Publicado: mayo 28, 2025, 6:30 am
Rayden ha sufrido una dura pérdida. Actualmente, está viviendo los últimos momentos junto a su padre, quien se encuentra sedado en el hospital de Jerez, en Cádiz. Por ello, ha querido despedirse con una bonita carta recordando algunos de sus mejores momentos. Así, a través de X ha subido una imagen en blanco y negro de sus manos junto a su carta.
«Gracias al Hospital General de Jerez por la implicación y ternura», ha titulado la publicación en su perfil de Twitter. De esta manera, tras darle las gracias al equipo de trabajo del centro hospitalario, ha recordado la figura de su padre. «Vengo a presumir del ejercito de salvación de un solo hombre, para que no lo admiréis cuando brille por su ausencia (física)».
«Solo conocía un paso de baile, pero si estaba muy alegre iluminaba al mundo con sus dotes. Cómplice de las trampas de mi padrino jugando al Chinchón, para mosqueo de mi abuelo (no descarto que lo hagan en el otro mundo). Como profesor no tenía parangón: confiaba en el darwinismo para enseñar con urgencia lo que no sabía: a nadar, a montar en bici, a vivir», ha escrito.
«Para todo lo demás, era paciencia encarnada, estoica. Su cara era un libro abierto, era de la antigua Roma, que no os quepa duda. El salvador original de otra época. El quinto sol del calendario azteca con su lengua, cuchillo y su sacrificio incorporado», ha continuado ensalzando la figura de su padre.
Por eso, recordando algunos de los lugares donde fue «feliz con él» solo podía pensar su infancia: «Cuando le veía en una junta de vecinos y sentía el orgullo de lo cotidiano, cuando jugábamos al fútbol sobre el crujir de las hojas secas, cuando amaneció ese pantalón tendido que por la helada se quedó de pie, cuando me bendecía con la peligrosa misión de pedir una barra de pan y sin comerme el pico, cuando construía maravillas del mundo».
«La cámara de vídeo doméstica para filmar mis primeros goles. La sonrisa tonta de mis primeros conciertos y la baba a la altura del rodapié. Solo a él le dejé acariciarme el pelo. Y cuando se cansaba, me movía para que se diese por aludido y siguiera con su cometido. Si me preguntan, diré que su mayor hito fue pegar los ojos del cocodrilo sacamuelas del revés. Y cuando tenía que estar enfadado por la extracción de pieza dental, lucía triste. Lo que marcó nuestra infancia.», ha seguido recordando.
«Ahora, que está sedado a punto de cruzar el umbral y, que dejo de ser hijo para ser raíz, solo puedo agradecer a este hombre el amor horizontal en el tiempo de descuento, todas las nocheviejas atrasadas y el poder acariciarte el pelo yo a él. Ya se puede bajar de la cruz sin clavos del cristo de Dalí. Ya construiste tu barca, papá. Me hago cargo», ha finalizado de manera emotiva.
