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La amenaza de aranceles de Trump y la respuesta patriótica de la derecha

Publicado: enero 31, 2025, 12:20 am

Desde su llegada a la Casa Blanca, el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha exacerbado su retórica proteccionista en sus numerosos discursos y apariciones. Lo más reciente ha sido el anuncio de imposición de aranceles del 25% a todos los productos importados desde Colombia, como medida de represalia por la negativa del presidente colombiano, Gustavo Petro, de permitir aterrizaje de migrantes deportados desde EE.UU.

Pero esto no es nuevo, ya en campaña electoral Trump amenazó con aplicar el llamado “arancel universal” de entre el 10 y el 20%, y nada más tomar posesión de su cargo señaló a China y a la Unión Europea (UE), calificándola como “muy, muy mala” por no comprarle sus vehículos y sus alimentos, y sugirió que la imposición de aranceles es la única forma de lograr “justicia”.

Aunque no especificó los sectores afectados, esta declaración ha generado preocupación en Europa. La propia Presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, instó a la UE a prepararse para posibles medidas proteccionistas por parte de la administración Trump.

El asunto no es baladí, teniendo en cuenta que Estados Unidos es un socio comercial prioritario para la Unión Europea. Sin ir más lejos, nuestro país exporta cerca de 19.000 millones de euros anuales, de los cuales 2.000 millones provienen de productos agrícolas.

La experiencia proteccionista de 2019, cuando la administración Trump aplicó aranceles del 25% a productos españoles como el aceite de oliva, el vino, los quesos o la cerámica, nos ofrece una lección clara de los efectos de estas políticas: una caída abrupta de las exportaciones y graves pérdidas para productores y empresas.

Los datos comerciales ofrecidos periódicamente por ICEX, nos ayudan a calibrar el impacto en nuestras exportaciones a Estados Unidos, mercado esencial para productos agroalimentarios de alta calidad, donde España es líder mundial en ventas.

En el caso del aceite de oliva, Estados Unidos representa el segundo mercado extracomunitario más importante para España, destacando la producción en Andalucía y Castilla-La Mancha, con exportaciones anuales que rondan los 500 millones de euros. En 2019, los aranceles provocaron una caída del 80% de aceite envasado, lo que obligó a los productores a redirigir su producto a mercados menos rentables como China y Brasil.

En el caso del vino español, con exportaciones anuales cercanas a los 300 millones de euros, ya sufrió una reducción del 25% en sus ventas a Estados Unidos debido a los aranceles previos. Un nuevo golpe arancelario podría afectar gravemente a regiones como La Rioja, Castilla y León, Cataluña y Castilla-La Mancha, cuyos productores dependen de este mercado.

Productos emblemáticos como el queso manchego, del que Estados Unidos absorbe el 30% de las exportaciones, verían comprometida su competitividad. En 2019, las ventas cayeron un 30%, y las pérdidas afectarían a Castilla-La Mancha, único productor del mundo de queso manchego con Denominación de Origen, con un valor aproximado de 30-40 millones de euros anuales.

Asimismo, las aceitunas de mesa y frutas (especialmente Andalucía y Comunidad Valenciana, líderes en producción de aceitunas de mesa y cítricos respectivamente), también serían golpeadas. Este último sector podría perder hasta 300 millones de euros anuales.

El impacto no se limitaría al sector agrícola; los bienes manufacturados y tecnológicos también enfrentan riesgos significativos. Por ejemplo, la automoción, por la exportación de componentes y piezas de automóviles, liderada por Cataluña y Castilla y León, representa un valor anual de aproximadamente 1.000 millones de euros. Aranceles del 10-25% podrían suponer pérdidas de hasta 200 millones de euros, con un impacto directo en empleo y producción, o la cerámica donde Comunidad Valenciana exporta anualmente más de 500 millones de euros a Estados Unidos. Los aranceles de 2019 ya afectaron este mercado, reduciendo las exportaciones en un 15%, y cualquier medida adicional podría agravar esta situación. Igualmente, los aranceles afectarían a la industria de la moda y el calzado donde las marcas españolas verían encarecidos sus productos en Estados Unidos, lo que podría provocar una caída de ventas y afectar a un sector clave para el empleo.

Un desafío diplomático y económico

El impacto potencial de estos aranceles no se limita a las cifras económicas. Las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, enfrentan mayores dificultades para adaptarse a estos cambios. En 2019, muchas optaron por reducir precios, compartir el coste de los aranceles con distribuidores estadounidenses o buscar mercados alternativos, pero estas estrategias solo mitigaron parcialmente las pérdidas.

Hubo que recurrir a otras medidas para paliar el daño como, por ejemplo, las medidas de apoyo a los exportadores afectados mediante líneas de crédito, las campañas de promoción institucional de la marca España, la diversificación de mercados o la adaptación de productos.

La Unión Europea ya demostró en el pasado su capacidad de respuesta, llevando el caso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y negociando con Estados Unidos para suspender temporalmente los aranceles en 2021. Sin embargo, en este momento, esta suspensión podría revertirse con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, y es fundamental que Europa adopte una postura unificada para defender los intereses de sus sectores productivos.

Por el momento, las reacciones tanto de la Presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, como del Comisario de Comercio y Seguridad Económica, Maros Sefcovic, han balanceado entre la defensa de los intereses de la Unión Europea y el uso de la diplomacia. Pero sus reacciones han sido claras y contundentes desde el principio.

En España, el Ministro de Agricultura, Luis Planas ha defendido la necesidad de garantizar un comercio internacional basado en reglas, y también ha lamentado que el sector agrario pudiera sufrir las consecuencias de las represalias de EEUU, como así ha sido en otras ocasiones,

En todo este contexto, y ante estas amenazas, las reacciones por parte de las fuerzas políticas más escoradas a la derecha resultan desoladoras, pero también clarificadoras.

La primera reacción vino por parte de Vox, que ha aplaudido a Trump y minimizado el riesgo de los posibles aranceles, atacando al tiempo a la Unión Europea. Convendría que se pasearan por las sedes de las organizaciones agrarias y empresariales, explicando los motivos por los cuales apoyarían estas decisiones que tanto perjudican a sectores estratégicos de nuestra economía. De paso también podrían aclarar qué tienen en contra de la PAC, que tanto critican y si su modelo es el desmantelamiento de este sistema que garantiza la pervivencia de un sector que continuamente apela a este instrumento esencial.

Las reacciones por parte de las fuerzas políticas más escoradas a la derecha resultan desoladoras, pero también clarificadoras

Tampoco se entiende la complacencia silenciosa del Partido Popular, que no ha dicho ni una sola palabra en defensa de los intereses estratégicos de nuestro país.

En este contexto de incertidumbre, los Socialdemócratas en el Parlamento Europeo creemos que Europa debe reafirmarse como un actor clave en la protección de los intereses económicos de sus estados miembros. La UE no solo es un pilar fundamental para los productores españoles mediante instrumentos como la PAC, sino también un garante de las reglas comerciales internacionales frente al proteccionismo y las guerras comerciales.

Sin duda, la UE y la OMC tienen herramientas para afrontar un posible resurgimiento del proteccionismo trumpista. El uso de la acción diplomática y la comercial podría funcionar, como lo hizo en el pasado, pero también tocaría reforzar la autonomía estratégica y la diversificación de mercados para superar las excesivas dependencias. Con acuerdos como el CETA (Canadá) y la propuesta de acuerdo de Mercosur, la Unión Europea ofrece alternativas a los mercados estadounidenses, mitigando parte del riesgo, pero no es suficiente.

La UE no solo es un pilar fundamental para los productores españoles sino un garante de las reglas comerciales internacionales

Veremos si finalmente la administración estadounidense sigue adelante con su plan anunciado entre focos y pólvora, o si en frío considera los posibles adversos que estas medidas podrían generar en forma de aumento de precios para los consumidores estadounidenses, descontento en sectores clave, riesgos para la economía, efectos de las tensiones comerciales, aislamiento o inflación.

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