Publicado: noviembre 3, 2025, 9:30 pm
Sudán afronta una nueva fase de la crisis que lleva décadas sufriendo el país. La caída de Al Fasher, capital de Darfur del Norte y último bastión del Ejército sudanés en la región, a manos del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) ha desencadenado una nueva ola de violencia, agravando la que es considerada la mayor crisis humanitaria del mundo con 14 millones de desplazados desde 2023 en una población de 51 millones de habitantes, según la ONU. Solo este lunes, al menos 27 personas han muerto y otras 50 han resultado heridas en ataques de las FAR contra zonas del estado de Kordofán del Norte, donde presionan para volver a hacerse con su capital, Al Obeid, ciudad estratégica que fue liberada por el Ejército en febrero.
«En un nuevo crimen que se suma a la larga lista de violaciones contra civiles, la milicia las FAR lanzó un ataque esta mañana, lunes, contra una carpa de duelo en la zona de Kor Taqat (ubicada al este de Al Obeid)«, han indicado en un comunicado los comités de resistencia, una red informal comunitaria repartida en todo el país, agregando que esa zona «carece de presencia militar y policial». Los paramilitares lanzaron este domingo una advertencia para que los civiles se mantuvieran alejados de instalaciones militares, anunciando «la inminente liberación de Al Obeid».
Desde finales de octubre, más de 36.000 personas han huido a pie hacia Tawila, una localidad al oeste de Al Fasher que ya acoge a más de 652.000 desplazados, de acuerdo con datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Los combates, que enfrentan desde hace dos años a las FAR —una poderosa milicia nacida de las antiguas Janjaweed responsables de la violencia genocida en Darfur hace dos décadas— y al Ejército sudanés (SAF), han devastado aún más la región.
Supervivientes denuncian una «crueldad indescriptible»
Supervivientes de Al Fasher recién llegados a Tawila han relatado este lunes las atrocidades cometidas por el grupo paramilitar desde la toma de la ciudad. «En una semana, las FAR han ejecutado a tantos civiles que la tierra de Al Fasher ha cambiado. Puede verse la sangre desde el espacio. Esto es un acto de genocidio», ha denunciado la portavoz de la ONG estadounidense Avaaz, Shayna Lewis, al inicio de una rueda de prensa virtual organizada por esa organización. En el encuentro, los testimonios han narrado una campaña sistemática de asesinatos, violaciones, secuestros y saqueos.
Entre ellos se encontraba Mohamed, un hombre de 56 años, quien ha explicado que permaneció más de un año atrapado en la ciudad antes de escapar: «Vivíamos entre bombardeos diarios. No podíamos salir ni a buscar comida». «Uno de mis hijos murió por un bombardeo en casa y otro, mientras compraba en el mercado. Mi esposa se encontraba con él y sobrevivió, pero está gravemente herida», ha señalado con la voz entrecortada. Cuando intentaron escapar, las FAR les registraron «hasta los pañales de los niños buscando oro», en medio de un saqueo indiscriminado contra todos los civiles que huían.
Hawa, embarazada de ocho meses y viuda, ha manifestado que el grupo paramilitar la despojó de todas sus pertenencias durante su huida de Al Fasher. «El invierno se acerca y no tenemos nada. Cinco de mis hermanas murieron en esta guerra. Los soldados de las FAR nos trataron con una crueldad indescriptible», ha declarado.
Kamisa, originario de Sudán del Sur y residente en Al Fasher desde 2011, tuvo que pagar un rescate de unos 7.000 euros para poder escapar tras ser interceptado por las FAR en su camino hacia Tawila. «Me dijeron que todo aquel que saliera de Al Fasher era un objetivo, sin importar quién fuera«, ha señalado.
Miles de personas, como Mohamed, Hawa y Kamisa, se refugian en Tawila tras huir de los combates. «Llegan heridos, enfermos, traumatizados. Casi todos son niños, mujeres o ancianos», ha afirmado el portavoz de la Coordinación General de Desplazados y Refugiados de Darfur, Adam Rajal. Además, ha indicado que el área acoge más de 700 menores no acompañados.
Los actos de las FAR podrían suponer crímenes de guerra
Por su parte, la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional (TPI) ha expresado este lunes su «profunda alarma» ante las informaciones sobre asesinatos masivos, violaciones, saqueos y otros crímenes perpetrados por las FAR tras la toma de Al Fasher la semana pasada. El organismo ha advertido de que estos actos se enmarca en «un patrón más amplio de violencia» que ha afligido a Darfur desde abril de 2023, cuando estalló la guerra entre los paramilitares y las Fuerzas Armadas sudanesas.
«Estos actos, de ser sustanciados, podrían constituir crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad bajo el Estatuto de Roma», ha afirmado la Fiscalía en su comunicado. De esta forma, ha manifestado que «trabaja de forma intensa» para abordar la situación y que está dando «pasos inmediatos» con el objetivo de «preservar y recopilar las pruebas relevantes de cara a su uso en futuros procedimientos».
La guerra civil de Sudán estalló a causa de las fuertes discrepancias en torno al proceso de integración del grupo paramilitar en el seno de las Fuerzas Armadas, lo que provocó el descarrilamiento de la transición abierta tras la caída del régimen de Omar Hasán al Bashir en 2019. Con la toma de Al Fasher hace más de una semana, las FAR controlan toda la región de Darfur, muy rica en recursos naturales, como minerales y tierras de cultivo: es uno de los lugares con más reservas de oro, una de las fuentes de financiación más importantes para los paramilitares.
El conflicto extiende la hambruna
Además de los desplazamientos y la violencia, la Clasificación Integrada por Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC) ha declarado formalmente la hambruna en nuevas zonas de Sudán. El Fasher es uno de los núcleos en los que ya existe hambruna, una condición extrema que se extiende también a Kadugli, en Kordofán Sur, según un informe divulgado este lunes, que advierte del riesgo inminente en otras 20 áreas de Sudán.
Según el informe, más de 21 millones de personas (el 45% de la población de Sudán) enfrentan niveles críticos de inseguridad alimentaria que requerirían de atención humanitaria inmediata. A su vez, al menos 375.000 están en condiciones de catástrofe, enfrentando hambre extrema, desnutrición aguda y muerte.
«Sudán está viviendo una hambruna silenciosa que amenaza con convertirse en una catástrofe total. El Fasher y Kadugli están sitiadas, sin acceso a alimentos, agua ni atención médica. Las familias están comiendo hojas hervidas, cáscaras de cacahuete y alimento para animales. Esta situación es intolerable», ha señalado el director de Acción contra el Hambre en Sudán, Samy Guessabi, en una nota de prensa.
Guessabi ha instado a la comunidad internacional a «no mirar hacia otro lado» y a un alto el fuego inmediato, acceso humanitario sin restricciones y una movilización urgente de fondos. «Cada día que pasa sin acción es una sentencia de muerte para miles de personas«, ha añadido.
Acción contra el Hambre explica que la crisis alimentaria se agrava por el alza sostenida de precios, la pérdida de cosechas y el colapso económico, dejando a muchas familias sin medios para acceder a alimentos básicos. Al mismo tiempo, indica que más del 60% de las localidades evaluadas presentan tasas de desnutrición aguda global superiores al 15% y algunas zonas de Darfur superan el umbral del 30%, considerado indicador de hambruna.
El primer ministro sudanés apela a la Justicia internacional
Por todo ello, el primer ministro de Sudán, Kamil Idris, ha lamentado este lunes que la comunidad internacional «ha hecho muy poco» para intentar resolver la guerra civil desatada hace dos años y ha reclamado la apertura de juicios en los tribunales internacionales contra miembros de las FAR tras las matanzas en la ciudad de El Fasher. «La comunidad internacional ha hecho muy poco. Aplaudo la declaración del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que ha condenado esta semana los crímenes de las milicias y ha rechazado una ‘gobernanza paralela’ por su parte, pero no es suficiente», ha dicho Idris en una entrevista al diario suizo Blick.
«Tenemos necesidad de actos, no solo de palabras. Todos los crímenes deben ser perseguidos por la Justicia, también a nivel internacional, y todos los Estados miembro de la ONU deben reconocer a las RSF como una organización terrorista y combatirla en consecuencia», ha afirmado, antes de afirmar que lo sucedido en El Fasher «supera con creces» lo registrado durante el genocidio en Ruanda en 1994.
Así, ha afirmado que los paramilitares cometieron «horribles crímenes de guerra y contra la humanidad» en la capital del estado de Darfur Norte, antes de detallar que el grupo «asesinó niños» y «violó y asesinó mujeres, quizá ante los ojos de sus seres queridos». «Asesinaron a ancianos. Cientos de enfermos fueron atacados y masacrados en hospitales», ha sostenido.
Por otra parte, ha denunciado que «las RSF colaboran de forma estrecha con mercenarios de todo el mundo, sobre todo de Colombia» y ha argüido que «son criminales que no conocen el país ni los objetivos de la guerra de las RSF». «Luchan solo por dinero», ha subrayado, al tiempo que ha hecho hincapié en que los paramilitares suponen una amenaza de seguridad «para la región y para el mundo».
«Sudán posee valiosos recursos: tierras raras, oro, petróleo y uranio. El río Nilo atraviesa nuestro territorio, contamos con abundante agua dulce y millones de hectáreas de tierra fértil. Las guerras del futuro se librarán por alimentos y agua; Sudán puede ser parte de la solución», ha apuntado Idris, al ser preguntado sobre por qué EEUU debería implicarse en la resolución del conflicto.
			