Siguiendo fielmente el plan trazado en su formación militar la princesa de Asturias comienza este fin de semana el largo periplo que la llevará durante los próximos meses a navegar por medio mundo a bordo del buque escuela de la Armada Juan Sebastián Elcano. Sin duda toda una experiencia con aires de aventura para cualquier joven de su edad.
La vida privada de las hijas de los Reyes se ha protegido siempre con celo y muy poco ha trascendido de sus gustos y aficiones. La mayoría de edad de Leonor y la de su hermana Sofía, que cumplirá 18 años el próximo mes de abril, nos permite verlas con mayor frecuencia, pero siempre en función de sus actividades oficiales.
No sabemos si a Leonor le gusta navegar. Nunca la hemos visto practicar ninguna actividad náutica pese a que en su familia paterna el mar siempre ha estado muy presente. Su bisabuelo don Juan, que se formó como marino en la Royal Navy británica, inculcó esta pasión a sus hijos. Su abuela, la reina Sofía, dejó siempre constancia en los veranos de Mallorca de su afición marinera también vivida en el seno de su familia y trasmitida a sus tres hijos. Su abuelo, el rey Juan Carlos, sigue participando en regatas durante sus escapadas a Sanxenxo; y su padre, el rey Felipe, también sigue activo en las competiciones de Palma.
La princesa de Asturias ha sido educada para anteponer la obligación a la devoción y si ahora toca navegar, se navega. Se adaptará y cumplirá como se espera de ella y seguramente recordará en el futuro este viaje como una de las grandes aventuras de su vida.