Publicado: abril 16, 2025, 8:30 pm
Simón Pérez y Silvia Charro se hicieron famosos en 2017, cuando un vídeo suyo se hizo tristemente viral. Eran unas imágenes para el diario Periodista Digital en el que debían dar su opinión como expertos sobre las hipotecas, fijas o variables. Él trabajaba en EIAF y ella en la consultora Engel&Völkers. El estado en el que aparecían, aparentemente drogados, les hizo caer en desgracia.
«En cuestión de siete días pasamos de tener una vidorra a no tener donde caernos muertos. La familia no nos quiere en casa. Mi padre casi no me habla y mi madre me insulta». «Vivimos en un coche, aunque tenemos una casa en Barcelona. Hacemos consultas económicas y doy clases de economía», decía por entonces la pareja, que fue despedida de sus respectivos trabajos.
Ahora, sobreviven haciendo directos por internet, en los que aceptan retos a cambio de dinero. Retos peligrosos, como lanzar una impresora por la terraza, comer solo «bocadillos» y bebidas energéticas… en directos en los que Simón por ejemplo, destroza un televisor golpeándolo con una lata, fuma droga o bebe en tuppers por no tener vasos limpios.
Con un aspecto físico preocupante, llegan incluso a tener en directo problemas de salud, como en su reciente visita a un podcast llamado Zonagemelos, donde además, Silvia muestra un test de consumo de cocaína que sale positivo. A ella le apodan «Chusa», como el personaje drogadicto de La que se avecina.
Así, sus seguidores, niños y adolescentes, les intentan llevar en cada directo a lo más turbio y les proponen todo tipo de retos ilegales a cambio de dinero: «¿Cuánto por soltarle una hostia al churumbel?», «Te paso 1.000 euros para que cagues en medio de la Gran Vía», «Por 100 euros grita ahora mismo que estás loco»…
Los seguidores les piden que se droguen en directo. «Que no nos vamos a drogar, chicos, Simón está en rehabilitación, a ver si le apoyáis un poco», dice Silvia en un directo. «Por 600 euros vamos a la Cañada», dice a continuación Simón, en referencia al llamado ‘supermercado de la droga’ de Madrid. «Bocadillo de pollo» es la metáfora que usan para la droga.
Pidiendo dinero para comer en unos vídeos, comprando cosas caras en otros… hasta llegar aquí pasaron por muchas vicisitudes. Se les relacionó con el porno (solo fue una entrevista con un conocido actor), montaron una consultora y una empresa de venta de derivados del cannabis con la que recaudaron dinero que nunca fue a ningún sitio… Ahora sus seguidores les hacen donaciones, mientras a la vez se enfadan cuando muestran que no son tan pobres como dicen.
Mientras muestran su decadencia en directo, ponen de manifiesto lo turbio de un internet en el que adolescentes y adultos pagan por ver a otra persona denigrarse o rebajarse.
