Publicado: septiembre 7, 2025, 2:00 pm
«La felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria». Semejante sentencia que hace el psiquiatra Enrique Rojas a ‘Saber vivir’ resume claramente cuál es la clave para vivir con ilusión el presente, que al fin y al cabo es lo único que tenemos, lo único tangible y en lo que podemos influir de alguna manera. Ni el pasado ni el futuro son reales.
En este contexto, el experto explica en una entrevista a la revista en qué consiste para él la felicidad, y cuál es la manera en la que puede darnos un resultado positivo la ecuación que analiza las expectativas y los resultados reales. En el centro de la cuestión está la necesidad de enfocarnos en el momento presente, aquí y ahora, objetivo para el cual Rojas ofrece una serie de consejos.
Vivir el presente al cien por cien… ¿Y eso cómo se logra?
Ni vivir atrapados por el pasado, por todo aquello que pasó o que pudo pasar y no fue, ni tampoco obsesionarnos por el futuro, momento en el que no sabemos lo que pasará y tampoco podemos hacer nada por adivinarlo ni modificarlo. «El ahora es el único tiempo que tenemos realmente entre las manos y sobre el que podemos incidir en algún grado. Si no tenemos esto en cuenta, entraremos en la culpa y la frustración«, explica el psiquiatra a Saber vivir.
Los tres tiempos, pasado, presente y futuro, deben encontrar el equilibrio perfecto para que ninguno pese más en la balanza. Si nuestro sentimiento nos lleva sin descanso al pasado, a mirar atrás, muy probablemente la pena y la melancolía nos atrapen. Por otra parte, si siempre estamos haciendo planes de futuro, solo tendremos ansiedad. Permanecer en el hoy, tiempo presente, es la clave, aunque puede no resultar fácil.
«Relativizar lo que nos ocurre y saber apreciar las pequeñas cosas que nos aportan felicidad; ahí está la esencia de la felicidad. Nada de idealizar lo que podría ser el futuro, ni regodearnos en lo que el tiempo pasado nos proporcionó», expone el experto.
Reconciliarse con el pasado, fundamental para avanzar
Sanar las heridas del pasado pasa por aceptar lo que hemos vivido y ya pasó, cerrando heridas y sin machacarnos con lo que no pudo ser. Si aprendemos esto, cuanto antes lo llevemos a cabo según Rojas, antes podremos saborear en toda su intensidad el presente.
Conseguir olvidar lo negativo que ya pasó es imprescindible para construir una salud mental firme, sin dolor emocional ni amargura. La ayuda profesional puede ser necesaria en muchos casos, puesto que aceptar y superar el pasado no es tarea fácil. «Nosotros podemos ayudar a hacer una ‘cirugía estética’ de su historia personal, con una lectura más positiva de su trayectoria».
Conectar con uno mismo y lo esencial, en el presente absoluto
Trabajar en el autoconocimiento, descubriendo quiénes somos, nos ayudará a pasar a la acción en pro de la fórmula de la felicidad. La tolerancia es clave: «Tenemos que ser tolerantes con nosotros mismos, intentando mejorar cosas pero sin autocastigarnos. Si conozco mis limitaciones y mis posibilidades, puedo saber hasta dónde llegar y conseguir mayor felicidad en mi día a día».
Tener las ideas claras de lo que yo soy y lo que deseo es el siguiente paso para estar feliz («la felicidad absoluta no existe«, asegura Rojas). A partir de esa base, podemos construir y superarnos en la medida de lo posible, pero no desde la autoexigencia sino desde la armonía. «Adoptar una actitud positiva y alegre va a ser contagioso», para que las relaciones fluyan y todo sea más agradable.
Según el psiquiatra, las expectativas son muy importantes: «Equivocarnos con ellas nos impedirá disfrutar del ‘ahora’. Yo tengo una fórmula de la felicidad que consiste en dividir los resultados obtenidos entre las expectativas que tenía. Cuando mis expectativas son moderadas, todo va mejor. Pero cuando espero mucho, llega el desencanto si los frutos han sido menores».
Ilusión por el futuro, pero nunca obsesión por él
En cuanto al tercer tiempo, el que hace referencia a lo que está por venir, Enrique Rojas habla de que «el futuro es una dimensión muy prometedora porque siempre podemos esperar cosas buenas. Una persona se hace vieja cuando tiende a sustituir sus ilusiones por sus recuerdos, cuando mira más hacia atrás que hacia delante».
Hay que mirar al futuro con ilusión, sí, pero sin obsesionarnos por lo que está por venir, «porque entonces minusvaloraremos lo que podemos experimentar ahora. Hay que tener siempre los pies en la tierra«. ¿Y qué pasa con el miedo al futuro? «Vivir es proyectarse, la vida se vive hacia delante y no va bien sin buenas dosis de olvido y sin buenas dosis de ilusión. Pero no hay que estar siempre al acecho, con miedo a que se repitan momentos desagradables de nuestra vida, porque eso nos impedirá disfrutar del presente».