La era de las compañías que avanzan en sintonía con la sociedad - Venezuela
Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


La era de las compañías que avanzan en sintonía con la sociedad

Publicado: diciembre 21, 2025, 3:17 am

Empresas con propósito, empresas responsables o empresas que aplican los criterios ESG. Son términos que hasta hace unos años eran poco habituales escuchar en el día a día de las compañías. Pero con el paso de los años, ha crecido la conciencia social y medioambiental de las mismas impulsada en gran parte por una exigente normativa europea. El propósito corporativo, entendido como la contribución positiva a la sociedad y al medio ambiente, cada vez más se reconoce como un pilar estratégico en el entorno empresarial español. «Las empresas con un propósito bien definido e integrado generan beneficios tangibles que impactan directamente en la cuenta de resultados y la sostenibilidad a largo plazo al mejorar la reputación, atraer talento, fidelizar clientes y aumentar el interés de inversores, disminuyendo los riesgos operativos y generando nuevas oportunidades de negocio», afirma May López Díaz, profesora de EAE Business School. Considera que la transición hacia la sostenibilidad e integración de criterios ESG, las empresas han actuado por dos fuerzas. Por un lado, «por amor» a los beneficios intrínsecos y ventajas competitivas de definir e integrar el propósito y los impactos ESG en la estrategia y gestión operativa de las empresas. Por otro, «por temor» ante la creciente presión legal europea. «De forma mayoritaria las organizaciones españolas consultadas en el III Observatorio de la Sostenibilidad en Iberoamericano de EAE Business School, reconocían la influencia de la legislación en la consecución de los principales avances en la materia. No en vano, la necesidad de cumplir con la legislación obliga a gestionar, reportar y mejorar», pone como ejemplo la docente. Cuando el propósito de una empresa pasa a formar parte de la cultura de la empresa, «se transforma en una organización más resiliente, éticamente fundamentada y atractiva para el talento y el capital a largo plazo», reflexiona May Lopez. Y es cuando el propósito guía la alineación estratégica y la toma de decisiones. «Se crean productos que contribuyen a un bien mayor (por la reducción de impactos negativos o una contribución relevante positiva)», apunta la profesora de la escuela de negocios. Algo que va ligado al liderazgo inspiracional y «a una mayor colaboración con proveedores. Se convierte en un imán que asegura la atracción y fidelización de empleados, clientes y accionistas», puntualiza. Todavía hay tareas pendientes para mejorar. En su opinión, la principal es la de pasar del «decir» al «ser y hacer». «La autenticidad exige demostrar, con datos estandarizados y comparables, que el propósito es el timón de la operación diaria. Es imprescindible activar, medir y hacerlo vivir en cada proceso y toma de decisión», apunta la docente. Ana Sainz, directora general de la Fundación SERES, recuerda las palabras de Milton Friedman de hace 50 años en su famoso artículo en The New York Times en el que hablaba de que «la responsabilidad social de la empresa era incrementar sus beneficios». Hoy, décadas después, «sabemos que esa visión no responde a los desafíos ni a las expectativas del presente. La empresa del siglo XXI no puede ser ajena a su entorno, no puede crecer sin generar un impacto positivo en la sociedad y en el medioambiente», resalta Sainz. Entiende, además, que no puede ser competitiva «en una sociedad que se empobrece o que deja atrás a una parte de la población». SERES nació hace ya casi dos décadas en un contexto de cambio y disrupción. «Sin embargo, nuestro objetivo siempre ha sido claro y constante: garantizar la visión estratégica de los proyectos y posicionar las actuaciones sociales como iniciativas clave para las organizaciones, capaces de ofrecer valor para la empresa y para la sociedad», explica la directora general. Recuerda igualmente que los problemas sociales a los que nos enfrentamos exigen la intervención de todos los actores sociales y «las empresas han demostrado que son una pieza fundamental para apoyar ese cambio e implementar nuevos modelos», puntualiza. Cuando pusieron en marcha este movimiento, lo hicieron con la convicción de que era posible cambiar la manera de entender el papel de la empresa en la sociedad. «Hoy sabemos que la empresa tiene un gran recorrido y es un agente clave en la mejora de la sociedad, y que la integración de los retos sociales en la estrategia de negocio es una palanca de competitividad», subraya Ana Sainz. Porque la empresa genera valor social con su actividad, y el compromiso social genera valor al negocio. «Son las dos caras de una misma moneda», matiza. Desde SERES consideran que trabajar con más indicadores no financieros ha servido para aportar claridad y rigor. Los retos climáticos y especialmente los sociales siguen creciendo y «por ese motivo creo que es más importante que nunca gestionar de forma integral las relaciones con nuestros grupos de interés, con nuestros empleados, nuestros clientes, nuestros proveedores y las comunidades en las que operamos», explica la directora general. Subraya la importancia de atender sus necesidades y expectativas, escucharlos y ser conscientes de dónde están los retos con cada uno de ellos. Entre otros: desigualdad, polarización y las fracturas sociales, falta de cohesión social, dificultades en la retención del talento, diversidad, inclusión, salud y bienestar, envejecimiento o las nuevas maneras de relacionarnos con la tecnología. «Todos ellos asuntos a los que tenemos que prestar atención y gestionar de forma responsable y con visión de futuro», matiza. Tal y como recuerda Orencio Vázquez, director del Observatorio de RSC, el punto de inflexión en esta materia se produjo con la normativa europea de 2014, que se traspuso en 2018, y que trajo la obligación de incluir un informe no financiero a las empresas con más de 250 empleados. Con la normativa llegó también la responsabilidad jurídica, no siempre muy precisa y en 2022 hubo una revisión de la regulación que actualmente también se está analizando. «Europa quiere simplificar, una de las alteraciones puede ser limitar el alcance de las empresas, pasar de 250 a 1.000 trabajadores para establecer la obligación», pone como ejemplo Vázquez. El Observatorio de RSC nació en 2004 de la mano de organizaciones de la sociedad civil, y desde entonces realizan un informe anual sobre la sostenibilidad en las empresas del Ibex 35. Sobre el grado de compromiso de las compañías en esta materia, afirma que son las que están más internacionalizadas las más habituadas en dar este tipo de información mientras que para las más pequeñas, pero también obligadas «les ha resultado más difícil». Al haber requerimiento normativo las empresas se han visto obligadas a contratar cuadros técnicos, o consultoría y «el mercado laboral en este campo se ha expandido mucho», matiza. El director de este organismo recuerda que los intangibles aportan un valor importante a la empresa. «Contar con una mejor gestión cadena suministros, logística, diversidad dentro de las empresas, gestión de la integridad… esta perspectiva de arriba a abajo es un elemento que aporta una mejor gestión», recalca. Pero reconoce que hay empresas que han hecho un uso abusivo de los mensajes de sostenibilidad «sin que hubiese buena gestión. Han usado afirmaciones que son falsas o producen a error», añade. Por su parte, Jesús Reglero, profesor de OBS Business School y socio de RS Corporate, hace una clara distinción entre las empresas grandes, con recursos y planes estratégicos «que cogen la normativa, lo interiorizan y lo van teniendo en cuenta». Por otro lado, las pymes «donde estas cuestiones todavía están muy lejos». Reglero recuerda que a muchas empresas españolas les cuesta mirar a largo plazo, no es lo normal, y de ahí la dificultad de interiorizar estas cuestiones. «Poco a poco va calando en el sentido empresarial español, pero vemos grandes diferencias entre las que cotizan o no», apunta el docente. En su opinión estos temas siguen estando presentes de forma muy incipiente en la gran parte de las empresas y solo cuando te afecta la normativa es cuando, por obligación, se va cumpliendo. No obstante, recuerda que existen financiaciones dirigidas a empresas con propósito, a temas sociales. Igualmente menciona las diferencias que hay según sectores ya que en algunos como las energías renovables o la alimentación es especialmente importante seguir los criterios ESG. En el primer caso, para contar con los apoyos públicos, y en el segundo, por la necesidad de contar con una buena imagen. El 2026 se presenta como un año decisivo para hacer una empresa distinta, más humana, más social y con las personas en el centro. «Es más relevante que nunca gestionar de forma integral las relaciones con nuestros grupos de interés, con nuestros empleados, nuestros clientes, nuestros proveedores y las comunidades en las que operamos», afirma la directora general de SERES. Entiende que ninguna decisión estratégica ni tampoco de sostenibilidad se puede explicar sin las personas que forman parte de una empresa. «Claramente no puede haber impacto externo sin transformación interna», subraya. Y de ahí que existan nuevos retos al abordar las necesidades de los empleados como la diversidad, la inclusión, la salud y el bienestar, la convivencia intergeneracional y la formación para los nuevos tiempos. «Temas a los que tenemos que prestar atención y gestionar de forma responsable y con visión de futuro», recuerda Ana Sainz. Esto significa que asuntos como la implementación de los derechos humanos en toda la cadena de valor, el diálogo intergeneracional, el liderazgo responsable, la competitividad social de las empresas y la evaluación de la sostenibilidad por parte de los inversores o la medición del impacto de las compañías serán grandes palancas en términos organizacionales y sociales. «Seguramente la agenda social del futuro estará claramente marcada por la medición de lo social, las nuevas necesidades de los empleados y el reto intergeneracional en términos de colaboración y convivencia de cinco generaciones diferentes y el impacto económico y social que puede tener, derribando tabúes y barreras entre generaciones», pone como ejemplos. Para dar respuestas a estos desafíos SERES ha ido lanzando distintas iniciativas. Teniendo en cuenta que la medición de lo social sigue siendo una de las dimensiones directivas más exigentes, están ayudando a las empresas a avanzar en cómo medir lo social en proyectos de negocio a través de una metodología llamada Mapa SERES de Huella Social©. Por su parte, para abordar el reto intergeneracional, están impulsando Alianza Intergeneracional. «Un movimiento donde empresas, expertos y el sector público unen fuerzas para liderar el pacto generacional», explica Sainz. Esta plataforma aporta conocimiento y permitir a las empresas atender en términos de oportunidad una transformación social ineludible. Mirando los resultados de la XI edición del Informe del Impacto Social de las Empresas, elaborado por Fundación SERES y Deloitte, hay razones para el optimismo cuando hablamos de futuro. Las empresas participantes en el informe impulsaron una media de 233 iniciativas sociales por compañía y generaron más de 705.000 empleos directos. Invirtieron 9,37 millones de euros de media en programas sociales, beneficiando a más de 25 millones de personas.

Related Articles