acera que ni se plantea por la falta de ahorros para la entrada de la vivienda. «Hoy los inquilinos se enfrentan a una situación límite: o renuncian a emanciparse y permanecen en casa de sus padres, o se ven obligados a compartir vivienda para reducir el esfuerzo salarial por debajo del 30%», aclara. Según Fotocasa, el perfil más afectado es el de una persona de unos 37 años, con nivel socioeconómico medio-alto, «que se encuentra con un mercado que, por primera vez en décadas, no tiene sitio para ella».
