Publicado: diciembre 5, 2025, 11:30 am
La Administración Trump vuelve a la carga. Este viernes, el Gobierno de EEUU ha publicado un documento que elaboran de forma anual, titulado Estrategia de Seguridad Nacional, en el que anticipan la «desaparición de la civilización europea«, según recoge el The New York Times. De igual manera, el informe asegura que EEUU debería apoyar a diferentes partidos europeos que «promuevan el nacionalismo» y luchen contra la inmigración, sin mencionarlos de forma directa.
En un apartado titulado «Promover la grandeza europea», el texto ofrece una de las críticas más duras lanzadas hasta ahora por Washington contra sus tradicionales aliados. Afirma que Europa avanza hacia un futuro «irreconocible» debido a sus políticas migratorias y sostiene que la identidad de varios países podría diluirse hasta convertir a «determinados miembros de la OTAN en mayoritariamente no europeos». El objetivo, apunta el documento, debería ser ayudar al continente a «corregir su trayectoria durante las próximas décadas».
La estrategia refleja sin matices la retórica del presidente, que en su prólogo reivindica el ‘America First’ (América primero) como guía de toda su política exterior. La Casa Blanca acusa a la Unión Europea y a otros organismos transnacionales de socavar la soberanía, censurar la libertad de expresión y reprimir a la oposición política. El texto, además, recupera elementos del llamado ‘Gran Reemplazo’, una teoría conspirativa difundida por sectores nacionalistas y respaldada por algunos de los asesores más influyentes de Trump.
El documento apunta a la pérdida de fuelle europeo a nivel económico, en gran parte resultado del «ascenso de China» y otras potencias emergentes. Las reacciones del Viejo Continente no han tardado en aparecer: el ministro de Exteriores alemán, Johann Wadephul, advirtió de que los países europeos «no necesitan que nadie venga a dar lecciones» sobre cómo organizar sus sociedades.
Desde Bruselas, expertos como Ian Lesser, del German Marshall Fund, ven «altamente perturbador» que Washington presente a Europa como un ejemplo de lo que no debe hacerse y alertan de que el documento puede fortalecer a la extrema derecha en varios Estados miembros. Las críticas llegaron igualmente desde Italia, donde el senador europeísta Carlo Calenda acusó a Trump de ser «enemigo de Europa y de la democracia». Aseguró que los intentos de ciertos líderes europeos por congraciarse con él han sido inútiles: «Es un matón, y no se puede tratar a un matón con calidez y amabilidad».
El texto también reabre interrogantes sobre la posición estadounidense respecto a Rusia y la guerra de Ucrania. La estrategia reprocha a los gobiernos europeos sus «expectativas poco realistas» sobre el conflicto y aboga por «evitar la percepción y prevenir la realidad» de una OTAN en expansión constante, un mensaje que puede acercarse a la narrativa del Kremlin. Para varios sectores de la diplomacia europea, esto acrecienta el temor a que Trump impulse un reequilibrio geopolítico más favorable a Moscú.
Asia y América Latina, en el punto de mira
Más allá del eje transatlántico, la nueva Estrategia de Seguridad Nacional redefine las prioridades de Washington en Asia, donde China vuelve a ocupar un lugar central como «principal competidor«. El documento acusa a Pekín de utilizar su poder económico y militar para «reescribir las reglas del orden global» y promete una respuesta «más firme y menos dependiente de alianzas que limiten la libertad de acción» de Estados Unidos. También subraya la necesidad de reforzar la presencia militar en el Indo-Pacífico y de estrechar la cooperación con aliados como Japón, Corea del Sur o Filipinas, aunque siempre desde una lógica de beneficio directo para los intereses estadounidenses.
La estrategia se detiene poco en Oriente Próximo, que ya no es «la fuente potencial de catástrofes que solía ser», y donde asegura que «la razón histórica de EEUU para detenerse en esta región disminuirá«. Quizás esta razón se encuentre en suelo americano, donde la Casa Blanca reivindica una visión más intervencionista a cuentas de frenar la influencia de China y Rusia en Latinoamérica. Mientras, el Ejército de EEUU continúa bombardeando narcolanchas en el Caribe, mientras trata de lograr un cambio de régimen en Venezuela que le permitiría controlar varios recursos clave en la región, como el Canal de Panamá.
El texto hace especial hincapié en la inmigración , tanto en Europa como en propio suelo estadounidense, calificándola como un «reto de seguridad nacional«, y anticipa una expansión de la presión económica y diplomática sobre Cuba, Venezuela y Nicaragua. «Debemos proteger a nuestro país contra invasiones, no solo migraciones descontroladas, sino también contra las amenazas transfronterizas como el terrorismo, las drogas, el espionaje y la trata», apuntan.
