Publicado: diciembre 18, 2025, 12:30 am
Los líderes de la UE quieren cerrar 2025 con otro mensaje más de respaldo para Ucrania y así afronta la cumbre que se celebra este jueves —y probablemente también el viernes— en Bruselas con Kiev como protagonista, rodeado del plan de paz, de cómo mantener la ayuda, de cómo van las negociaciones y del papel de Volodimir Zelenski, que estará presente en el encuentro. Y los jefes de Estado y de Gobierno tienen claro el qué (mantener el respaldo al invadido mientras llega el pacto) pero se dividen, y además haciendo bastante ruido, en el cómo. Es más, el olor es de épica, pero también de agotamiento con temas en los que los acuerdos no llegan.
El aviso este miércoles llegó de boca de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. «La paz de ayer ha desaparecido y no tenemos tiempo para seguir en la nostalgia, porque lo que importa es cómo afrontamos el presente», sostuvo ante los eurodiputados en Estrasburgo. En ese contexto quiso empujar a los países a seguir apoyando a Kiev en un momento clave. «No hay acto de defensa europea más importante que apoyar la defensa de Ucrania. Los próximos días serán un paso crucial para garantizarlo. Depende de nosotros elegir cómo financiamos la lucha de Ucrania. Conocemos la urgencia. Es extrema«.
El motivo de división, y tema fundamental de la cumbre, serán los fondos rusos congelados. Ahora mismo la UE dispone de 210.000 millones de activos de Moscú retenidos en su territorio y de todos esos Bruselas quiere usar 90.000 millones para cubrir las necesidades de Ucrania en términos financieros y militares en los próximos dos años. En este punto se forman dos bandos: el primero se apoya en el veto de Bélgica, que alberga el 62% de esos activos, y también ahora a los recelos de Italia, Eslovaquia, Malta, Bulgaria, República Checa o Hungría. Los belgas quieren una seguridad de que en el uso de esos activos rusos se comparte el riesgo para que Moscú no vaya contra ellos cuando llegue el momento.
La propuesta de la Comisión Europea se apoya en que la Unión usaría esos fondos para ayudar a Ucrania a modo de «préstamo de reparación» y el Kremlin se haría cargo de esos ‘gastos’, momento en el que Kiev devolvería el dinero. A Bélgica, y a otros, esto no termina de convencerles. Ursula von der Leyen ha insistido en que no hay manera de que no compartan el riesgo todos los socios, pero lo cierto es que en las últimas horas en lugar de caminar hacia la unidad se ha ido hacia una mayor división. En el otro lado, por ejemplo, está España, que cree que esta es la mejor vía para sostener el apoyo a Ucrania. «Ayudar a Ucrania cuesta dinero, pero no ayudarla cuesta mucho más», avisó en este sentido la Alta Representante, Kaja Kallas.
Mientras, fuentes comunitarias asumen que la cumbre puede ir para largo y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, ya dejó claro que no le temblaría el pulso si necesita alargarla hasta el sábado. La alternativa al uso de los activos rusos retenidos es la generación de más deuda común para cubrir esos 90.000 millones, pero esa fórmula necesitaría el sí de los 27 mientras que la primera opción puede salir adelante con mayoría cualificada (el 55% de los países que representen al 65% de la población de la UE). Una mayoría cualificada que, como asumió el canciller alemán, Friedrich Merz -también a favor de esta posibilidad-, ahora mismo no existe.
En la forma no tanto, pero en el fondo los líderes europeos sí están de acuerdo. En la previa de la cumbre se dio un encuentro de varios de ellos -sin Pedro Sánchez- con Zelenski precisamente en Berlín, donde también se vio el presidente ucraniano con los enviados de Trump, Steve Witkoff y Jared Kushner. Ahí el líder ucraniano dejó caer que EEUU habría ofrecido garantías de seguridad similares al artículo 5 de la OTAN -es decir, defensa mutua en caso de ataque-, pero sin que Ucrania entre en la Alianza. Al mismo tiempo, la cuestión territorial sigue siendo el verdadero escollo para el pacto aunque se reconocen «progresos considerables» en las conversaciones.
En ese escenario, de la capital alemana salió un mensaje claro de los europeos: tiene que haber, dicen en la declaración, «sólidas garantías de seguridad y medidas de apoyo a la recuperación económica» y esto incluye la creación de una fuerza multinacional que daría respaldo al Ejército ucraniano, el cual estaría limitado a 800.000 militares en tiempos de paz, con el apoyo de Washington y la participación de países voluntarios. «El objetivo es contribuir a la regeneración de las tropas ucranianas, a la seguridad de sus cielos y a la protección de los mares, incluso operando dentro de Ucrania». Todo bajo la vigilancia y el seguimiento de EEUU.
Como en cualquier acuerdo, nada está acordado hasta que todo esté acordado
«Algunos asuntos deberán resolverse en las etapas finales de las negociaciones. Como en cualquier acuerdo, nada está acordado hasta que todo esté acordado, y todas las partes deben trabajar intensamente para encontrar una solución que garantice el fin definitivo de los combates», concluye la ‘declaración de Berlín’, en la que además los líderes dejan en el tejado de Putin los siguientes pasos. «Ahora le corresponde a Rusia mostrar su disposición a trabajar por una paz duradera aceptando el plan de paz», añaden. Y sí, abogan porque el pacto llegue lo antes posible. Asimismo, terminan con una observación: han visto «una sólida convergencia entre Estados Unidos, Europa y Ucrania».
Rusia, por su parte, no es tan optimista estos días. «Europa está utilizando la crisis de Ucrania para reafirmarse, para poner palos en las ruedas de la iniciativa de Estados Unidos para lograr un acuerdo justo», sostuvo el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, que acusó a varios países de la Unión de «revivir prácticas del nazismo». Eso sí, defendió que EEUU le diga a Europa «que se ocupe de sus asuntos» desde la vuelta de Donald Trump y afeó la actitud de Bruselas. «Europa está otra vez haciendo la guerra contra nuestro país con las manos y los cuerpos de los ucranianos», sentenció.
Visto lo visto, ahora es la UE la que tiene que marcar todavía más su posición, pero Ucrania -aunque lo copa casi todo- no será el único cisma que se ponga sobre la mesa en la cumbre. Si bien no está claro que vaya a haber espacio para ello el acuerdo con Mercosur también es un asunto clave en este final de año. La meta inicial era que el pacto político alcanzado ya el año pasado fuera refrendado el 20 de diciembre, ya con el sí de los 27 necesario para ello. Pero hay dos problemas: Francia ha pedido que se aplace la votación porque no lo ve claro, y ha sumado a Italia a su causa. París ha sido siempre el gran reacio a este acuerdo pero esta vez parecía que esos remilgos habían quedado atrás. No es así. Sea sobre Ucrania o sobre Mercosur, la realidad es que la Unión va a terminar 2025 luchando contra sí misma para alcanzar acuerdos decisivos.
